EN POCAS LINEAS
LAS DECLARACIONES DEL PRESIDENTE
Sin ánimo de halago - ya que mi pluma es políticamente refractaria a cualquier acento adulatorio -, debo
señalar que las declaraciones hechas por el presidente del Gobierno son, ante todo, oportunas, porque se
imponía absolutamente su necesidad urgente y, de otra parte, siguen estando a tono con las esperanzas -
todavía vivas - de una gran mayoría de la opinión, que florecieron con extensa unanimidad en todo el país
cuando Arias Navarro pronunció el inaugural discurso programático del 12 de febrero, presentando al
nuevo Gobierno. Lo que ahora se ha dicho, autorizadamente y empeñando su palabra, después de un
verano de angustias, perplejidades, interinidades y bastantes fatuidades, aparece como una ratificación
plena del espíritu de aquella fecha, con cierto rango histórico, que anticipaba una sobria primavera
política, prometiendo acelerar el proceso constitucional, tímidamente iniciado y frenado tantas veces
durante el «período Carrero», y que es necesario se complete y cierre, cuanto antes, para que España y los
españoles dejen de ser menores de edad, jurídica y políticamente, lo que aún sucede, pese al enorme
desarrollo económico, social y cultural del país, salvo en algunos repetidos conceptos, difícilmente
comprensibles para la mayor parte de los españoles, como son los de «Movimiento-comunión» y
«Movimiento-organización», las declaraciones del presidente del Gobierno han resultado clarísimas y en
algunos puntos valentísimas al disparar por elevación - no rastreramente, como algunos contra él - hacia
personajes, grupos o camarillas que creen tener en sus manos - con gestos agresivos - el monopolio de
ortodoxias, recursos y poderes totalmente fuera de época, que el pueblo español difícilmente podría
tolerar. De otra parte, la democratización del régimen es la única forma de salvarle y de hacerle
operativamente eficaz. - ARGOS.