EXCESO DE CELO
Por Abel HERNÁNDEZ
DOS poderosos mecanismos se han puesto en marcha para lograr un aplastante triunfo del presidente
Suárez y de la Unión del Centro en las elecciones del 15 de junio: TVE. y los gobernadores civiles. Estos
dos mecanismos, de indudable influencia propagandística, han iniciado la tarea de propaganda con exceso
de celo. En algunos momentos uno tiene la sensación de que asiste al más puro espectáculo de adulación
y de culto a la personalidad del antigno régimen. Vamos, que tanto los gobernadores como TVE. se están
pasando y se les ve demasiado el plumero. Esto no sólo no favorece, sino que perjudica la candidatura del
Centro ,v la candidatura de Suárez, que no necesita para nada ayudas servilístas. Aún quedan que
aprender muchos capítulos de la lección de la democracia. No es bueno, evidentemente, que los
gobernadores civiles se convierten —o den esa impresión— en secretarios de la Unión del Centro en
todas las provincias. No es el «amaillismo» lo que conviene a la naciente democracia española. La
actitud, estos últimos días, de Televisión Española está pasando dé castaño oscuro, la intervención crítica
de Fraga, por ejemplo, fue desplazada ayer al último «Telediario». Múgica no ha aparecido en la pantalla.
Y así sucesivamente. La competencia electoral debe ser limpia y la neutralidad no debe quedarse en
frágiles e inocentes apariencias. Muchos demócratas, que estaban decididos a apoyar ía candidatura
centrista, van a derivar su voto a otros espacios políticos si continúan así las cosas. Otro aspecto que
clarificaría y suavizaría considerablemente el proceso electoral sería la legalización inmediata de los
maoístas, carlistas y republicanos.. Parece que en estos momentos se esta estudiando la posibilidad. Tras
la legalización del P.C.E., superada ya la conmoción militar, nadie se iba a rasgar ahora las vestiduras.
Sería una medida de prudencia política. O.R.T. y P.T.E., que tienen cierta capacidad para alterar la callé,
están dispuestos a aceptar la moderación. En cuanto a los carlistas y A.B.D.E., por rozar la Corona
(aunque también el P.S.O.E. se declara republicano), bastaría con que el Rey diera, generosamente, el
visto bueno. Si no se legalizan, el discurso del presidente se vuelve, en este aspecto, contra él.
8 de mayo de 1977