Ante una nueva comparecencia pública del presidente del Gobierno
FALTA un día para que don Carlos Arias Navarro entre, con algunos compañeros nuestros de
Prensa, en los hogares españoles a charlar un rato sobre problemas que a todos nos interesan.
Su capacidad de convocatoria es indudable y tiene su origen en la manera que ha tenido de
dirigirse a los españoles en anteriores ocasiones: sin dogmatismos, sin dar órdenes, sin tratar
de imponer criterios, hablando con el corazón, limitándose a revelar sus preocupaciones.
Por otro lado, en estos momentos dispone de un margen de credibilidad, porque no es
frecuente en los políticos atreverse a formular una serie de propósitos sobre temas muy
concretos relacionados con nuestra mejor convivencia, y realizarlos en escasos meses, dentro
de los plazos por él señalados previamente y en circunstancias verdaderamente difíciles.
En esto de las circunstancias, don Carlos Arias ha sabido hacernos participes a los españoles
de sus dificultades, y los españoles han sabido sentir, ante su sencilla sinceridad, los deberes
del civismo, de una ciudadanía que tiene que ser matizada y compleja cuando se trata de que
treinta y cinco millones de seres, con intereses y problemas muy diferentes, encuentren los
medios de opinar y decidir sobre su propia suerte.
Es decir, que don Carlos Arias, ante la mayoría de los españoles, ha dado la impresión de
ponerse de su parte en cuanto a los modos de vivir la ciudadanía, la vida política, las relaciones
entre la vida privada y la administración pública de la colectividad, tomando partido contra
quienes pretendan hacer del privilegio y la exclusiva reglas del sistema político.
Por este motivo, cuando el miércoles suene la hora, una abrumadora mayoría de españoles
pulsarán los botones de contacto de sus aparatos de televisión y radio convencidos de que
abren las puertas de sus casas a un amigo, a un amigo que se está sacrificando en un
agotador esfuerzo por normalizar la dignidad de la persona en el ejercicio de la vida
comunitaria; se trata de un amigo que, por serlo, intenta empujarnos a todos hacia arriba con
medidas prácticas que vayan fortaleciendo las características de los ciudadanos conscientes y
libres, sin pretender engañarnos con retóricas declaraciones.
Deseamos que en esta nueva oportunidad de entendimiento don Carlos Arias responda a la
confianza con que le van a recibir las familias españolas.