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LA COSECHA DE ACEITE PODRÍA ALCANZAR, Y HASTA REBASAR, LAS 660.000
TONELADAS
SU VALOR, CON ARREGLO AL PRECIO MEDIÓ DE LOS DE APOYO, SUPERARÍA LOS
24.000 MILLONES DE PESETAS
Unos 3.500 millones se invertirán en trabajos de recolección
NECESIDAD DE CONCEDER RÁPIDAMENTE ANTICIPOS, A CUENTA, A LOS OLIVAREROS
Por AGRESTE
En Andalucía y Levante comenzó a primeros de este mes la recogida de aceituna de almazara. Hemos
venido sosteniendo que la producción de aceite de oliva en 1963-64 podría llegar a ser de 630.000
toneladas, con lo que esta campaña se situaría entre la mayor de nuestra historia, que fue la de 1927-28,
con 660.000 toneladas, y la de 1951-52. en la que se obtuvieron 620.000. Pero la evolución climatológica
ha sido tan favorable desde septiembre y tan normal el proceso de maduración del fruto, que el
rendimiento de éste será superior ai de la cosecha precedente, que sufrió los efectos de las heladas de
noviembre. Esto permite esperar, si no se producen trastornos atmosféricos adversos, un aumento de
producción sobre el previsto hace dos meses, hasta situar la zafra a un nivel igual, e incluso algo mayor,
que la de 1927-28; es decir, 660.000 o más toneladas.
Por considerar pasible el logro de tan abundante cosecha, decíannos el 27 de septiembre último que al
comenzar el año próximo tendríamos disponibilidades de aceite de oliva, de orujo, de algodón y de
semillas, superiores a 800.000 toneladas, frente a un volumen de necesidades nacionales calculadas en
450.000 toneladas. Dábamos con ello a entender qus tan extraordinario excedente crearía problemas de
índole muy diversa: financieros y, sobre todo, de almacenamiento en zonas productoras, que podría
originar en un momento dado la paralización de almazaras en detrimento de la candad del aceite. E
incluso de perturbación en los trabajos de recogida de aceituna si aquella posible saturación de las
almazaras, stn una adecuada salida del aceite obtenido, daba tarar a una pérdida de ritmo en la recepción
de fruto por los almazareros. Nos parecen muy oportunas las instrucciones cursadas de manera oficial la
semana pasada en lo que se refiere a la apertura y funcionamiento de dichas instalaciones
transformadoras.
LOS GRANDES GASTOS DE RECOLECCIÓN
Parece evidente que la Orden de la Presidencia del Gobierno sobre regulación de la campaña, lo mismo
que la que se refiere a la liberalizaron de las exportaciones de aceite de oliva, ban sido acogidas con
satisfacción en los medios olivareros, Pero es evidente que está por resolver una cuestión de la más alta
entidad: la que se refiere a la falta de dinero en el campo para afrontar los grandes gastos que ha de
representar la recolección de tan gran cosecha, lo mismo que la subsiguiente molturaeión. No decimos
nada nuevo si subrayamos la situación de agotamiento económico a que había llegado el sector olivicultor
como consecuencia de las anormalidades mercantiles reflejadas y comentadas reiteradamente en estas
columnas. Deberá tenerse en cuenta que para sufragar los gastos de recolección serán necesarios por lo
menos 3.500 milones de pesetas, cuya inversión se realiza casi totalmente durante los meses de
diciembre, enero y febrero. Resulta fácil comprender lo conveniente que sería facilitar la obtención de los
créditos que resulten prudencialmente necesarios, en evitación de que la falta de dinero o el retraso en
conseguirlo, tengan consecuencias de grave alcance en los trabajos de recogida, e incluso de orden
crediticio si la producción se viese obligada a recurrir a pedir ayuda en sectores donde la especulación y
la usura tienen su asiento. Nosotros entendemos que sería factible una fórmula mediante la cual la
Comisaría General de Abastecimientos podría anticipar cantidades a cuenta sobre contratos de oferta de
venta de aceites, con las garantías indispensables: aval bancario, por ejemplo.
LA EXPORTACIÓN A GRANEL Y LA "MARQUISTA"
Hemos dicho que la libertad de exportación de aceite de oliva a granel ha sido en general bien acogida.
Sin embargo, tan generosa interpretación de la política comercial pudiera tener en este caso efectos
desfavorables para las marcas españolas, dada la tendencia de algunos importadores a envasar nuestro
óleo para venderlo con mareas propias, con lo cual montan la competencia a las de nuestro país.
Es evidente—nos dice al respecto un técnico en la materia—que la exportación a
granel es "colonial", pues los países desarrollados tienden a exportar sus productos ya manufacturados.
Tal es la orientación económica que hasta ahora ha resplandecido en ia política del aceite: proteger la
exportación marguista mediante gravámenes especiales sobre la exportación a granel, con objeto de evitar
que el aceite español sea reenvasado con marcas de los países receptores. Un gravamen de dos a tres
pesetas en kilo de aceite exportado a granel podría ponernos a cubierto de tan grave como desagradable
riesgo. Y, por otra parte, el fondo a constituir con el gravamen en cuestión podría destinarse al desarrollo
de nuestra riqueza olivarera mediante la concesión de primas sobre abonado y tratamiento masivo contra
las plagas del olivar. Si no se adoptan medidas lícitamente proteccionistas corremos el riesgo de perder en
poco tiempo, incluso en una sola campaña, todo lo que hemos logrado hasta la fecha en orden al prestigio
y a la proyección exterior de nuestras marcas. Tengamos en cuenta que las exportaciones con marcas
españolas en el último quinquenio han representado una media de veinte millones de kilos, frente a trece
millones del quinquenio anterior, aumento alcanzado merced a una intensa campaña divulgadora que ha
exigido gastos de mucha importancia.
EL ACEITE DE CACAHUETE, EN LA INDUSTRIA CONSERVERA
Otro aspecto que reclama nuestra atención es el que se refiere a la autorización concedida a. la industria,
conservera para utilizar en sus conservas el aceite de cacahuete. Con sinceridad: nos parece paradójico
que eso suceda en España, primer país productor de aceite de oliva. Naturalmente que los industríales
conserveros pueden utilizar o no el de cacahuete, según su libérrimo criterio, y hasta suponemos que, por
razones obvias, seguirán trabajando a base del de oliva. ¿Es que se trata de prestigiar un producto exótico,
sobre todo en momentos en que España está a punto de destilar jago de aceituna por los cuatro costados?
Ahí está Portugal, donde para "jerarquizar" sus conservas se utiliza exclusivamente aceite de oliva. Y
nuestras exportaciones de aceite de oliva a Suecia y Noruega, por ejemplo, son consumidas casi con
exclusividad por sus industrias de conservas de pescado. No en balde toda lata de conserva de pescado
que circula por el mundo con los máximos honores publicitarios corresponde a la elaborada con esa clase
de aceite, y así se expresa ostensiblemente en tos envases, pues entre otras ventajas tiene la de que tarda
mucho más tiempo en enranciarse que el de cacahuete y resiste temperaturas más bajas. Y, limitándonos
al ámbito español, hemos de considerar también que las conservas en aceite di oliva representan un medio
de exportación indirecta del misma.
VALOR DE LA COSECHA
Cerramos este análisis de la situación olivarera poniendo de relieve unas cifras que dan una idea
aproximada de lo que significa la cosecha en fase ya de recogida. Suponiendo que la producción de aceite
llegue a ser de 630.000 toneladas—y ya hemos indicado que pudiera rebasarse dicha cifra—, el valor de
ese producto, asignándole el precio medio resultante de los de apoyo que figuran en la Orden reguladora
de la campaña 1963-64, sería del orden de los 24.352 millones de pesetas.