Un pacto por la democracia
Mientras el nuevo esquema de partidos políticos comienza su rodaje electoral, se fonalece la idea de que,
a pesar de la autoliquidación centrista y las escasas perspectivas de la derecha a corto plazo, el conjunto
de fuerzas políticas ha adquirido en España tal grado de madurez y autocontrol en sus confrontaciones
públicas, que permite a la inmensa mayoría expresar su acuerdo, su disgusto o su divertida sátira ante
todos y cada uno de los líderes.
Pero esta formidable constatación de salud democrática encuentra su negro paralelo en la incansable
actividad de ese escaso 5 por 100 de nuestra sociedad empeñado en someter por la fuerza al 95 por 100
restante a un nuevo reinado de sangre y terror.
Ante esta evidencia, cabe considerar seriamente la propuesta de Adolfo Suárez de establecer un pacto
firme de todos los partidos constitucionales en defensa de la democracia. No podría tratarse de un mero
gesto, sino de un compromiso resolutivo en el que el intercambio de información y la vigilancia de cada
partido hacia los sectores sociales a que pueda acceder, serían puestos al servicio del Gobierno y de los
organismos de Seguridad del Estado.
Urge esta concienciación activa de que, para que pueda gobernar Felipe o Fraga, o Suárez, es necesario
un sistema democrático íntegro. De su robustecimiento vigilante depende la supervivencia de cada uno y
hasta el buen humor de todos.