Diario 16/6-octubre-82
Í1AUUNAL
PERFILES DE LA CAMPAÑA-2
Justino Sinova
Juan Antonio Ortega, adjunto del presidente Lavilla
EL CEREBRO OCULTO DE UCD
TIENE el aire de un pulcro profesor universitario y no el de un político al modo habitual. Y, sin embargo,
a sus cuarenta y dos años ha recorrido todo el escalafón de cargos en una carrera que haría feliz a
cualquier profesional de los asuntos públicos.
Seguro que no sabe dar la mano ni abrazar a los amigos y a los enemigos como lo hace su ex presidente,
Adolfo Suárez, ni saludar al auditorio con el estilo de Felipe González. Pero ni siquiera le importa: «Yo
soy un político atí-pico, que piensa más en planteamientos generales que en astucias a corto plazo; que
tiene un dis-tanciamiento sustancial de la obsesión política.»
Es un político de despacho, formado con los codos encima de una mesa en su casa, enclaustrado durante
todo el año 1963 para opositar, con éxito, a letrado del Consejo de Estado y que tiene aprendida y
perfeccionada la difícil gestión del papeleo, el asesoramierto y el informe.
En un rincón
Y, con todo, el peso de su carrera ahora está en un oscuro rincón de UCD para intentar, simplemente, que
su jefe, Landelino Lavilla, salga adelante. Ha sido subdirector, secretario general técnico (de Justicia),
subsecretario (también de Justicia), secretario de Estado (para el Desarrollo Constitucional) y, siempre un
escalón más arriba, ministro (adjunto al presidente del Gobierno para la Coordinación Legislativa y de
Educación). Ahora «sólo» es adjunto al presidente de UCD, a cuya tarea dedica el ciento por ciento de su
esfuerzo desde últimos de julio pasado.
Desde ese oculto segundo plano, envuelto en el frecuente humo de su pipa, planea la gran estrategia de
UCD. Por ejemplo, es el autor, junto con Javier Tusell, del discurso que pronunció Landelino en la
convención de septiembre y que le reveló como un líder. Es también autor, por ejemplo, de la negociación
que llevó al pacto, luego roto por otros, con Antonio Garrigues y sus liberales. Todo el esfuerzo que está
realizando UCD para salir de la tragedia de su descomposición pasa, de algún modo, por sus manos.
«Perfiles» publicados: Guillermo Galeote I4-X-82).
Es un raro personaje, de los que escasean en el mundo de la política. Dice de sí que es «una de las
personas que menos ha cambiado» y es verdad. Empezó formándose en la lucha contra el SEU y se afilió
pronto al partido Izquierda Democrática de Joaquín Ruiz-Giménez. Cuando este partido, en 1976, quiso
entrar en Coalición Democrática, junto con otras fuerzas de izquierda, él y otros (Iñigo Cavero, Oscar
Alzaga, Fernando Alvarez de Miranda ! prefirieron mantener intacta su ideología cristiano demócrata e
iniciaron la aventura del «Grupo Tácito» y, posteriormente, la del Partido Popular.
El Partido Popular se integró después en UCD, en la redacción de cuyo programa colaboró Ortega, que
desde entonces sigue fiel a esa formación política, mientras, sin ¡r más lejos, otros demo -cristianos
amigos del alma prefirieron escapar hacia zonas más templadas y tranquilas. Su fidelidad le lleva a
mantener, ya desde hace veinte años, su amistad personal y su coincidencia política con Landelino
Lavilla. Un caso raro, ya se ve.
Tras las leyes
Esa tarea de despacho en que ha consistido hasta ahora su gestión política, cada vez un poco más arriba,
cada vez con más responsabilidad, ha hecho que Juan Antonio Ortega haya estado detrás de algunas de
las actuaciones legislativas más importantes de los últimos años. El preparó la reforma del Código Penal,
la ley de protección jurisdiccional de los derechos de la persona, la ley de protección de la intimidad, la
modificación del Código Civil en cuanto a familia y patria potestad t«la más importante desde que se
redactó el Código»! y el anteproyecto de la ley de divorcio.
Luego, como secretario de Estado, tuvo en sus manos la preparación de las leyes de Desarrollo
Constitucional. Una cierta paradoja en la biografía de un hombre que seis años antes redactó un proyecto
de ley para aquel momento trascendental, el de Asociaciones Políticas, y que al ser rechazado por el
entonces presidente Carlos Arias le llevó a presentar la dimisión (era entonces director técnico del
Instituto de Estudios Administrativos).
Preocupado
Ahora está preocupado, a pesar de que desde el sábado 11 de septiembre (la convención de Landelino han
recobrado alguna esperanza en UCD. Como la experiencia de la gestión política es el mejor cultivo del
pragmatismo, llega a decir que no está convencido «de nada en política». Y juzga la posible ascen-
sión del PSOE hasta la mayoría absoluta con esta frialdad:
«Í.O que hay que plantearse es si el PSOE podrá resolver los problemas que tenemos y yo no creo que
pueda hacerlo mejor que nosotros. No va a mejorar el paro, pero va a aumentar el déficit público y la
inflación y va a ahuyentar a ¡a inversión privada. Como este país tiene la tendencia a pensar que siempre
va a venir alguien a solucionar todos los problemas, la llegada del PSOE podría producir el segundo gran
desencanto.»
El «primer desencanto», según Juan Antonio Ortega, es el que se originó cuando pensaba la gente que la
democracia iba a resolverlo todo. «Es que la gente está educada en que otros deben resolverle las cosas» y
tiende a exigir más de lo que se puede dar.
La gran ventaja que tiene sobre otros políticos «profesionales» es que por la noche «desconecta» de la
política y puede escuchar a Scarlatti y a Bach, y a Brel y hasta rock, leer a Thomas Mann, Octavio Paz (y,
digo yo, a Gerardo Diego, que es su suegro) o repasar el libro de gramática de Fernando Lázaro Carreter
que estudia uno de sus cinco hijos. Y los fines de semana se escapa a Los Molinos, en la sierra de
Guadarrama, donde «cortar leña de encima con el hacha te ayuda a descansar y a relajarte».
Va el segundo en la lista de UCD por Badajoz y se juega el no ser elegido, pero Ortega nunca ha sido
diputado y no aparenta echar de menos esa circunstancia, que para otros es la sal de su actividad política.
Es que su concepto de la política es muy especial.
«En política no hay,que actuar por identificaciones personales, sino por planteamientos. Para mí es un
error basar la gestión política en la clientela, la protección y el homenaje.»
Lo dicho. Un hombre completamente atípico.