ABC
NACIONAL
Hilo directo
Resurrección de un «golpe» viejo
(Sorprendente! En el «parquet» de la Bolsa de Madrid circulaban ayer fotocopias del «Hilo directo» de
una servidora titulado: «¿Situación controlada?». Relato nada tranquilizador, por cierto. Y, sin embargo...,
¡subió la Bolsa! Tiene su explicación: expectativas de Gobierno socialista, Inmediata venta de «papel»,
especulación financiera de compra a la baja y puesta en venta al alza... Pero convendrán ustedes conmigo
en que no deja de ser un «golpe» de efecto. Pues de esto vamos a hablar hoy, aunque el tema nos
«nausee». El periodista debe tener afilado ese séptimo sentido (e! sexto es el llamado «común», de la
sensatez) que le permite radarizar los estados de opinión. Y bien, ¿cuál es la situación-instante?
¿En qué estamos? Estamos en una campaña electoral, muy parecida por la confusión a la de 1977, y que
se prometía «muy europea»..., incluso en sus niveles de abstención. Campaña convulsionada y crispada,
repentinamente, por el calambrazo del fantasma golpista. Los hombres de las encuestas y los sondeos ya
han detectado una sensible disminución de ese abultado cuerpo ciudadano que, hasta ahora, silenciaba su
intención de voto. Ante el rechinar de sables antidemocráticos se ha producido un inmediato desperezo
del voto durmiente. Eso es bueno. Con todo, al fantasma golpista hay que privarle de la megafonía que,
para amedrentar, reclama. Esperemos las «noticias sorprendentes» denunciadas por el ministro Rosón. Y
la explicación (supongo que pública, porque el pueblo quiere y debe saber qué pasa y qué puede pasar)
que suministrará el ministro Oliart ante la Comisión Permanente del Congreso.
En esta situación de «impasse» e incerti-dumbre, si se creen las voces gubernamentales, el peligro está
conjurado: se intensifican en el CESID los estudios «top secret» de clarificación de folios, planos, mapas
y archivos de la operación. Y de ahí se desprenderán, en breve, ciertos arrestos domiciliarios; ciertas
citaciones judiciales, acaso meramente indagatorias; ciertas detenciones y procesamientos, cuando haya
lugar, y ciertos traslados de destino forzosos por orden del ministro de la Defensa que distorsionarían el
mapa del previsto complot.
Pero si se ponen en solfa esas voces aquietadoras para atender a otras «fuentes», con gorra de plato, se
escucha que podría producirse el «golpe, a pesar de todo», en pulso abierto a la JUJEM y, desde luego,
sin Rey y contra Rey. Es la llamada «tesis blanda»: aun sacrificando ciertas piezas de la «operación» se
activaría en la semana 18-24 de este mes una cadena, de «episodios de sublevación», de pequeña
magnitud cuantitativa, de escasa virtualidad operativa, pero de suficiente entidad llamativa y alarmante al
sucederse, como digo, en cadena: como una «traca» espasmódica y detonante en puntos geomilitares
distintos y distantes. Aun cuando sumadas esas acciones no constituyesen «efecto de golpe», sí
producirían el «golpe de efecto», presionando sobre la JUJEM (éste es el «pulso» que, al parecer, se pre-
tende entablar desde las lindes golpistas en este punto y hora) de modo que la cúpula militar hubiese de
elegir entre «asumirlo» o... poner al Gobierno en el tremendo trance de declarar tal y cual excepcionalidad
en las libertades constitucionales y por supuesto, la suspensión de las Elecciones generales. El objetivo se
habría cumplido, siquiera «por el momento». ¿Y después? Esta es una de las grandes preguntas que los
encéfalos mejor amueblados de la familia castrense, ¡y gracias a Dios no son pocos!, plantean descar-
nadamente a los militares desasosegados que manifiestan sus ganas de «putsch» para destrozar la
democracia.
Antes de aplicar la linterna a la llamada «trama civil» quiero aludir a unas «casualidades» recientes, que
vienen de lejos. Apenas cuatro días antes de la detención del coronel de Artillería Luis Muñoz recibo
llamada, tarjeta y cita para desayunar en el hotel Miguel Ángel del capitán de navio Camilo Menéndez
Vives, aquel «navegante solitario» que, en compañía del capitán de la Armada Núñez Simón, estuvo en el
Congreso con Tejero, infundiéndole ánimos, durante el asalto del 23-F. El afable y bonachón don Camilo
venía, como mensajero de «terceros», con una sola obsesión: que yo suprimiese en mi libro, «Con la
venia..., yo indagué el 23-F» toda alusión a cierta finca de Azuqueca de Henares (entre Madrid y
Guadalajara) donde cualificados testimonios obtenidos en mi indagación situaban algunas reuniones de
«militares vestidos de paisano», antes y después del 23-F. El mismo día de la detención del coronel
Muñoz supe por su mujer que eran familia directa de don Camilo y del teniente general de Aviación
Francisco Vives Camino, y todos ellos con propiedades inmuebles en Azuqueca. Horas después conocí el
«detalle» de que los famosos folios se le ocuparon al coronel Muñoz en Azuqueca. Y que, en fin, Azu-
queca venía siendo «cuartel general conspira-torio».
Otro militar, esta vez general y de la Guardia Civil, se «persona» también en mi vida el mismo día que
desayuno con Camilo Menéndez. Acordamos almorzar en un restaurante libanes, de exótica cocina
indigerible, y llega también como emisario para que de mi dichoso libro suprima las referencias a cierto
teniente coronel (B. como inicial de su apellido) y a un ex ministro de Franco. Quedamos en «nada,
porque no hay razón de réplica». Y me olvido de la cuestión. Por unas horas. Pero dos noticias vienen a
refrescar mi memoria: el teniente coronel B, «está en las listas» de los folios ocupados. No sé a título de
qué, si como complotador o si como antigolpista. Pero el 23-F, «casualmente», fue de ios que traspasaron
las verjas del Congreso, estuvo con Tejero y... «no necesitó decir "duque de Ahumada" para entrar». La
otra noticia puede ser una mera coincidencia sin valor: un miércoles de septiembre, cierta dama amiga
mía entro, por no sé qué motivo, al restaurante de La Gran Peña y se fijó en tres comensales cualificados
en el régimen anterior.
Dejémoslo en mera coincidencia. Sin olvidar ni la significación del teniente general, ni la afinidad de
ideología movimientista de los dos civiles, ni la vinculación de uno de ellos, por razones familiares, con
un conocido personaje granadino.
De la «trama civil», ¿qué decir? Que el ministro Rosón, si descorriese el telón de ese escenario tenebroso,
culminaría con brillantez su carrera política, hasta el presente. (Yo creo que cuando se sabe tanto de
oscuridades como sabe Juan José Rosón no cabe la muerte política. La física, sí. Y él es consciente de sus
riesgos. Pero sólo Dios tiene su día escrito.) En mi libro, que no por pedantería, sino por obligada
referencia, cito de nuevo, dejé constancia de una organización entonces no articulada, con nombre de
guerra para la Historia: «Los cien mu de San Luis». Cien mil personas procedentes del viejo sindicalismo,
de la Confederación de Combatien