NACIONAL ELECCIONES 82
MIÉRCOLES 6-10-82
Alfonso Guerra presentó ayer la estrategia de la campaña del PSOE
Felipe González estaría dispuesto a un debate con Calvo-Sotelo o Lavilla
MADRID (M. B.). La supuesta tentativa de golpe de Estado que la opinión pública ha conocido en los
últimos días no ha producido efectos perceptibles en la orientación del voto para las elecciones del 28 de
octubre.
Esta es, cuando menos, la valoración que hace el equipo de seguimiento del PSOE que se encarga de
analizar y detectar, a diario, las posibles fluctuaciones sociológicas de tintes electorales. La idea fue
expuesta ayer, con notoria tranquilidad, por el vicesecretario del PSOE, Alfonso Guerra, que explicó a los
periodistas los pormenores de estrategia electoral de su partido.
Los socialistas juegan con una hipótesis harto confortable: los últimos acontecimientos sólo han influido
en una zona «progre», provocando un efecto de desperezamiento de la abstención de izquierda, de modo
que el PSOE sale de alguna manera beneficiado antes que perjudicado. «El voto del miedo —diría
Guerra— ya no existe o existe mínimamente». No estiman necesario, por consiguiente, variar los perfiles
del mecanismo electoral ya montado. Aunque, como es lógico, introducirán en su «mensaje de entu-
siasmo y esperanza» la idea «de los que están contra la democracia y la actuación de los poderes públicos
para combatirlos».
Alfonso Guerra niega que Felipe González no quiera comparecer a un debate público con otros líderes.
Los socialistas estarían dispuestos a que se celebrara una confrontación •>a dos» (Felipe González -
Calvo-Sotelo o Landelino Lavilla), según la tradición que viene rigiendo en otros países occidentales. «Lo
que ocurre —vino a decir Guerra— es que la derecha no se pone de acuerdo sobre cuál es su líder.»
«Fraga intenta ser el "partenaire" del ganador, pero evidentemente no lo es.»
E) PSOE no se fía, o no le bastan las expectativas, por muy cómodas que le resulten. Guerra, cuya
acreditada capacidad organizativa conocen amigos y enemigos, se ha empleado a fondo en la preparación
de la campaña. La estrategia diseñada por el Comité electoral del PSOE, bajo la batuta del vicesecretario
general, es exhaustiva, minuciosa, casi «computarizada». Y un algo apabullante, caravanas festivaleras,
diez mil mítines, cincuenta de ellos con Felipe González; 5.600 vallas, 106.000 banderolas, pegatinas,
programas, cartas... Y ciento cincuenta mil militantes y simpatizantes participando, se entiende que
gratuitamente, en la orquestación de la «movida»...
Guerra y sus colaboradores se muestran muy satisfechos con la planificación específicamente publicitaria
de la campaña. Felipe González está, obvio es decirlo, en el centro gráfico del mensaje socialista. La foto
de un Felipe González rejuvenecido, aunque tenuemente canoso, llenará los mejores espacios de vallas
publicitarias y carteles. La imagen del secretario general se recorta sobre un cielo azul contrastado con
ciertas nubéculas más bien líricas —«aire fresco», he ahí la connotación—, junto a una leyenda que pre-
tende sacrificar la espectacularidad en aras de la unidad y simplicidad del mensaje: «Vota PSOE (en azul
y rojo, la «o» de vota ejerciendo de rosa). Por el cambio (en negro).»
La planificación publicitaria es estricta. Y lo dijo precisamente Guerra, así que hay que creerlo. Existe
una especie de manual «publicitario» al que tendrán que adaptarse sin excusa los Comités de las distintas
provincias.
La cuestión que de todo esto se sigue parece obligado: ¿Y cuánto va costar todo este despliegue? Pues,
según los números que han hecho Alfonso Guerra y sus colaboradores, «sólo» 1.129 millones de pesetas.
La partida mayor de este presupuesto corresponde a la publicidad, con unos 575 millones.