El Retablo
VIZCAÍNO CASAS
La definitiva asunción de la Vicepresidencia del nuevo Gobierno por parte de Alfonso Guerra, resuelve
en términos de pura lógica una duda o vacilación que se había planteado a última hora y cuyas razones no
acababan de entenderse. Puesto que el señor Guerra es el segundo de Felipe González, su inseparable
amigo y consejero e incluso, según dicen, e( hombre duro del partido, resulta absolutamente normal que
ejerza como vicepresidente en el primer gabinete del señor González. Lo contrario hubiese despertado, ya
de arranque, recelos y reticencias, pues parecería que se buscaba dejar en la sombra al personaje más
influyente {después de su secretario general) del PSOE
Bosquejado así, ya en su totalidad, el ¡,uevo Gobierno de la nación, han comenzado las cabalas y las
especulaciones previas acerca de sus componentes. No seré yo quien las haga, pues encuentro prematuro
y forzosamente injusto anticipar juicios: cuando el funesto don Leopoldo tomó posesión, adopté esta
misma actitud Es decir, la paciente espera. Y hasta que cumplió sus primeros cien días er el cargo, no
comencé a despacharme (eso sí, entonces sin Ubieza ni eufemismos) en el análisis de sus errores El Go-
bierno de don Felipe se merece ese mismo margen de confianza. Ojalá, dentro de tres meses, no haya que
sacar la caja de truenos y destaparla.
Otros compañeros, sin embargo, se han apresurado a emitir opiniones. Leo en Las Provincias (28 XI) el
repaso que María Consuelo Reyna da a los ya inmediatos ministros socialistas, con exhaustivo análisis de
sus biografías políticas Me ente roa si de que el señor Moran (Asuntos Exteriores) desarrolló una intensa
actividad Diplomática bajo el franquismo, incluso como director general para África. Que el señor Boyer
(Economía) tuvo a su cargo la planificación estratégica de la Empresa Explosivos de Río Tinto, en cuya
presidencia dejó su imborrable y funesta huella habitual don Leopoldo Calvo-Sotelo. Que Moscoso
(Presidencia) tuvo altos cargos en ta UCD. A la subdirectora del querido diario valenciano parece
mosquearle semejante diversidad de orígenes. Por el contrarío, entiendo yo que nos permitirán mejor
ángulo de visión en 3\ futuro enjuiciamiento de sus actuaciones.
La media de edad del gabinete es de cuarenta años. Los entusiasmos que suele despertar el acceso a las
más altas cimas del poder de los jóvenes deben frenarse pensando que la historia de la Humanidad se
inclina más bien a demostrar que, en el terreno de la política y, especialmente a nivel de Estado, la
madurez y la experiencia dieron por lo general mejores resultados. Por algo, en las democracias clásicas,
el Consejo de Ancianos ostentaba la máxima autoridad. Acercándonos a nuestra época, los ejemplos de
Adenauer, De Gasperi, Churchill, De Gaulle y otros muchos que podrían sacarse a colación, confirma el
principio.
Pero sobre todo, lo que me aterra es pensar que cuando el hoy duque de Suárez se instaló en la Moncloa,
lo hizo rodeado también de un equipo joven. Las consecuencias de su inmadurez para gobernar, de su
inexperiencia rotunda y de su candorosa bobaliconería, van a ser dramáticamente recibidas por estos otros
jóvenes del PSOE Si bien columbro que no son tan tontos como aquéllos, veremos qué tal andan de
bueras intención es y limpieza en las actitudes.
Insisto: hay que aguardar cien días.
El defensor ese
Voy a permitirme, sin embargo, una primera discrfepancia Leo que, entre las primeras leyes que piensan
publicarse en el BO deí E, figurará I a del nombramiento de defensor del pueblo en la inevitable persona
del pío señor Ruiz-Giménez (Hoja de! lunes, 29.XI).
Si la candidatura del infatigable don Joaquín fue tumbada con estrépito cuando se presentó en la anterior
legislatura, no resulta excesivamente ético (dentro de la más rígida ortodoxia democrática) replantearla
ahora, prevaliéndose de una mayoría que deja la manos libres para todas las decisiones.
Tampoco parece normal que el interesado acepte eso de defender a un pueblo, cuyos anteriores
representantes parlamentarios le manifestaron su indiscutible repulsa.
El tema de siempre
El señor Benegas ha caído ya en la ingenua creencia de que ETA esté perdiendo fuerza en la calle. Como
siempre ocurre, sus declaraciones coincidieron con los gravísimos enfrentamíentos de Rentería, donde
Herri Batasuna (que sigue siendo un partido legal) y otras organizaciones separatistas, interrumpieron una
manifestación de protesta contra el atentado que costó la vida a un trabajador e hirió gravemente a otros
dos, y que estaba presidida por familiares de las víctimas. Ese mismo día, el señor Orbegozo cumolía
tristemente sus 70años de edad, en el secuestro.
Seria penoso volver a la ridicula política del avestruz, en la que tanto se distinguieron anteriores ministros
ucedistas del Interior, especialmente el nefasto señor Ibáñez e incluso, en sus tiempos de jefe de la lucha
antiterronsta, el general Sáenz de Santamaria. Ya está bien de mentiras piadosas o de despistes
intolerables. Basta de enmascarar una realidad cuya trágica evidencia se confirma de continuo.
En esto sí que hace mucha falta un cambio Sin manifestaciones, pero con realidades tangibles.