Señor director:
Utilizando el símil futbolístico pienso que somos mayoría los que presenciamos desde las
localidades de pie, en las gradas y anfiteatros, esos decisivos partidos del torneo que, en ese
gran estadio que es nuestro país, van a disputar unos cuantos «equipos» con el solo objetivo
de conseguir el título de campeón en esa gran fina! fijada para el ya cercano 28 de octubre. A
veces, desde la incomodidad de estas localidades no se observa con la precisa claridad el
juego que algunos «equipos» desarrollan. Nos desconciertan sus planteamientos, distintos, con
frecuencia, a sus tácticas anunciadas; los traspasos y «huidas» de «jugadores» a otros «clubs»
nos confunden y nos hacen desconocer el verdadero potencial de nuestros «conjuntos»
favoritos. Creo que a fos profanos en el sinuoso campo de la política todo esto nos desilusiona
un tanto e incide, querámoslo o no, en nuestra postura ante el voto.
Desearíamos fuesen menos los partidos. Pocos, pero con fuerza y consistencia. Un Poder con
firmeza. Una oposición seria, con respaldo suficiente que atienda más a la ayuda constructiva
que a sus propios intereses ideológicos.
La vida democrática se reafirmaría más, de tal manera, que un voto responsable y serio
respaldaría la eficacia y seriedad de los partidos. Y esperamos hagan lo posible por no ig-
norarlo.
—Javier CORONEL BLANCO (Madrid).