Fuerte castigo al PSOE
LOS resultados de- las elecciones celebradas ayer en España, no completos todavía a la hora de cerrar
esta edición, permiten afirmar que el Partido Socialista Obrero Español ha obtenido otra victoria electoral,
si bien ha retrocedido sensiblemente con relación tanto a las elecciones generales de 1986 como a las
municipales y autonómicas de 1983. El descenso del voto socialista puede cifrarse, de acuerdo con los da-
tos facilitados por el Gobierno, en cinco puntos: el PSOE ha bajado por primera vez desde que llegó al
poder el listón del 40 por 100 de la adhesión popular y ha perdido la mayoría absoluta en importantes
municipios y comunidades autonómicas. Antes de entrar en el análisis de los datos, hay que subrayar el
extraordinario retraso que ha sufrido el escrutinio. Tres horas y media después de cerradas las urnas, el
Gobierno sólo fue capaz de aportar los resultados de menos de la mitad de los votos emitidos en la
elección al Parlamento Europeo. Si se tiene en cuenta que esta elección se celebraba en circunscripción
única, este retraso es absolutamente inexplicable. Sólo cabría la posibilidad de que el descenso del PSOE
hubiera llevado a Guerra a esperar datos ulteriores por si se producía él milagro. Igualmente, mientras los
ciudadanos esperaban los datos, tuvieron que soportar en TVE la confusa presentación de un misterioso
sondeo, cuya paternidad aún no se conoce, y que eí locutor repetía insistentemente. Sondeo que, qué
casualidad, atribuía mayor porcentaje al PSOE del que luego obtuvo. Alguna emisora de radio ofreció
también sondeos apresurados y en algunos casos disparatados, de utilidad bien escasa, aunque se cuidó de
mencionar repetidamente la autoría de los mismos. La presencia de Guerra en el papel de gran
comunicador electoral del Gobierno merece también un comentario. Resulta ciertamente extravagante que
la persona que ha protagonizado una campaña partidista de tintes tan virulentos e insultantes, se haya
transfigurado cuarenta y ocho horas después en un modoso y pulcro funcionario, con calculados
ademanes de presunto estadista. Esta maniobra, cuando el Gobierno cuenta con un ministro portavoz y
con un ministro del Interior responsable de la organización de la maquinaria electoral, sólo puede
redundar en descrédito del sistema mismo, lo cual es bien lamentable. Pasando ya al análisis concreto de
los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo, y sin haber sido escrutado todavía el cinto por
ciento del censo, lo primero que hay que subrayar es que el Partido Socialista, que ha triunfado, ha sufrido
un serio revés, ya que ha perdido casi un cinco por ciento de su apoyo popular con respecto a las últimas
elecciones generales, que son las que más directamente cabe tomar como término de comparación.
De acuerdo con estos datos, el PSOE obtiene 28 escaños de los 60 en disputa y se sitúa a tres de distancia
de la mayoría absoluta y a ocho de los que ya tenía. Aunque es imposible calcular, con estos datos, qué
pasaría en unas elecciones generales, sí cabe afirmar que el PSOE ha perdido ya la mayoría absoluta de
que ha disfrutado durante estos últimos años. El segundo partido continúa siendo Alianza Popular, que
cosecha un .porcentaje en torno del 24 por 100 de los votos, y aunque puede mantener los 17 diputados de
que ya disponía anteriormente en coalición con liberales y democristianos, su apoyo popular ha
descendido dos puntos porcentuales. El techo de AP, cuya lista electoral seguía encabezada por Fraga en
este caso, se ha confirmado por enésima vez, aunque en algunas capitales ha obtenido más Concejalías
que el PSOE. El partido que más expectación había levantado, por la posibilidad de aflorar una firme
alternativa al PSOE, el CDS, ha obtenido sólo algo más del 10 por 100, unas décimas más que en las
elecciones del 86, aunque hay que tener en cuenta que en las elecciones de 1983 era un partido
prácticamente inexistente. De todas maneras, se confirma como tercera fuerza electoral, auque muchos de
sus partidarios tendrán hoy una cierta frustración. Este dato, sin embargo, habrá de ser puesto en conexión
con los resultados que el CDS ha obtenido en Ayuntamientos y Comunidades, donde ha logrado una
implantación que hasta ahora no tenía y que le servirá como catapulta para próximas elecciones
Hay que destacar también que Convergencia i Unió ha obtenido tres escaños, uno más de los que ya
disponía, pero sobre todo que Izquierda Unida se sitúa en Europa con tres escaños partiendo de cero. En
el otro lado de la balanza hay que situar a Santiago Carrillo, que con su nuevo partido no ha podido pasar
las fronteras. Tampoco lo han logrado ni Blas . Pinar, que junto con el viejo líder comunista puede dar.
por clausurada su vida política, ni Ruiz Mateos, cuya aventura ha parecido a todas luces desafortunada, ni
Javier Rupérez, cuyo fracaso —ya anunciado desde la dimisión del líder Osear Alzaga— significa que no
habrá ni un sólo democristiano español en el foro de Estrasburgo. LLama la atención el extraordinario
avance de Herri Batasuna, que ha conseguido incrementar su cuota electoral de 1986 merced a su
campaña fuera de Euskadi. De este modo, un representante de HB se sentará en el PE, pero no será éste el
único vasco presente en Europa: Carlos Garaicoechea, de Eusko Alkarta-suna, será otra voz abertzale en
defensa de la • Europa de los pueblos. Fuera ha quedado Mario Onaindía, por Euskadiko Ezkerra, y,
comomn símbolo de la escisión habida en el se-:no del nacionalismo vasco, el PNV, que ha perdido los
dos escaños de que disponía.