Viernes 12-agosto 77/DIARIO 16
Andalucía: El paro llama a la Reforma Agraria
Julián Lobete
En el verano de 1977 el paro se extiende por Andalucía de una forma preocupante. Recorrer las comarcas
andaluzas es encontrarse a diario con asambleas de jornaleros que discuten sus problemas, buscan
soluciones y protagonizan huelgas generales, por ahora sólo a niveles locales. Voces agoreras repiten que
"aquí podría producirse lo de Casas Viejas" y el hambre empieza a ser un hecho palpable en muchos
pueblos de esta región agraria.
De este verano caluroso se podría pasar a un otoño o un infierno "tórrido" en el campo andaluz.
Cuando sus compañeros libreros de toda España estén discutiendo convenios por aumentos
salariales, por mejores condicioles de trabajo, por más vacaciones, los jornaleros andaluces se
movilizarán acuciados por una alternativa dramática: comer o no comer. Que nadie se asuste: el
anarquismo ha desaparecido definitivamente del campo andaluz y aquí no va a haber acciones
desesperadas, batallas sangrientas ni crónicas negras. Las movilizaciones de los jornaleros serán
similares a las de otros obreros, pero sin duda más intensas y prolongadas.
La Reforma Agraria, al fondo
Nadie habla en este país de Reforma Agraria. Como si el desarrollo industrial hubiera convertido este
concepto en una expresión arcaica, como si en España hubiera desaparecido el latifundio. Sin embargo, el
paro galopante de los jornaleros andaluces va a poner el problema nuevamente a la orden del día. El
Gobierno se ha olvidado descampo en sus medidas económicas, pero tendrá que volver sobre él si no
quiere verse envuelto en una aguda crisis social.
El paro cíclico de los jornaleros se disimulaba hasta ahora con la emigración a Europa, a Cataluña, a los
lugares turísticos en verano. Puertas que hoy están en gran medida cerradas. Si el rico andaluz puede
seguir pensando en Madrid, el pobre ya no puede seguir pensando en Barcelona. Se ve obligado a pensar
sobre su propia tierra, sobre la Andalucía de la que comienzan a desaparecer los olivos y otros cultivos
necesitados de una amplia mano de obra.
Y el andaluz sabe que su tierra no es pobre. Que sus 500.000 hectáreas de regadío pueden convertirse en
muchas más si se aprovecha la potencialidad de recursos hidráulicos de la región. Que existen un millón
de hectáreas dedicadas a pastizales y dos millones de terrenos forestales de escasa productividad. Que la
ganadería es todavía muy baja y que, sin embargo, existen cultivos como el maíz, el girasol, el tabaco, la
soja y el algodón todavía no lo suficientemente extendidos. Se añora ese Bajo Guadalquivir que podría
convertirse en la huerta de Europa; pero, sobre todo, el andaluz sabe que da inmensa mayoría, la casi
totalidad de las grandes fincas están ínfimamente cultivadas, que su rendimiento es mínimo. Sólo en el
marco de Jerez las fincas cultivadas por los pequeños propietarios tienen un rendimiento que es un 40 por
100 superior al de los latifundios.
Limosnas frente al paro
¿Cuántos jornaleros, cuántos parados existen en Andalucía? Nadie lo sabe a ciencia cierta. La
Administración no se ha preocupado de conocerlo. Una de las principales reivindicaciones de las
organizaciones de jornaleros, Sindicato de Obreros del Campo (SOC, federado en la CSUT) y
Comisiones Obreras del Campo es establecer, el censó de trabajadores agrícolas. El SOC pide que lo
elabore el Instituto Nacional de Estadística, con la participación de las oficinas de Empleo y la
colaboración de las centrales Sindicales.
Como medida urgente para paliar los efectos del paro, el Gobierno ha destinado, mientras los veinte mil
millones se ponen en marcha, un total de 1.852 millones de pesetas para el "Empleo Comunitario", al que
los jornaleros califican de "pan para hoy y hambre para mañana". Esos millones se agotan pronto,
repartidos entre todos los pueblos de las comarcas andaluzas. Cuando se agotan, los jornaleros reclaman y
si lo hacen con energía llegan algunos millones de nuevo. Entretanto, no se crean puestos de trabajo
duradero, ni las labores que los jornaleros realizan sirven para crear infraestructuras educativas, sanitarias
o de comunicaciones, que estos pueblos tanto necesitan.
"Hay quien nos acusa de vagos, dicen los jornaleros, pero son estas medidas limosneras del Gobierno las
que más contribuyen a formar vagos entre nosotros." Este verano, se ha puesto de moda una nueva
modalidad de limosna, a la que están contribuyendo generosamente grandes terratenientes: aportar fondos
para socorro a los parados, distribuidos luego por comisiones de empresarios, jornaleros y autoridades.
Con tal de que nadie piense en la posibilidad de repartir sus tierras, hasta algún grande de España coopera
en la campaña. Para los jornaleros del SOC esto es un alivio que no soluciona los problemas de fondo.
Como el dinero es insuficiente, alguien ha propuesto repartirlo sólo entre los más necesitados. Pero
¿quién es capaz de determinar quiénes son los más necesitados entre los jornaleros sin trabajo?. La
postura del SOC es clara: lo que haya se reparte entre todos.
Las soluciones sindicales
El próximo 19 de agosto, en los pueblos andaluces los jornaleros entregarán a los alcaldes, mediante
concentraciones previas, un "Manifiesto contra el paro" elaborado por el SOC. El documento ya ha sido
entregado a los gobernadores civiles de Cádiz y Sevilla, y a las autoridades del Ministerio de Agricultura
en Madrid.
Más que un manifiesto, el documento es una alternativa concreta para abordar el paro desde la perspectiva
de un sindicato de jornaleros. El Manifiesto propone, como primera medida, que el Gobierno dicte una
ley de Laboreo forzoso, mediante la que se obligue a los propietarios de fincas mal cultivadas a
explotarlas con el máximo rendimiento. Esa ley estipularía un número de obreros fijos en función del
número de hectáreas por finca: cuatro por 160 hectáreas de secano, aumentando en uno más por cada 35
hectáreas que excedan de la dimensión indicada. Por cada finca de 40 hectáreas de regadío se emplearían
otros cuatro obreros fijos, aumentado en una unidad por cada diez hectáreas supletorias.
De la misma forma que no existe un censo de jornaleros, tampoco se dispone de un estudio aceptable de
fincas mal cultivadas, aunque los jornaleros saben de muchas. " Para iniciar el estudio pertinente, el SOC
ha sugerido la formación dé una Comisión Técnica en la que estén representadas las centrales sindicales.
Los jornaleros piensan que el Gobierno debe obligar, bajo amenaza de expropiación, a que los
terratenientes dediquen sus tierras a los productos susceptibles de ser cultivados en los campos andaluces
y cuya producción aliviaría el brutal déficit de la balanza comercial de productos agrarios.
La reivindicación, clamada por todos los agricultores; una política de precios agrarios justa, es exigida
también por los jornaleros, para quienes sin esta medida cualquier política agraria seria es imposible.
Solamente con un aprovechamiento íntegro de los recursos andaluces actualmente explotados en el
campo, se crearían 85.000 puestos de trabajo. Si a esto se añade la jubilación adelantada a los sesenta
años, edad a la que encontrar trabajo a un jornalero le es casi imposible, el mercado de trabajo se podría
abrir en otros 30.000 puestos. El coste que esa jubilación adelantada supondrá para el Gobierno será
mínima en comparación cotí otros proyectos implantados en el campo andaluz y que se han revelado
escasamente rentables. En efecto, la única aplicación de la ley de Reforma y Desarrollo Agrario de 1973,
ha consistido en dos experiencias que afectan a las comarcas sevillanas de Los Pedroches y Sierra Norte,
de Sevilla. Con una inversión de 3.500 millones de pesetas se pretende transformar en cinco años una
serie de explotaciones, todas mayores de 800 hectáreas, reconvirtiéndolas hacia la explotación ganadera,
con ínfima formación de nuevos puestos de trabajo. Lo que sí se ha logrado es que las fincas,
pertenecientes a unos pocos propietarios, se hayan revalorízado considerablemente.
El plan contra el paro de los jornaleros se complementa con una serie de inversiones en regadío, obras
sociales e industriales. Poner a punto las 500.000 hectáreas de regadío, de las qué sólo están aptas algo
más de trescientas mil, exigiría una inversión altamente rentable a medio plazo y enormemente positiva a
corto en cuanto a absorción de paro.
Las obras sociales que los pueblos andaluces necesitan se pueden realizar por los jornaleros como
contraprestación a un seguro de desempleo agrario percibido en las épocas sin faenas agrícolas. De esta
forma se eliminaría la lacra del "empleo comunitario" y los jornaleros ayudarían a crear la infraestructura
de la que nadie se ha preocupado de dotar a Andalucía. Aunque nunca se emprendió una política de
industrialización efectiva en esta región, se ha creado hace pocos meses la Sociedad para el Desarrollo
Industrial de Andalucía (SODIAN), cuya exclusiva atención parece que ,está dedicada por ahora a las
discusiones en torno a los puestos del Consejo de Administración. Los jornaleros esperan que se termine
pronto tan importante labor para que SODIAN se pueda dedicar a los fines para los que fue creada.
Dejar de ser una colonia
Las soluciones propuestas por el SOC se complementan con la reivindicación de un Estatuto de
Autonomía para Andalucía, reivindicación en la que coinciden la mayoría de las fuerzas políticas y
sociales andaluzas. La evasión de hombres y capitales que ha padecido la región la ha convertido, según
los jornaleros, en una colonia del centralismo. Si Andalucía es rica, aquí se tiene que reinvertir su propia
riqueza, añaden los jornaleros, que se declaran dispuestos a colaborar en la generación de esa riqueza y a
terminar con el paro. Pero, con la tradicional desconfianza del jornalero, apuntan "sólo en la medida que
veamos que el Gobierno y los terratenientes ponen en marcha soluciones para el paro, examinaremos en
qué medida podemos contribuir dependiendo de nuestros medios". La desconfianza tiene razones
fundadas.
Mientras tanto, los jornaleros no esperan. Administran los medios de que disponen, dan soluciones
inmediatas, se organizan. "Porque queremos una Andalucía de alegría y no de pena y tristeza, porque no
queremos seguir esperando en la plaza a que nos contraten por 800 pesetas." El clima social de España
pasa hoy por el sol de Andalucía y los jornaleros van a tener mucho que decir en las temperaturas
próximas y futuras de ese clima.