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ELECCIONES GENERALES
Crece la preocupación en los socialistas catalanes ante las tendencias del voto
El partido de Pujol puede consolidar su hegemonía
Barcelona. Francisco Marhuenda
Los socialistas catatanes están realmente preocupados por los resultados que obtengan el 22-J. La
posibilidad, cada vez más segura, de que los convergentes superen la veintena de escaños de forma
holgada consolidaría la hegemonía convergente obtenida en las últimas autonómicas. Las últimas
declaraciones del cabeza de lista del Partido Socialista y ministro de Defensa en funciones, Narciso Serra,
lo ponen claramente de manifiesto.
Narciso Serra afirmó que «las expectativas del PRD son prácticamente nulas, según todas las encuestas.
Ahora usan el pretexto de que perderá porque ser catalán es un defecto. Una vez más utilizan el
victimismo». Con respecto a CiU y el PRD señaló que «CiU había escondido su opción política de
derechas tras la cortina de humo del nacionalismo, pero como no se puede utilizar en el reto de España, el
PRD refleja con claridad que Roca representa a la derecha».
Continuó diciendo que «la creación del PRD refleja perfectamente algo que hasta ahora había podido
permanecer escondido, que Convergencia es una opción política de derechas, que busca un socio de
derechas para articular una alternativa al socialismo».
Miguel Roca señaló hace unos días que uno de los problemas que encontraba en su campaña eran las
críticas al hecho de ser catalán, lo cual es paradójico, porque aquí se critica, desde algunos sectores la
participación de Convergencia en la articulación de una alternativa a nivel español. El ministro de
Defensa atacó las declaraciones de Roca que consideró «un recurso típico de campaña electoral», y
añadió que «Roca está creando un pretexto para tapar el fracaso que supondrá su derrota electoral. Está
lanzando la idea de que se fe acusa de su catalanidad. Una vez más, el camino es el del victimismo. La
catalanidad es una ventaja. No se puede considerar que el fracaso reformista se deba a ello».
El proceso de la campaña hace indicar que la crispación y la «acritud» irá incrementándose en función de
la dinámica de victqna que se está generando en las filas convergentes y en un amplio sector del
electorado catalán.
La falta de sensibilidad de la política socialista con respecto a las autonomías, y particularmente con
Cataluña, dotidos, quizá, por la importante derrota que tes infligió el presidente Pujol, son factores que
juegan en su contra. La afirmación realizada por Carlos Solchaga de que sobre el nuevo sistema de
financiación se podrá llegar a un acuerdo en septiembre, genera, como mínimo, escepticismo y una cierta
sonrisa irónica. El presidente del Gobierno se comprometió a que habría una propuesta el pasado
diciembre y tuvo que pasar más de medio año. La prepotencia socialista, con frases como las del ministro
en Barcelona afirmando que el programa popular es fruto de intereses contradictorios, con tintes
neoliberales y thatcherianos y que sus dirigentes tienen poca credibilidad, descalificando tanto a Miguel
Roca como a Adolfo Suárez, del que dijo «va de víctima por la vida», la ponen claramente de manifiesto.