ELECCIONES GENERALES
JUEVES 29-5-86
Cuaderno de notas
GALGOS Y PODENCOS
Un político como Santiago Carrillo, qué hace días anunció su no participación en nada que suponga
hacerle una pinza al PSOE, habló el martes, en un almuerzo-colóquio del Club Siglo XXI, contra los
partidos que utilizan programas-anzuelo para captar votos. O sea, que al mismo tiempo que vitupera una
práctica viciosa del propio PSOE, sostiene su disposición a no prestarse a una lucha combinada contra su
hegemonía., Gran parte de su intervención en el coloquio lo dedicó Santiago Carrillo a Izquierda Unida.
Naturalmente, negando ser ningún submarino del PSOE contra esa formación electoral,´ porque «para
"matar boquerones no hacen falta submarinos». Sin embargo, una cosa es que no se pretenda actuar de
submarino del partido hegemónico y otra muy distinta que no se contribuya a producir ese efecto. El
efecto puede producirse con la mejor de las intenciones. Simplemente, como ya señalé en crónica
anterior, dejándose querer. Calificar de «boquerones» a sus rivales de Izquierda Unida entraña un peligro,
dada la dimensión atribuible a Unidad Comunista. Los primeros podrían desquitarse llamando
"chanquetes" a los carrillistas. Pero lo serio no es entregarse a demasiadas comparaciones con la fauna
marítima. Lo importante es que unos y otros —Izquierda Unida y Unidad Comunista-practican ese
peligroso juego que denunció el fabulista cuando criticó a los conejos que, huyendo de los perros,
discutían si se trataba de galgos o podencos. Los conejos, distraídos en su polémica, no alcanzaron la
suficiente velocidad para ponerse a salvo. Y ya no importó que fueran podencos o galgos sus definitivos
verdugos. La pregunta que a Santiago Carrillo no se le hizo durante el coloquio del Siglo XXI, que
presidía Adrián Piera, fue precisamente sí merecía la pena discutir de galgos y podencos cuando lo que se
juega la democracia española es nada menos que su puesta a salvo por el procedimiento de reducir las
posiblidades expansivas del partido especializado en programas-anzuelo. La reducción del poder felipista,
sin embargo, no parece preocupar a Santiago Carrillo tanto como ganar la mísera contienda particular que
sostiene, con sus rivales de la otra izquierda. Ésa falta de visión en esta hora es equiparable a cualquier
operación que desde la,derecha o desde el centro lastime |as pretensiones de la gran empresa común:
conseguir a toda costa que el PSOE no repita su mayoría absoluta. Seguramentef fiados en la división de
todo el arco que se le enfrenta, preparan los felipistas desde antes de las elecciones su primer. Gobierno
de la segunda legislatura. Un amable lector me recriminaba hace un.par de días por teléfono, desde Jaén,
mi reciente referencia a los preparativos de ese- Gobierno. «Es como decir -razonaba el lector- que en la
práctica no hay hada que hacer. Deje usted un margen para la esperanza;» Tenía razón mi interpelante al
recriminarme la alusión a ésos preparativos que parecen prejuzgar la victoria felipista. Acepto la
reconvención con la condición de que se me extienda ai conjunto de los partidos que se enfrentan al
PSOE en esta hora histórica. «El diputado comunista que más ha criticado al PSOE he sido precisamente
yo», argüyó Santiago Carrillo durante el coloquio mencionado. Lo malo, en todo caso, sería deponer la
crítica o simplemente mitigarla con operaciones erróneas cuando más falta hace una intensificación de to-
dos los esfuerzos combinados.
Lorenzo CONTRERAS