Sin haber dispuesto todavía el pueblo español de posibilidad alguna pora expresar su criterio •ti esto
materia, ofrecemos el siguiente cuestionario, con la respetuosa intención de suscitar y canalizar sus
respuestas. Las opciones han de ser muchas, pero los procedimientos democráticos habrán de pasar
necesariamente por las urnas, por los sondeos de opinión o por las encuestas, como la que aquí sugerimos.
¿Es usted partidario del divorcio?
¿Le parece correcto el presente proyecto de ley de divorcio?
¿Qué corregiría, añadiría o suprimiría del mismo?
Agradeceríamos a nuestros lectores su participación y colaboración con nosotros en orden al
esclarecimiento de un problema nacional en el que está comprometida —y de qué manera— la opinión
pública. Indicamos que sólo se publicarán con nombres y apellidos las respuestas de aquellas personas
que ssi lo deseen. Para facilitar nuestra labor, habrán de poner claramente en las cartas de respuesta lo
siguiente: «Proyecto d* ley de divorcio.» PUEBLO-SemanaL Huertas, 73. Madrid-14.