El presidente de AP vapulea al PSOE y deja de lado a UCD
Fraga, más volcado hacia la derecha, enfervoriza a sus seguidores en Valladolid
LEÓN (Carlos Dávila, enviado especial). Esto se anima. Los ecologistas del PSOE vallisoletano
—los socialistas andan a la caza y captura del «voto verde»— divierten hoy al público en
general con un cartel verdaderamente atractivo: La Albóndiga Parlante y La Charanga del
Patata, dos conjuntos al parecer actuales que, sin duda, harán las delicias del personal. Y es
que cada uno busca apoyos como puede. En Valladolid, Peces-Barba, que sólo viene los fines
de semana, se mueve institucionalmente como si ya estuviera encaramado en la presidencia
del Congreso de los Diputados.
En esta ciudad, sin embargo, no se ven carteles de los partidos democráticos, entre otras
cosas porque los socios de Blas Pinar se ocupan de pegar a su líder encima de las efigies de
Fraga, Felipe González y Landelino Lavilla. ¡Gástese usted dinero para esto! También se ve
algún que otro «graffiti» a favor del candidato Tejero; piden para él la libertad y para todos los
demás nos solicitan la cárcel, papeles cambiados que no resultan nada agradables.
Fraga ha comenzado en la meseta su última fase electoral. Se le nota ciertamente cansado,
una pizca afónico, pero exuberante. Piensa que el triunfo está aún más cerca. En Valladolid ha
estado como el pez en el agua: claro está que el ambiente festivo no era para menos. Un
pabellón deportivo lleno —dicen que 7.000 personas— de un público enfervorizado, que ha
aplaudido cada frase, cada gesto del líder. Aseguran también los que le han seguido por el
largo periplo de la campaña que el discurso vallisoletano de Fraga ha estado más volcado
hacia la derecha que en otras ocasiones, y es que el líder de AP tiene en esta ocasión
perfectamente definido su «marketing» electoral. A cada provincia, su espíritu.
CANDIDATOS VETERANOS. Aun así, el cartel que presenta en esta ciudad, aterida por un frío
prematuro, no es demasiado atractivo. Los candidatos son demasiado veteranos y sus
mensajes suenan a antiguo. Pero da lo mismo porque las gentes votarán simplemente a Fraga.
A nadie más: que nadie se crea líder provincial. El viernes, en Zamora, Fraga y Felipe
González fueron de mítines: tanto que apenas estaban separados cien metros. Las gentes
salían de un acto y entraban en otro, en un ejercicio de curiosidad verdaderamente rentable.
Fraga ha aprovechado la proximidad para sacar una conclusión política: la bipolarización sí es
posible en España. La prueba más evidente es el ejemplo de Zamora, donde ya sólo existen
dos partidos.
RECORRIDO DEL LÍDER DEL PSOE. En esta última etapa del recocido electoral, Felipe
González va a tener que soportar la más dura acometida política que se recuerda. Desde los
periódicos oficiales, que el Gobierno no se ha atrevido a privatizar y algún día tendrá que
explicar por qué, se lanzan mensajes que se dirigen directamente contra la credibilidad
socialista. No sé si esto es legítimo, pero lo cierto es que se está haciendo. Y como además las
encuestas —dígase lo que se diga, y se dice mucho— continúan favoreciendo al PSOE, el
candidato a la Moncloa bastante hará en los próximos días con esquivar todos los dardos que
se le envían con mayor o menor intención aviesa. El último sondeo que he podido conocer
niega, sin embargo, al PSOE la mayoría absoluta, mientras ofrece a Alianza Popular más de
cien escaños. Un consejero próximo a Fraga me ha dicho muy significativamente: «Con esa
cantidad ya contábamos antes de comenzar la campaña.» Será así, sí ellos lo dicen.
También Fraga va a tener que soportar embates de todo tipo. Ya ha aguantado, mal que bien,
las arremetidas que le llegaron tras su intervención en la Diputación Permanente en el
Congreso de los Diputados. Ha aguantado pero no ha modificado su criterio: hoy, consciente
de que el público demandaba una intervención así, ha pedido que cesen los ataques contra
«todo lo que lleva uniforme», una referencia que ha sido, quizá, la más aplaudida por el público.
JUEGO SUCIO. Ha aparecido también el llamado juego sucio: se temía, pero hasta ahora no
habían existido maniobras de tal tipo. El más perjudicado parece ser el PSOE, que ha visto
inundados con su anagrama todos los colegios castellanos, colegios que han recibido un
mensaje envenenado, algo más o menos así: «Si nosotros ganamos, nos quedamos con el
colegio.» No se andan por las ramas los intoxicadores.