DIARIO DE UN CANDIDATO
Antonio de Senillosa
Afligido Alzaga
Me preocupa observar que ese hombre bueno, discreto e inteligente que es Osear Alzaga, no es feliz ¿Qué
le habrán hecho al bueno de Osear? Sus dificultades de expresión y de comunicación se han agravado,
quizá a causa de la proximidad del avasallador Fraga, del obligado trato con quien habla mucho y escucha
poco.
Alzaga es consecuente con sus ideas, con sus amores y con su bolsillo, lo que es admirable en un país en
que se habla de una manera, se piensa de otra, se siente de otra distinta y se actúa en desacuerdo con todas
ellas. Osear Alzaga en cambio, es democratacristiano convencido y no de aquellos a los que un
emperador romano echó a los leones y, cuando se dio cuenta, ya se habían comido a los feroces anímales.
«He dicho que echaran a la arena a los cristianos, no a los demócratas cristianos», gritó exasperado el
emperador al ver que se había quedado sin sus leones.
Alzaga, siempre modesto, siempre en segundo —o quinto— plano por naturaleza, lo es ahora por
obligación. Debería, pues, ser feliz y no lo es. Me doy cuenta, porque le aprecio de que la separación de la
mirada de sus ojos se ha acentuado y es ahora más triste.
¿Qué le habrán hecho a Alzaga para que esté tan afligido? Será seguramente que si antes miraba con un
ojo al Papa y con el otro al Urquijo, ahora tiene que mirar también a Fraga.