Elecciones gallegas
Satisfacción por los importantes porcentajes de participación
La importancia nacional de los comicios, clave decisiva
Madrid. S. N.
Con una media de participación del 58 por 100, el electorado gallego ha roto en buena parte la tendencia a
la abstención y ha respondido a la importancia nacional de estos comicios. La participación aumenta doce
puntos sobre las elecciones autonómicas anteriores, y supera incluso el porcentaje de las últimas
elecciones municipales, que siempre suelen ser más altos por la cercanía al votante a los mensajes y
problemas planteados.
La valoración que hicieron ayer los dirigentes de los diversos partidos políticos fue ampliamente positiva.
El aumento de la participación es un dato alentador, que muestra la sensibilidad de los gallegos hacia
unos comicios que tenían una trascendencia mayor que la autonómica, e implica un mayor compromiso
de la sociedad gallega con sus instituciones, según valoraron políticos de todo el arco parlamentario.
Aunque no hizo aparición la lluvia, ayer tampoco pudo considerarse un día plenamente favorable desde el
punto de vista me-tereológico. Las temperaturas fueron muy frías, y especialmente en Lugo y Orense. La
dispersión de los núcleos hace que un obstáculo climático haga desistir a muchos de emprender viajes a
pie de varios kilómetros, hasta su mesa electoral. De hecho, por la mañana la participación fue muy
escasa en todas las zonas del interior. No así en las zonas costeras donde lucía el sol y se formaron colas
ya en esos momentos. Llegó a temerse que el fantasma de la abstención apareciera en la jornada electoral,
pero posteriormente se confirmó que te participación había sido alta.
Abstención justificable
Para políticos y sociólogos resulta claro que la abstención endémica de Galicia tiene explicaciones claras
desde el punto de vista geográfico y por la deficiente estructura de las comunicaciones. Estos factores van
íntimamente unidos a otros de tipo cultural y educativos que componen un panorama difícil de solucionar
por una mera campaña electoral, ya que se trata de problemas estructurales, que crean dificultades
añadidas o facilitan un desinterés escéptico. Salvo las elecciones generales de 1977 y las de 1982,
celebradas en circunstancias plebiscitarias y de fuerte recomposición del mapa político, los resultados de
ayer son los más altos de la reciente historia electoral gallega. Esta elevada participación da un mayor
sentido a los votos, y permite una interpretación con mayores posibilidades de extrapolación como
tendencia nacional.
El «test» gallego
Este ambiente de «test» gallego es, sin duda, una de las claves del aumento de la participación. Algunos
líderes han hablado de «primarias», para otros se trata de unas elecciones autonómicas y, por tanto, las
posibilidades de extrapolación deben ser limitadas. El pueblo gallego parece, sin embargo, haberle dado
una importancia mayor que el de unas meras autonómicas, al igual que, en la práctica, han hecho los
dirigentes de los diversos partidos políticos. Es así especialmente significativa la prolongada presencia de
Adolfo Suárez, Miguel Roca y !as frecuentes y polémicas visitas de Alfonso Guerra. Manuel Fraga le ha
dado desde el primer momento una importancia decisiva a estas elecciones. Lo mismo han hecho Osear
Alzaga y José Antonio Segurado, que han participado muy activamente en la campaña.
Una de las respuestas a esta importancia añadida ha sido la alta participación. No es extraño que todos tos
partidos políticos consideraran como su peor enemigo la abstención. La Junta ha realizado aquí una
importante labor institucional animados y promocionando la participación. Mensajes similares han
lanzado tos partidos políticos en todos sus mítines. Este resultado puede, pues, considerarse una victoria
conjunta.