Desestabilización militar
Los años de la transición democrática han registrado diversos intentos desestabilizadores, protagonizados
por un sector de las Fuerzas Armadas entre los que cabe citar como los más importantes los siguientes:
Noviembre de 1978. La llamada operación Galaxia, intento de golpe de mano encaminado a alterar la
normalidad democrática española, fue proyectada por el teniente coronel Tejero y el entonces capitán y
hoy comandante Ricardo Sáenz de Ynestrillas, y preveía la toma del palacio de la Moncloa, aprovechando
la estancia del Rey en el extranjero. La fecha del abortado compló fue fijada para el 17 de noviembre de
1978. Detenidos los implicados, la vista de la causa se celebró el 7 de mayo de 1980. Contra las
sentencias mínimas impuestas por el consejo de guerra, interpuso recurso el capitán general de la I Región
Militar. El Consejo supremo de Justicia Militar ratificó las penas de siete meses de prisión y seis meses y
un día impuestas, respectivamente, a Antonio Tejero y Ricardo Sáenz de Ynestrillas. 23 de febrero de
1981. Intento frustrado de golpe de Estado con la toma del congreso por un grupo de guardias civiles al
mando del teniente coronel Tejero y la ocupación militar de las calles de Valencia, ordenada por el
entonces capitán general de la región, Jaime Milans del Bosch. Fueron detenidos y procesados 32
militares y 1 civil. El teniente coronel Tejero y el teniente general Milans del bosch, cabezas de la
rebelión, fueron condenados a la pena de treinta años por un delito consumado de rebelión militar. Las
sentencias se encuentran pendientes de recurso ante el Tribunal Supremo.
23 de junio de 1981. La policía detiene a dos coroneles, dos comandantes y nueve civiles, a los que acusa
de preparar, con ocasión de la onomástica del Rey, una supuesta acción desestabilizadora. Los detenidos,
entre los que figuraba el comandante Sáenz de Ynestrillas, fueron puestos en libertad y la causa fue
sobreseída.
4 de noviembre de 1981. El diario francés Le Monde se hace eco de la actividad desplegada en los
cuarteles de una organización, desconocida hasta entonces, llamada Unión Militar Española (UME). Este
colectivo emprende campañas de intoxicación contra el orden constitucional y la Corona.
6 de diciembre de 1981. Coincidiendo con el aniversario de la aprobación en referéndum de la
Constitución, se hizo público un manifiesto firmado por cien militares profesionales (oficiales y
suboficiales) con graves acusaciones a la Prensa y frases de simpatía para los implicados en el 23-F.
Febrero de 1982. La Prensa extranjera se hace eco de distintos rumores que apuntan a un panfleto titulado
Carta militar al Rey de España, en el que los militares firmantes pedían, entre otras cosas, el derecho a
intervenir en la vida política.