Maratoniana jornada electoral del líder comunista en Barcelona
PCE presentara un proyecto de ley para investigar las cuentas de los partidos
JOAQUINA PRADES, ENVIADA ESPECIAL, Barcelona
Algo más de seis horas permaneció en Barcelona Santiago Carrillo, secretario general del Partido
Comunista de España (PCE), quien, en primer lugar, se desplazó desde el aeropuerto de Barcelona hasta
los estudios de televisión de Miramar.
Allí se percató, ante la cara de pasmo que pusieron los conserjes cuando le vieron aparecer, de que se
habían confundido: no se trataba de conceder una entrevista en la pequeña pantalla, sino en la radio;
sorteó un considerable atasco por las calles céntricas de la Ciudad Condal hasta llegar a los estudios de la
emisora; grabó allí una entrevista de una hora con varios periodistas catalanes. Mantuvo después una
rueda de prensa en la sede del PSUC y, ya al final de la tarde, enardeció a las 20.000 personas que se
habían concentrado en el Palacio de los Deportes de Montjuich, en el acto dé clausura de la campaña
electoral de los comunistas catalanes.
Durante esta jornada maratoniana, Santiago Carrillo se bebió tres vasos de whisky, fumó más de veinte
cigarrillos, dejó abandonada una flamante langosta que los camareros del aeropuerto barcelonés habían
preparado en su honor (la avioneta aterrizó pasadas las 2.30 del mediodía, una hora de retraso sobre lo
previsto) y en su lugar comió a toda prisa un bocadillo de tortilla de patatas que le ofreció el director de
Radio Miramar. «Es la vez —dijo Carrillo refiriéndose a la presente campaña— que he comido más
bocadillos de toda mi vida.»
En la entrevista de Radio Miramar participaron también el presidente y el secretario general del PSUC,
Gregorio López Raimundo y Antonio Gutiérrez, respectivamente. Durante la emisión. Carrillo insistió en
los postulados en que ha basado su campaña: UCD sólo se ha preocupado de los intereses del empresario,
pues por algo es un Gobierno de capitalistas y banqueros; el PSOE no ha sabido aprovechar la enorme
fuerza que le concedieron los votos de miles de trabajadores, y el PCE, con sólo veinte diputados, ha
hecho más por la clase obrera que toda la mayoría parlamentaria junta. Respecto a un hipotético Gobierno
de concentración, que surgiría tras el 1 de marzo, y sobre la posibilidad de que le ofrecieran una cartera
ministerial, el secretario del PCE dijo: «No tengo ningún interés en ser ministro. Yo creo que ser ministro
es una cosa infinitamente menos importante que ser secretario del Partido Comunista de España.»
En la rueda de prensa, celebrada en los locales centrales del PSUC, Santiago Carrillo abordó de nuevo el
tema que repite machaconamente en todos sus mítines: la financiación «clara y transparente» del PCE y la
falsedad de una posible implicación económica con la Unión Soviética. A este respecto, Santiago Carrillo
anunció que una de las primeras tareas que los comunistas piensan abordar en las próximas Cortes será la
creación de un comité de fiscalización (o incluso un proyecto de ley) para investigar las cuentas de los
partidos. «No se puede consentir —dijo— que en España la política esté decidida por dirigentes de otros
países, porque lo que está claro es que quien paga manda.»
"Abril, un incompetente; Cabanillas, una calamidad"
Santiago Carrillo aprovechó todas las intervenciones públicas de la jornada para criticar a los miembros
del Gobierno UCD. De Fernando Abril dijo que ni siquiera es un amateur en materia económica y que
tanto los sindicatos como los empresarios y los representantes de la banca han reconocido su
incompetencia como ministro económico. Al titular de Cultura, Pío Cabanillas, le calificó de ser «una
calamidad de ministro», que encima tiene la osadía —añadió— de salir por televisión diciendo que iba a
proporcionar miles y miles de plazas escolares para el próximo año, cuando fue incapaz de construir las
700.000 previstas para 1978. Mentiras electoralistas, sentenció. De Garrigues Walker dijo que no había
construido una mala carretera en todo su mandato y «ahora nos sale con que a su ministerio le sobran los
millones por todos lados». Y en cuanto al paro dijo: «Nos las hemos visto y deseado para que soltasen
unos cuantos miles de millones para aliviar la situación de los desempleados y ahora resulta que estaban
ahorrando. Estarían ahorrando —ironizó— para pagarse la campaña electoral». En conjunto, calificó al
Gobierno de UCD como un Gobierno de desconocidos. «Ahora nos están presentando a los ministros a
toda prisa por la televisión. La mayoría del pueblo español no sabe quiénes son, lo que es una muestra de
la popularidad del Gabinete ucedista.»