BUENOS DÍAS, SEÑOR ALCALDE
EL ALCALDE-EMPRESARIO
COMO debe ser un alcalde de Madrid? He aquí una pregunta que se viene haciendo desde hace .mucho
tiempo y que desde luego ha tenido muy contradictorias formülaciones. Las ciudades, sobre todo las urbes
que superan el millón de habitantes, se configuran cada, vez más como una compleja y gran empresa. Sin
embargo, dos corrientes han prevalecido hasta ahora respecto a la personalidad de los alcaldes: para unos,
debía ser un político nato y que se apoyara en la técnica representada por sus delegados de servicios. Para
otros, el alcalde debía tener, ante todo, capacidad empresarial y tscnocrátiea, dejando la política par» otros
niveles nacionales.
LA ley Especial de Madrid se inclinó hacia la segunda de las corrientes. Concebía más bien la Alcaldía
como una magna empresa. Y ello dio lugar a que los concejales, que teóricamente deberían representar la
voz política del pueblo, fueran cediendo terreno a favor de los delegados de servicios. Tan lejos llegó esto
que sé habló incluso de una inflación de la figura del concejal. Se h´abía quedado como lin ser
representativo, pero no participativo. Él que hacía-´y deshacía era el alcalde con sus delegados de
servicios, : a manera de un consejo de administración de la gran empresa, municipal, la cuerda estaba
demasiado tensada y hubo qu» ir cediendo terreno o al menos recuperando en lo referente a las funciones
del concejal. En tiempos de Carlos Artas un concejal era un representante devaluado. Los delegados lo
eran todo. Ahora no es que esté totalmente revaluadbj pero sí es cierto que su voz suena más y con más
autoridad que antes.
LAS elecciones municipales nos van a dar ya al alcalde —el candidato primero de la lista que obtenga
mayor número de votos—y a sus concejales con el respaldo del voto popular. En esa lista irán muchos
políticos, y por ello temo que estemos volviendo en un giro de 180 grados hacia la figura del, alcalde-
político. Y los mismos políticos se echan a temblar ante un extremo u otro. El profesor Tierno Galván
acaba de decir claramente que se necesitan alcaldes con menos carga política y más carga empresarial.
CON quién nos quedamos? Sin duda que ¡os partidos políticos se apuntarán a la fórmula del alcalde
politizado y7 sin embargo, los madrileños querríamos un equilibrio que supiera conjugar al teórico de la
política y al pragmático empresario. "Él sillón de la Alcaldía de Madrid o de Barcelona va a tener tanta
importancia o más que un sillón ministerial. De ahí qué el voto del pueblo debe pesar trascendentemente a
la hora de la elección de un alcalde. Quien quiera utilizar la Casa de la Villa como un simple trampolín
político, puede darse de narices, contra los adoquines grises de las calles madrileñas. El vecino, el simple
vecino convertido en votante, quiere, ante todo, un alcalde pragmático, que arregle "las cosas de su barrio
más que los proyectos de leyes del Congreso. Quiere unas manos que trabajen par» Madrid más qué un
paridor de ideas para toda la nación. Ese difícil matrimonio de la teoría y la práctica ha de ser :a primera
cualidad en que se fijen- los partidos políticos a la hora de confeccionar sus listas de candidatos. De lo
contrario es posible que una candidatura independiente, pero más realista, dé la gran sorpresa en ias
próximas elecciones municipales.
José María CASTAÑOS