MERIDIANO ECONÓMICO «PLAN LICEFS»
Un llamado «Plan Licefs» —presentado en reunión de estudios dedicada al complejísimo problema de la
incorporación de la agricultura española al Mercado Común— se orienta, por lo visto, en dirección
liberalizadora: precios definidos por la ley de la oferta y la demanda, fomento de la competencia interior,
desaparición de monopolios... Y, además, reducción de las subvenciones agrarias.
No me atrevo a augurar una calurosa acogida a. este plan, luego de tantos y tantos años de una política
proteccionista del campo; que se ha orientado siempre a serlo —entendámonos—, aunque sus resultados
no hayan satisfecho —éste es otro cantar— a los agricultores. Aunque mucha menos satisfacción hayan
obtenido, de esta política proteccionista, los consumidores..
Van muy contra corriente —pese a que me agraden a mí— las proposiciones del «Plan Licefs». Sobre
todo en cuanto se refieren a precios, subvenciones y créditos. Por si les fuera a sus redactores de alguna
utilidad como argumento de experiencia realizada, y por lo que encierran de aleccionamiento, transcribo
unos párrafos cuyo marco histórico es, como ahora, de años de depresión económica:
«Para defender los precios del trigo, el F. F. B. (Federal Farm Board) fundó con un crédito de diez
millones de dólares la Farmers National Grain Corporation. Esta entidad garantizaba la compra de trigo a
los precios oficiales, de modo que los agricultores, felices, sembraron aún más trigo. Bajo el peso de los
excedentes, los precios cayeron aún más. y el F. F. B. recibió otros cien millones para hacer frente a sus
compromisos.)»
Siguieron a esto creaciones de organismos nuevos y aumento de los excedentes. «Algo parecido le
ocurrió al F. F.B. con el algodón. En 1931, ¡u presidente, Stone, hacía llamamientos frenéticos para
reducir la siembra en un tercio. En 1933. la política triguera y algodonera había ya costado a los
contribuyentes 300 millones de dólares.»
La misma historia se repitió, punto por punto, en otros muchos productos. Pero aunque puede completarse
con larga serie de análogas medidas que tampoco resolvieron nunca, definitivamente los problemas
agrarios, la filosofía proteccionista e intervencionista, aplicada a la economía agraria, no ha dejado de
tener muchísimos partidarios. Y la creación de organismos oficiales, destinados a resolver el campo,
muchas más todavía.
El plan o programa «Licefs» parece, afortunadamente, desviarse de esta línea. Y en tal caso, resulta
extraordinariamente interesante aun sin contar con la posible incorporación al Mercado Común. Sólo para
arreglar algo las cosas dentro de casa.—Diego JALÓN.