En su explicación al artículo 60 del proyecto de ley de Divorcio .
Fernandez Ordóñez antepone la Constitución a los acuerdos jurídicos con la Santa Sede
KARMENTXU MARÍN
A las 21.30 horas de ayer estalló públicamente en e! Pleno del Congreso la polémica llevada dentro de
UCD como un secreto a voces. Tras dos horas de debate sobre los artículos 59 y 60 del proyecto de ley de
Divorcio, referidos a los efectos civiles del matrimonio canónico, se produjo una rotunda y clara
explicación del ministro de Justicia, Francisco Fernández Ordóñéz, poniendo la Constitución por encima
de los acuerdos jurídicos con la Santa Sede.
También tomó la palabra el portavoz del Grupo Parlamentario Centrista. Miguel Herrero, para explicar
que el Senado podría «profundizar en la reelaboración del artículo 60, para garantizar la salvaguardia de
los convenios internacionales (acuerdos con el Vaticano) y el principio de no discriminación del
ciudadano ante la ley» (recogido en la Constitución), es decir, «dar la vuelta a la ley»; en palabras del
socialista Virgilio Zapatero.
Aunque se conocía desde pri-mera hora de la tarde la intención de Miguel Herrero de exponer los criterios
del denominado sector confesional de UCD ante el Pleno, su intervención causó cierto asombro y fue
seguida en un silencio absoluto,que sólo se había dado minutos antes cuando habló el ministro de Justicia.
Herrero se presentó diciendo: «Vengo aun tema que me están lejano como éste, no para traer la erudición
del ponente (se referia a Escartin) y los criterios del Gobierno, tan dignamente representado aquí, sino la
voz y e! criterio de mi grupo», en relación «con las directrices dadas por los órganos competentes de mi
partido».
«Es claro», siguió Miguel Herrero, mientras el ministro de Justicia, Francisco Fernández Ordóñéz, se
levantaba a hablar con el de la Presidencia,«que el artículo 60, al qué se reduce mi explicación de voto;
tiene una máxima complejidad y complicación porque en él se plantean dos temas fundamentales: las
relaciones interordinamentales en referencia a las normas» (el articulo 60 habla de formas de derecho
canónico o cualquiera de las formas religiosas al concederles efectos civiles), impuesto por los acuerdos
con la Santa Sede, «y el problema de la igualdad de los ciudadanos antena ley y el principio dé no
discriminación por motivos religiosos, impuesto por el no ´menos escrupuloso respeto a la Constitución»
El portavoz del grupo centrista . afirmó que no iba a caer «en las posiciones Ultraconservadoras» de
quienes priman el derecho interno sobre el internacional, porque él opinaba lo contrario y porque los
acuerdos con la Santa Sede ya son ordenamiento interno y no deben «ponerse a la Constitución»;.Tras
afirmar que consideramos que ambos principios están suficiente-mente salvaguardados en la redacción
del proyecto,anadió que ambos criterios estaban suficiente, aunque no exhaustivamente tratados»por lo
que «no excluimos» que el Senado profundice en su redacción y reelaboración».El socialista Virgilio
Zapatero afirmo que su grupo observaba con disgustó «las posíbles discrepancias entre el Gobierno y el
partido que lo sustenta» y dijo que si la Cámara alta´ ´daba la vuelta a «muchas cosas de las que vamos a
sacar en el proyecto, los socialistas no lo aceptarían «bajo ningún concepto»y se aumentarían las
distancias y bastante amplias que les separan del texto. «Observamos con cierta preocupación,anadió
Zapatero, que el portavoz del UCD ha establecido la doctrina de la doble fidelidad o la doble obediencia,
y que queremos decir que respetamos los acuerdos, pero que su interpretación sólo puede hacerse de
acuerdo con la Constitución, que, para nosotros, está por encima de todo y por encima de todos». La
intervención de Virgilio Zapatero fue cerrada con los aplausos de los bancos de la izquierda Miguel
Herrero quiso Volver a tomar la palabra, pero el presidente de la Cámara, Landelino Lavilla, no se lo
permitió. La intervención del ministro de Justicia, Fernández Ordóñez que duró escasamente "cuatro
minutos, acaparó el interés de una Cámara i , que llevaba más de una hora y media escuchando preguntas
y res-; puestas, a veces tecnicismos, sobre la necesidad de que e! matrimonio canónico siga teniendo
pleno reconocimiento en el derecho civil (De la Vallina,;Coalición Democrática), la conveniencia de
suprimir la referencia al Derecho canónico del proyecto de ley (Zapatero, socialista) o la extensa
respuesta del centrista Escartin a unos y otros : defendiendo el texto dé la Comisión.
Fernández Ordóñéz contestó a Virgilio Zapatero, quien planteó qué razones positivas hay para que el
proyecto de ley reconozca a la Iglesia católica sus normas en materia de matrimonio y a las demás
confesiones religiosas sólo sus formas, y apuntó los peligros de las ´ dobles interpretaciones que
podrían hacerse «en una sociedad como la nuestra»,donde la burguesía, a la que ustedes deberian
representar1, no ha secularizado la sociedad, opta por medias tintas y llega a una solución que no es,
perdonen la expresión, ni chicha ni limoná».
«Como ministro del Gobierno», dijo Fernández Ordóñez, «doy la : interpretación de que cuando el texto
habla de las normas de Derecho canónico se refiere a las normas que regulan las formas de matrimonio, y
que las formas son los distintos modos de celebrar el matrimonio. Hay, pues, un único matrimonio que se
celebra de acuerdo con distintas formas; luego en el proyectó de ley no se recibe todo el Derecho caónico
ni, por supuesto, la indisolubilidad.En caso de alguna duda de interpretación, los acuerdos con la Santa
Sede deberán ajustarse al derecho del Estado».
Dos posiciones
La intervención´del ministro realizada a petición de los socialistas— pretendió zanjar las diatribas de dos
horas de, un debate que tendía a enfrentar dos posiciones: la de Coalición, Democrática y, en su misma
línea, el sector democristiano de UCD, partidario del mantenimiento de lo que Juan Luis de la Vallina
llamó «sistema de matrimonio facultativo pleno entre un matrimonio civil y otro religioso, el civil con
posibilidades de disolución, y el canónico, indisoluble», y la suscitada por otras familias centristas,
minorías parlamentarias, y cómo principio por la izquierda,de un matrimonio civil único y disoluble que
puede contraerse de forma religiosa y ser inserito en el Registro si se atiende a lo dispuesto en la
legislación del Estado. ´´ Dentro de esta tesis los socialistas pidieron la supresión de toda referencia al
Derecho canónico, «porque la Constitución ve una sola clase de matrimonio con pluralidad de formas, y
el artículo 60 del proyecto podría llevar a interpretaciones peligrosísimas».
Debate en distintos escenarios
Las intervenciones de los portavoces de los grupos parlamentarios :se; produjeron, durante la mayor
parte de la tarde; en medió de un gran vacío en los escaños centristas .y algunos claros en las áreas
socialistas.Mientras los oradores hacían uso de la palabra para defender unas enmiendas, generalmente ya
explicadas de forma suficiente cuando el proyecto estaba en la Comisión, muchos de los presentes
observaban los innumerables apartes del ministro de Justicia con Virgilio Zapatero o con sus compañeros
socialdemócratas Javier Moscoso o García Díez; el intercambio profuso de papeles entre Fernández
Ordóñez y Miguel Herrero; las conversaciones de éste con el también diputado critico José María Martín
Ovieido; los múltiples paseos de los social-demócratas entre sí de María Dolores Pelayo hacia la liberal
Soledad Becerril, sentada en la mesa de la , presidencia, o los recados Herrero-Ordóñez, Meilán-Herrero,
Herrero-Ordóñez, de nuevo Ordóñez-Attard, en un rosario interminable de charlas y visitas que dieron
mayor animación al hemiciclo que la que pudo producirse desde ¡a tribuna de oradores.
Tan sólo pusieron alguna nota de humor intervenciones como la del comunista Solé Barbera, al pedir la
supresión del matrimonio secreto contemplado en el proyecto, al que calificó como «el matrimonio
contraído entre.el señorito y la criada a a escondidas de su señora mamá», defendido por el centrista
Escartin aludiendo.«al derecho de las parejas no matrimoniales a acceder a la situación matrimonial sin
proclamas ni actos públicos, sin tocar las campanas de forma discreta».
El Pleno del Congreso de ayer aprobó diez artículos del proyecto, correspondientes a la celebración del
matrimonio ante el juez o funcionario que haga sus veces y a la celebración del matrimonio en forma
religiosa. La Cámara abordará hoy el capítulo correspondiente a la inscripción del matrimonio en el
Registro Civil y los derechos y deberes de los cónyuges.