Fernández Ordóñez: "El texto final responde al de la comisión
Satisfacción en el sector socialdemócrata de UCD por la aprobación del proyecto
JOAQUINA.PRADES
Tras una serie de sobresaltos y constantes fugas de votos, el proyecto de ley de Divorcio ha sido por fin
aprobado en el Congreso de los Diputados. Los debates que han exteriorizado con más virulencia la
división interna del partido del Gobierno terminaron ayer entre la euforia de los socialdemócratas:
«Hemos ganado, esto hay que celebrarlo», comentaban camino del bar, y el estoicismo y la advertencia de
los democristianos: «Hemos callado por disciplina, pero en el Senado enmendaremos lo que aquí se ha
aprobado y no concuerda con lo que acordó nuestro grupo parlamentario», eran las palabras de su
portavoz, Oscar Alzaga.
: La actitud disciplinada de los democristianos de UCD tiene varias explicaciones: en primer lugar, no
pueden hacer otra cosa que testimoniar su postura. En un cálculo optimista; sus votos sobrepasarían en
poco los sesenta y, con toda la izquierda en contra, carecen de capacidad para modificar una ley. No
obstante, hasta al testimonio renunciaron ayer y en el espinoso tema del procedimiento (disposición
adicional sexta) optaron por una silenciosa abstención.
En segundo lugar, la pieza clave, el diputado José Antonio Escartín, les traicionó, según la expresión
empleada por un democristiano a ÉL PAÍS, al retirar su voto particular a esta disposición adicional sexta,
que recogía las aspiraciones democristianas sobre el papel que el juez debe desempeñar en una separación
por mutuo acuerdo: constatar la veracidad de las causas alegadas por los cónyuges: Sin embargo, en el
último momento «y tras una profunda reflexión», Escartín decidió retirarla.
Osear Alzaga declinaba cualquier manifestación sobre el resultado final del proyecto de ley, mucho más
progresista de lo que dictaminé en su día la Comisión de Justicia: «No voy a comentar nada sobre este
tema». Lo que si hizo Alzaga fue salir al paso de la tesis más firme de cuantas se han barajado para buscar
explicación a su postura: que los democristianos has utilizado la ley de Divorcio como plataforma de
lanzamiento político. «Eso es absurdo, manifestó.«En 1981 nadie puede pensar en crear un partido
confesional». También rechazó las acusaciones de que han estado manteniendo posturas de fuerza;
«Nosotros, ¿verdad? Ahora resulta que hemos sido nosotros los que nos hemos plantado, y no aquellos
que no han aceptado las decisiones del grupo parlamentario y del comité ejecutivo». Obviamente, se
referia a los socialdemócratas. «Ya me gustaría a mi», finalizó, «haber visto la reacción de ellos si se les
hubiera sustraído la voluntad de la mayoría de los diputados».
Lógicamente, y en contraste con estas declaraciones, el ministro de Justicia, Francisco Fernández
Ordóñez, estaba verdaderamente contento: «El Congreso de tos Diputados»; señaló al finalizar la
sesión,de ayer «ha aprobado un proyecto de ley que responde, como prometí, al texto aprobado por la
Comisión de Justicia. Es un texto moderado y aceptable, que significa, como he dicho muchas veces
durante esta larga lucha, el mínimo que sé puede presentar a sociedad española en 1981».
Y previendo la tormenta del Senado, el ministro adelantaba: «Cualquier retroceso en esta ley, alargando
los plazos, o complicando inútílmente los procedimientos, cuando hay acuerdo entre los
cónyuges están garantizados los derechos de los hijos—.supondría un peligroso salto atrás que sólo
serviría para añadir gastos, amargura e inseguridad a quienes quieren resolver civilizadamente sus
angustiosas situaciones de fracaso matrimonial».
Mientras todo esto sucedía, el presidente de UCD, Agustín Rodríguez Sahagún, continuaba diciendo muy
sonriente: «En nuestro partido no hay divisiones, hay una gran transparencia y un muy rico e intenso
debate interno».
Cuarenta informadores parlamentarios firmaron ayer un escrito de solidaridad con el periodista de
Mundo.Obero Angel Mullor, y de protesta por «u cese como redactor jefe de la citada revista comunista,
a causa de su participación en el pool informativo organizado por los periodistas parlamentarios para
obtenerla información declarada secreta comunicada por el ministro de Defensa a la Cámara sobre el
frustrado golpe de Estado.