Conservar la hegemonía, objetivo de los socialistas vascos
PATXO UNZUETA
Con sus 330.000 votos, el 25,2% de los emitidos en Euskadi el 15 de junio de 1977, el PSOE se erigió,
hace veinte meses, contra todo pronóstico, en la primera fuerza electoral del País Vasco. Sin embargo, la
mayor capacidad de convocatoria de los nacionalistas y cierto halo mítico muy característico de los
herederos de Sabino Arana contribuyeron a ir desgastando paulatinamente la ventaja socialista —por otra
parte inferior al 1 % para el conjunto de Euskadi— respecto al PNV.
El Partido Socialista de Euskadi —nuevo nombre adoptado en el congreso de 1977— asegura contar con
cerca de 9.000 militantes en las cuatro provincias, más de la mitad de los cuales corresponderían a
Vizcaya. Estudios sociológicos solventes realizados en base a los resultados del 15 de junio parecen
mostrar, por otra parte, que la mayor incidencia electoral de los socialistas se produjo entre los
trabajadores asalariados de origen no vasco.
Fuentes del propio partido expresaron su convicción de que el PSOE mejorará sensiblemente sus
posiciones en Álava y Navarra y, en menor medida, en Vizcaya. Las mismas fuentes consideraron, por el
contrario, dudoso que su partido pueda siquiera mantener el nivel alcanzado hace dos años en Guipúzcoa.
El hecho de que sea Enrique Mágica —y no, por ejemplo, Txiki Benegas— quien encabece la lista por el
Congreso en Guipúzcoa ha servido para que desde sectores nacionalistas se señale la «preferencia por los
dirigentes estatales, en perjuicio de los que viven a diario la problemática de Euskadi». El reproche, que
sería extensivo a la presencia del secretario general de UGT, Nicolás Redondo, en la cabeza de la lista por
Vizcaya, es el mismo que previamente habían avanzado sectores significativos de las propias bases
socialistas.
Fuentes del PSOE reconocieron que habían existido ciertos «roces y tensiones», aunque explicaron la
opción elegida en función de un criterio de eficacia. Se trataría, según estas fuentes, de reforzar la
candidatura por Vizcaya, garantizando el voto de los trabajadores inmigrantes mediante la presencia del
líder de la UGT, pero intentando, a la vez, captar el voto de otros sectores de izquierda que, sin ser
nacionalistas, se sienten particularmente motivados por la problemática nacional vasca. En estos últimos
sectores, Txiki Benegas contaría, según la hipótesis manejada a la hora de elaborar las listas, con un
prestigio superior al de otros dirigentes socialistas. El criterio habría sido, pues, el de colocar juntos a
Redondo y Benegas en la cabeza de la lista.
Otro dato que llama la atención es la ausencia de Jaime San Sebastián, secretario general de UGT de
Euskadi, de las listas por Vizcaya, en las que sí figuró en el 77. San Sebastián es considerado en los
medios sindícales vascos como uno de los dirigentes socialistas más resueltamente partidarios de la
autonomía de UGT respecto al PSOE.