DINERO QUE SALE DE LA FAMILIA, QUE RETORNE A ELLA
En relación con la entrevista al vicedecano del Colegio de Licenciados, señor Lobato, publica la en YA el
17-11-77 nos escribe, desde Madrid, don Jesús Garrido Perdiguero. Dice:
"Creo detectar que el hilo conductor de la entrevista radica en la tesis de eliminar la ayuda del Estado a la
iniciativa privada en el campo de la enseñanza. Y quisiera, por medio de la presente, hacer algunas
observaciones al citado señor y por extensión a la Junta de gobierno del Colegio Oficial de Doctores y
Licenciados de Madrid.
Cuando dice el señor Lobato que "es inaceptable que el dinero público subvencione a una escuela
confesional..." le haría la siguiente reflexión: ¿de dónde sale ese dinero...?, y si de loa contribuyentes, ¿no
parece justo que retorne a los mismos?, ¿o 1« parece excesivo considerar la alternativa "dinero que sale
de la familia, que retorne a ella?" Resulta evidente que cada puesto escolar tiene ,un costo; costo que . si
el Estado asume su f inanciación, al final del proceso veremos que el que paga es el ciudadano. Pero un
Estado que se dice democrático no puede ir en contra de su propia definición, y, por tanto, al proceder el
dinero del contribuyente—de la familia—, entiendo debe retornar a la familia y ésta decidirá el centro que
elige para llevar a cabo la educación de sus hijos, ya que considero que todo lo que se salga de esta vía—
libertad de elección para todos—será una forma más o menos camuflada de totalitarismo. Bajo este plan-
teamiento el Estado sería coherente con sus principios democráticos, ya que acudiría donde la .iniciativa
privada no llegase (posiblemente pequeñas ciudades, pueblos), y cumpliría con la verdadera función de
un Estado occidental, su subsidiaridad.
Puestos a ser coherentes, no entiendo como puede serlo una escuela de corte pluralista, porque en el
supuesto de existir el resultado será una casa de locos, siendo el primer perjudicado el alumno, que no
sabrá a qué carta quedarse, pues por un lado es receptivo de lo que respira su familia, y por otro lo que
aprende en las diversas asignatura» educativas..., y si cada profesor va a su aire, ya me. contará...
Comprendo, pues, que los padres, verdaderos responsables de la educación de sus hijos, quieran para ellos
la formación qu« les facilite un centro educativo que, conforme a sus convicciones, sea para sus hijos
prolongación de su hogar.
Lo anterior enlaza con la consideración que hace el señor Lobato: "cuando nadie ha pedido escuelas
socialistas, comunistas o anarquistas...". Yo le diría que en efecto no se piden, pero por lo que veo no
tienen ninguna necesidad, dado que al estar creándose un clima de obstáculos con el fin de que la
iniciativa privada desaparezca de la enseñanza, acabaríamos con el papa Estado, dueño exclusivo de la
situación, el cual, en aras de una mal entendida democracia, no impondría a nadie enseñanzas que diesen
una visión trascendente d« 4a vida; y ¿qué más quieren socialistas, comunistas y anarquistas si no borrar
en el ser humano toda huella de lo religioso? ¿Para qué pedir escuelas si se las van a servir en bandeja?
Finalmente, le diría al señor Lobato que si todos nos ejercitamos a convivir en la democracia, no veo por
dónde surgirá ese afán de tirarnos los trastos a la cabeza, como parece temer ante esa "formación de
trincheras ideológicas"; ¿o es que piensa que para evitar esa posibilidad sólo existe la solución de la
escuela pública?"