El desafío del 23-F y la inaplazable modernización
Juan G. IBANEZ
Madrid — La renovación total de la Junta de Jefes de Estado Mayor era considerada ayer el primer
resultado público de la creación de la comisión gubernamental de Seguridad —presidida por Calvo-
Sotelo—, encargada de preparar la estrategia ante el juicio del 23-F y la escalada de tensión que
protagonizarán los sectores involucionistas. La decisión ha sido acogida con sorpresa —por ¡a fecha
elegida y la rapidez y discreción empleada en su ejecución—, pero a la vez con comprensión por la
constatación del desgaste progresivo a que se encontraba sometida la JUJEM tras el intento de rebelión
militar por un sector del Ejército. Tras apoyar la conveniencia de la medida ante los acontecimientos de
los próximos meses -principal y primordialmente el juicio sobre el-23-F—, medios militares bien
relacionados subrayaban la satisfacción producida- por la consulta «auténtica» de, que han sido objeto
esta vez «las autoridades competentes» de los respectivos Ejércitos. Desde hace unos cuantos años, al
parecer, se había impuesto la práctica de proponer «desde arriba» el candidato que previamente había sido
seleccionado desde el poder.
Participación
En este caso, por el contrario, los Consejos Superiores han tenido la oportunidad de confeccionar las listas
para las respectivas jefaturas de Estado Mayor. Con las propuestas en la mano, el ministro de Defensa y el
presidente del Gobierno realizaron posteriormente la elección. El aplazamiento el pasado lunes de un
viaje, previsto con mucha anterioridad, del jefe del Estado Mayor del Aire a Bélgica, revela que fue ese
día, seguramente, cuando el presidente de la JUJEM y los jefes de Estado Mayor fueron informados por el
ministro de que importantes acontecimientos iban a tener lugar a mediados de la semana. En cualquier
caso, el plan se mantuvo en total reserva hasta el jueves a mediodía. Poco después, los capitanes
generales, que habían sido convocados a una reunión del Consejo Superior del Ejército para el jueves, por
citar un ejemplo, fueron urgentemente advertidos de que el sábado tendría lugar un acto con el Rey en el
Palacio.de Oriente. Algunos tenientes generales, informados mediante telegrama, no sospechaban en el
momento de escoger sus ropas para venir a Madrid, que tendrían que acudir ante el Rey para asistir a la
presentación de una nueva Junta de Jefes de Estado Mayor. La sustitución de la JUJEM en pleno es
atribuida en medios militares solventes a la intención de evitar el «entredicho» en que habría quedado el
primero de los tenientes generales cuyo relevo se hubiese promovido. Explicación que confirma, por otra
parte, la decidida voluntad del Gobierno de renovar la cúpula militar antes de la vista de! juicio contra los
implicados en el 23-F.
Modernización
Desgastada por su contribución a la implantación de una nueva legalidad —el desprestigio estaba siendo
ya azuzado desde sectores ultraderechistas—, abocada al relevo de alguno de sus miembros en las
proximidades del juicio del 23-F, previsto oara finales de febrero —el teniente general Gabei-ras pasaría a
la reserva en abril— y ambientada a los planes y maneras de los Gobiernos de Suárez —el artífice de la
transición, que cayó también víctima de ésta—, la JUJEM se encontraba en malas condiciones para
afrontar además el embite del juicio contra sus subordinados sublevados. Medios militares bien
informados se declaraban ayer convencidos de que esta vez «va en serio» la reorganización pendiente, y
necesaria, en las Fuerzas Armadas. Las mismas fuentes expresaban su confianza en que la nueva JUJEM,
nombrada por el actual Gobierno y fruto de una estrategia. político-militar de éste, podrá afrontar las
medidas de modernización dentro de las FAS previstas para corto y medio plazo e imposibles de realizar
desde posiciones de debilidad.