España es el país industrializado con el mayor déficit comercial del mundo. Ante esta situación sólo cabe
la alternativa de limitar en lo posible las importaciones y fomentar las exportaciones. Este principio
elemental es el que están siguiendo todos los países del mundo, por lo que es muy difícil conseguir
resultados espectaculares.
La importación española es bastante rígida. Una gran parte de ella la constituyen materias primas como el
petróleo o cereales para alimentación ganadera, de los que no se puede prescindir. En la cuestión de los
cereales habría que cambiar drásticamente la estructura productiva agrícola y ganadera.
De todas formas siempre quedan importaciones innecesarias que, en un_ periodo de austeridad, es preciso
limitarlas al máximo cuando, dados los compromisos internacionales, no se pueda prescindir
drásticamente de ellas.
La gran batalla del comercio exterior hay que darla de cara a la exportación. Es preciso contar con un
cambio realista de la peseta para que nuestros productos sean competitivos en el exterior. Y con
mecanismos ágiles y efectivos para financiar nuestras exportaciones.
Pero lo más importante es que las empresas y las autoridades españolas se impregnen de mentalidad
exportadora, y realicen una política comercial agresiva, de apertura de nuevos mercados, unida al es-
fuerzo innovador en la tecnología y en el diseño de los productos.
Carlos Bustelo, subsecretario de Comercio
España necesita volcarse en el comercio exterior
D16.—¿Cuál era la situación de los pagos exteriores de España inmediatamente después de las elecciones
legislativas del pasado junio?
Carlos Bustelo.—Como es sobradamente conocido, el Gobierno nombrado después de las elecciones se
encontró con una situación económica muy grave, caracterizada por la existencia de tres desequilibrios
básicos: el déficit exterior, la inflación y el paro. De los tres, quizá el que necesitaba más urgentemente
una corrección era el déficit exterior, sin lo cual no puede haber recuperación económica sostenida y
saneada.
Evidentemente, la mejora de la balanza de pagos pasaba por una medida previa necesaria, pero no
suficiente, de establecer un tipo de cambio realista para la peseta. Esta medida se tomó en el mes de julio
y con ello se sentaron las bases para un relanzamiento, de las exportaciones.
El petróleo agravó la crisis
D16.—¿Cuáles eran las cifras en concreto que indicaban ese deterioro alarmante de nuestra situación de
pagos con el exterior?
C. B.—La situación de pagos exteriores española sé agravó notablemente con la crisis del petróleo, con el
aumento del precio de los crudos en mil novecientos setenta y tres, y los de otras materias primas de los
que somos fuertemente importadores. El país no quiso entonces asumir los efectos de este aumento
dramático del precio del petróleo, que implicaba en definitiva un deterioro de la relación real de
intercambio y que, en cierto modo, empobrecía al país frente al exterior. Esto requería un esfuerzo grande
dé reasignación de recursos para la exportación y, en definitiva, una disminución de la demanda interior
para, de esta forma, dejar libres recursos hacia la exportación.
Ahora bien, a pesar del establecimiento de las medidas correctoras adecuadas, iniciadas con un tipo de
cambio realista para la peseta, hemos terminado el año mil novecientos setenta y siete con un déficit de
seis mil millones de dólares, que si es inferior al que se preveía en el verano, sigue siendo uno de los más
elevados del mundo. En consecuencia, un país que para el funcionamiento normal de su economía
necesita importar casi diecisiete mil millones de dólares, mientras sólo exporta diez mil quinientos
millones de dólares, necesita hacer un esfuerzo de promoción exterior y de aumento de sus exportaciones.
Quisiera resaltar que aunque tras una medida devaluatoria las exportaciones precisan un tiempo para
reaccionar e incluso en principio pueden sufrir un impacto negativo —contó ha ocurrido en algunas
ocasiones en la economía británica—, es significativo observar que la devaluación española fue seguida
inmediatamente por un impulso importante de nuestras exportaciones.
El crecimiento de las exportaciones en mil novecientos setenta y siete, en términos de dólares, ha sido de
un quince por ciento y de un treinta y tres por ciento en pesetas.
Dinamismo en las exportaciones
D16.—¿Este comportamiento satisfactorio de las exportaciones en mil novecientos setenta y siete ha
continuado en lo que va de mil novecientos setenta y ocho?
C. B.—Las exportaciones siguen mostrando un gran dinamismo, según los últimos datos de que se
dispone y que corresponden al pasado enero. Sin embargo, sería un error caer en la falta de realismo de
creer que este dinamismo es algo que se va a mantener en el tiempo de una forma automática.
Evidentemente, la situación de demanda interna y la persistencia de un tipo de cambio realista son
factores que impulsan nuestra exportación, pero no podemos olvidar que esta corrección de nuestro
desequilibrio exterior la estamos realizando en medio de una coyuntura internacionalmente adversa. En
efecto, la situación de la economía mundial, y concretamente la de los grandes países con los que
mantenemos corrientes comerciales más importantes, se encuentran en una situación que les obliga, por
una parte, a ser enormemente agresivos en sus políticas de fomento a la exportación, y por otra, en sus
políticas de protección de la importación. Estamos asistiendo prácticamente a una situación conocida en
los manuales de teoría económica como «política de empobrecimiento del vecino», por la cual los países,
a través de su política de fomento de la exportación y de restricción de las importaciones, se esfuerzan en
traspasar sus altos niveles de paro al exterior.
D16.—En enero se registró un crecimiento espectacular de las importaciones, con un deterioro del índice
de cobertura. ¿Quiere ello decir que se ha truncado la línea de mejora de nuestra balanza comercial?
Evitar cifras mensuales
C. B.—Creo que se debe evitar el interpretar cifras mensuales tratando de extraer de ellas conclusiones
definitivas, porque las cifras de un solo mes no marcan una tendencia. Estos aumentos interanuales se
deben a que, por ejemplo, cómo en el caso de enero de mil novecientos setenta y ocho sobre enero de mil
novecientos setenta y siete, ha habido importaciones especialmente bajas, en enero del pasado año, e
importaciones especialmente altas, en enero de este año, en rúbricas como el petróleo, cuyas compras
sufren grandes oscilaciones de mes a mes.
Una vez depuradas las cifras de enero de los componentes que pudiéramos calificar de erráticos no hay
base en absoluto para decir que el mes de enero haya quebrado la evolución satisfactoria de nuestro co-
mercio exterior en la segunda mitad de mil novecientos setenta y siete.
Creo que, a pesar de la situación adversa de la economía mundial, hoy, en marzo de mil novecientos
setenta y ocho, podemos mirar con relativa tranquilidad la evolución de nuestra balanza de pagos, y
concretamente de nuestro déficit comercial en mil novecientos setenta y ocho.
D18.—¿La depreciación continuada del dólar no está haciendo perder a la peseta su posición favorable?
C. B.—El hecho de que estemos; viviendo en una situación de tipos de cambio flexibles, fluctuantes,
lleva consigo el que cuando se habla de tipo de cambio dé una moneda ya no tiene sentido referirla
exclusivamente a, su relación con otra moneda. Por ello, cuando se dice que la peseta sé ha revaluado de
julio a hoy, porque el dólar ha pasado de ochenta y siete pesetas a ochenta pesetas, esta afirmación hay
que completarla contrastando, además, cuál ha sido la evolución de la paridad de la peseta respecto a otras
monedas. En realidad, hoy día lo importante es hablar del tipo de cambio efectivo, es decir, el tipo de
cambio que resulta de tener en cuenta la relación de una moneda con todas las demás, ponderado ello por
la importancia de las relaciones económicas con el país de esa moneda.
Mejora de la balanza
El tipo de cambio de la peseta, bajo estas premisas, ha tendido a elevarse suavemente en los últimos
meses, pero no en el porcentaje que podría deducirse de mirar exclusivamente el dólar, porque esta divisa
ha perdido posiciones respecto a las otras monedas europeas.
D16.—Dadas las dificultades crecientes para el desarrollo del libre comercio internacional, ¿se ha
pensado en adoptar algunas medidas de estímulo a nuestros exportadores?
C. B.—Sí. Creo que a pesar de nuestra mejora sustancial de la balanza de pagos, que ha reducido el
déficit corriente de cuatro mil a dos mil quinientos millones de dólares, esta mejora no puede llevarnos a
la pasividad, y menos por lo que respecta a un Departamento como el de Comercio y Turismo, que tiene
la responsabilidad del comercio exterior. Por ello, el ministro, Juan Antonio García Diez, presentará en
breve al Consejo de Ministros un plan coherente de fomento a la exportación, que trata de mejorar y
reforzar el sistema vigente de crédito a la exportación, promoción comercial, seguro de crédito, etcétera.
Creemos que este plan, aunque está elaborado con criterios de estricta austeridad, puede dar un impulso
decisivo a nuestra exportación, qué, como ya he dicho, muestra un dinamismo más que aceptable, pero
qué querríamos, mediante estas medidas, consolidar y convertir en una corriente permanente de ventas al
exterior.