MERIDIANO NACIONAL
El fin de los rumores
CÉNIT.—Esta segunda quincena de agosto, a punto de finalizar, ha marcado la cota más elevada
alcanzada por la rumorología escrita. Circunstancias varias han ayudado a ello. Los diarios y las revistas,
la Prensa en general —la mayoría de la misma, cuando menos—, no ha hecho más que servir de
plataforma, de resonancia, a diversas especulaciones que, a su vez, no eran sino expresión de Inquietudes
de algunos sectores políticos muy caracterizados.
Paulatinamente, los rumores han ido remitiendo. Los detalles que los sustentaban, que los hacían
aparentemente verosímiles, se han diluido en el agua de las realidades. Desde ayer no hay quien especule
—y, por tanto, quien rumoree— sobre don Manuel Fraga y su posible participación en las Asociaciones.
Tampoco hay rumores sobré la celebración de un Consejo de Ministros en San Sebastián, como en otros
años. Se sabe que el Jefe del Estado regresará a Madrid en la próxima semana.
El enérgico desmentido del ministro de Información de los rumores «totalmente infundados» sobre una
«hipótesis transitoria», con transmisión de poderes al más alto nivel, calculada para el otoño, en
combinación con una «crisis de Gobierno», publicados por un colega de la Prensa diaria, ha marcado el
final .de una etapa, la veraniega, con la autoridad y firmeza que cabían esperar de don León Herrera.
DECRETO.-—Por otra parte, casi simultáneamente, la Comisión de Competencia Legislativa de las
Cortes emitía dictamen favorable al decreto-ley sobre prevención del terrorismo, aprobado en el pasado
Consejo de Ministros de La Co-ruña. Con tal dictamen, el decreto-ley, enviado con la urgencia del caso al
«Boletín Oficial del Estado», puede considerarse ya una completa realidad.
Si con las palabras del ministro se colocaba un tope a los rumores ya citados, con el decreto se crea un
arma jurídica, que se estima suficiente, para combatir al terrorismo. Ambos —mentís y decreto— no
dejan lugar para especulaciones, no deben dejarlos. Ni cabe presuponer más allá de las palabras del
ministro, ni calcular que el decreto-ley venga a cumplir, con relación a la información, otra función
distinta o complementaria que la de actuar contra esos dinamiteros, por todos denigrados, de la paz y la
convivencia.
CLARIDAD.—La claridad en la información, la eliminación del rumor, deben ser tareas conjuntas de
medios informativos, Gobierno y sociedad. Del 26 de agosto —ha habido varios días señalados en este
insensato mes, pero quizá ninguno como el de ayer— podrá decirse que marca un hito en la Prensa y, por
ende, en el resto de los medios de difusión del país. Quizá un hito han señalado como en su momento lo
fue la propia ley de Prensa e Imprenta. Con la diferencia de que ahora la amplitud que se abarca supera
los primitivos ámbitos de aquélla. Pedro CRESPO.