Diario 16/8 octubre 80
MADRID
Y Tierno dijo a los periodistas
«Dios no abandona al buen marxista»
Pilar CERNUDA
El alcalde de Madrid, en una comida con los periodistas, en la que no se le
escapó ni una sola vez su
latiguillo «es menester», aseguró, hablando de religión, de ateísmo y de
catolicismo, su convencimiento
de que Dios no abandona nunca al buen marxista.
«Lo peor que le puede pasar a un partido de izquierdas es ser o parecer un
partido de derechas», dijo el
alcalde de Madrid y ex presidente honorario del PSOE, Enrique Tierno Galván, en
una de las cenas
organizadas por Julián Cortés Cavanillas en Calycanto.
El «viejo profesor» no se sumó al menú general, pidió platos de régimen, y
presentaba un buen aspecto,
sin problemas de vista, aunque quizá más delgado.
No se lleva demasiado bien con la ejecutiva de su partido, no es ningún
secreto, pero por lo menos, en
está ocasión, tampoco la atacó abiertamente, insistiendo varias veces en que él
es sólo un militante de
base. Habló de moral, de buenas costumbres, de la juventud sana... y no dijo ni
una sola vez su ya
conocido «es menester».
Sobre sus relaciones con la ejecutiva socialista dijo, riendo, que «parientes y
trastos viejos, lejos», y que
confiaba en que «recuperemos un perfil claro de partido socialista»; abogó por
los compromisos claros,
«que evitarían que, cuando se hacen coyunturalmente, se hable de cobardía».
Reconoce que siente una
leve nostalgia por su desaparecido PSP y afirma muy tajante que «no soy
partidario de un Gobierno de
coalición, excepto en un momento de crisis muy grave, en que habría que aceptar
ese error si es el único
camino».
Agentes de la KGB
Hablamos de religión, de ateísmo, de catolicismo, y dice que «Dios nunca
abandona al buen marxista», y
defiende el divorcio, «es necesario, y debe adecuarse a las exigencias del país.
El divorcio que exige este
país es de los que no permita acelerar la disolución de la familia».
Medio en serio, medio en broma, le preguntamos por esos rumores que le vinculan
demasiada a ciertos
países del Este y, medio en broma, medio en serio, responde que «soy doctor
honoris causa de la
Universidad de Princeton, título que no suele darse a los agentes de la KGB».
Uno de los periodistas le dice que «una de las personas más cultas e
intelectuales del socialismo español
va a pasar a la historia como el alcalde de la grúa», y Tierno acepta el piropo
y contesta que «el partido
hasta ahora no ha sabido utilizarme, y espero que pronto sepa utilizarme y
utilizarme bien».
Se encuentra tan a gusto el alcalde que promete arreglar las cosas para que la
fatídica grúa tenga cuidado
con los coches de los periodistas, e incluso saca una agenda y anota el tema,
para no olvidarlo, lo que le
supone recibir sonrisas de satisfacción de sus contertulios.
El Parlamento es mediocre
Cuenta y no para, sobre la cantidad de asociaciones que pasan diariamente por su
despacho, la cantidad de
recomendaciones que recibe, lo mal que está el trafico, la necesidad de comprar
más autobuses, de
solucionar el problema del aparcamiento, y pasamos otra vez a su faceta
política, cree que el título
octavo de la Constitución, el de las autonomías, «es el más flojo; el deseo de
ofrecer muchos caminos
conlleva muchos problemas», cree también que «el eurocomunismo tiene sus días
contados», no quiere
hablar de su futuro político, no tengo carrera política, y no he sufrido
tampoco, porque estar cuarenta años
luchando contra el franquismo y llegar luego a alcalde de Madrid...
Piensa que el Parlamento «es mediocre y los que estamos ahí somos gente muy
mediocres», cuenta que
está escribiendo una especie de memorias que él llama «cabos sueltos», y tiene
elogios para Suárez: «Es
un hombre capaz, pues pocos hombres hubieran aguantado estos años de transición,
tiene dotes
excepcionales y capacidad de aguante», y quizá para dar un toque de optimismo al
final de la cena,
asegura que el terrorismo «se arregla; estamos ahora en la cúspide, y va a
declinar, dentro de unos meses
lo podremos comprobar».