Hablaron el capitán general y el gobernador civil
Concentración en Barcelona
BARCELONA. (De nuestro corresponsal.)—La anunciada manifestación de adhesión a Franco y al
Ejército—concentración, como se sabe, reiterada estos días a través de los medios de información y
octavillas—se inició sobre las siete y media de la tarde de ayer, cuando gran número de ciudadanos
comenzaron a afluir a la plaza de Cataluña, punto de reunión según la convocatoria. Los comercios
cerraron sus puertas y la plaza se hallaba profusamente engalanada.
Los altavoces hacían sonar marchas e huimos, interrumpidos de cuando en cuando por una voz que
explicaba los motivos del acto, que fue calificado desde los micrófonos de "envidia para el mundo" y
"momento histórico" Poco después de que se difundiera el "Cara al sol", la misma voz dijo: "Barce-
loneses: ¡Qué gloria da ver la plaza de Cataluña!...", para después anunciar que la manifestación hacia
Capitanía General, a través de las Ramblas, iba a comenzar. Eran las ocho en punto de la noche.
Numerosas pancartas, banderas nacionales, de Falange—una de ellas monumental y que concitó singular
entusiasmo—y tra-dicionalistas, eran enarboladas por miles y miles de personas.
La cifra exacta es de difícil evaluación. Televisión facilitó en "24 horas" la cantidad de "mas de 400.000
personas". "La Vanguardia" dice en su titular: "Se calcula en 300.000...". La Agencia Cifra, en más de
300.000. Europa Press daba en un primer despacho "por encima de 100.000", y luego dio otro servició
situando la manifestación en "más de 200.000". Como ustedes comprenderán a este corresponsal le
resulta personalmente imposible ofrecer el número cierto.
Durante más de media hora la multitud se dirigió Ramblas abajo, encabezada por unos cuarenta taxis, en
fila de tres en fondo, y por el alcalde de Barcelona, señor De Porcioles, acompañado de diversas
autoridades. Los gritos de "¡Franco, Franco, Franco!", el cántico del himno de Falange, el no a la E. T. A.
y al comunismo podían oírse claramente. El tráfico de toda esta zona aparecía cortado.
Al aparecer en el balcón principal el capitán general don Alfonso Pérez Viñeta y el gobernador civil, don
Tomás Pelayo Ros, los manifestantes prorrumpieron en estruendosas ovaciones, en nuevos cánticos de
"Cara al sol", con el brazo en alto, y los pañuelos blancos a modo de saludo. El entusiasmo era entonces
palpable. Tales muestras ya no cesarían hasta el final de ¡os discursos, siendo interrumpidos los oradores
en distintas ocasiones
El señor Pelayo Ros, gobernador civil de Barcelona, entre otras cosas dijo: "Nos hemos sentido
convocados, no por odio o rencor, no por sentimentalismos o añoranzas sino para demostrar fe
indestructible en los supremos destinos de la Patria, que hace mucho tiempo, y una vez para siempre,
juramos mantener unida."
Cataluña, cuna de hombres serenos, libres y responsables, está hoy, como ayer y como toda España, con
el corazón henchido de amor patrio, como canta nuestro himno de la Infantería, porque sabe que, como en
nuestro "Cara al sol", la primavera que un día empezó a reír tiene el cimiento de nuestros esfuerzo."
Discurso del capitán general
Por su parte, el capitán general afirmó: "Me consta que vosotros queréis paz y progreso; pero que no
olviden los hombres sin Dios y sin ley que si, desean traer a estas tierras la violencia, el terror y la
anarquía los batiremos sin la menor vacilación.
¿Pero.es que desconocen esas gentes lo que Cervantes dijo, que "Barcelona es patria de valientes?
Nosotros no olvidamos que los pueblos no mueren por débiles, sino por viles, y que frente a la poesía que
destruye hemos levantado la poesía que promete.
Vosotros tenéis a orgullo:
De que vuestros mayores se enseñorearon con sus naves por estas aguas del mar Mediterráneo, "en donde
hasta los peces llevaban vuestras barras".
De que en nuestras filas formen combatientes de la División Azul, aquellos hombres que fueron allende
de nuestras fron, teras sólo para abatir a la "fiera comunista en su guarida".
De que aquí estén las nietas de las heroínas catalanas, aquellas mujeres de la compañía de Santa Bárbara,
que dieron la mayor lección para la Historia universal por su sacrificio en la defen. sa de la independencia
de España.
También estamos satisfechos de que nos acompañéis vosotros, mis jóvenes camaradas, a quienes os
hemos enseñado que la misma muerte no es más que un acto de servicio, si se ofrece en holocausto a la
Patria.
Que nadie dude que los Ejércitos, siempre fieles a España, cumpliremos la misión que se nos ha
encomendado en la Ley Orgánica del Estado y que votasteis más de catorce millones de españoles.
Y finalmente, que tenemos por guía capitán y jefe, al Caudillo Franco, el "héroe hecho padre", que lleva a
España en gloria, desde hace más de treinta años, y al que seguiremos con alegría y entusiasmo.
Por todos estos asertos, estamos aquí presentes los que tenemos fe en los destinos de la Patria y creemos
en la suprema realidad de España.
Catalanes, españoles todos:
Por la Patria, el pan y la Justicia, por los que cayeron, nuestros mejores, gritad conmigo:
¡Viva Cataluña! ¡Viva Franco! ¡Visca Espanya! ¡Arriba España!
Enrique Sopeña