EL PAÍS, jueves 18 de febrero de 1982
16/NACIONAL
POLÍTICA
Procesados por el intento de golpe de Estado del 23 de febrero
ANTONIO TEJERO MOLINA
El perfecto brazo ejecutor
Si de algo no se puede acusar al teniente coronel de la Guardia Civil Antonio
Tejero Molina es de incoherencia: sus posiciones ideológicas han sido
permanentemente diáfanas, y siempre ancladas en el desprecio profundo hacia el
sistema democrático.
Nacido en Málaga hace cincuenta años, tuvo su primer incidente serio mientras
estaba destinado en San Sebastián. Cuando, en 1976, el Gobierno legalizó la
ikurríña, Tejero dirigió un airado telegrama de protesta al entonces ministro
del Interior, Rodolfo Martin Villa. Sometido a expediente disciplinario, fue
trasladado a Málaga, su ciudad natal, como jefe de la comandancia de dicha
ciudad.
También tuvo ocasión allí de mostrar su escaso aprecio por la legalidad. El 8 de
octubre de 1977, diversas organizaciones políticas habían convocado una
manifestación para pedir el establecimiento de la mayoría de edad a los
dieciocho años; Ja manifestación estaba autorizada por el Gobierno Civil.
Ese mismo día, ETA había asesinado en Bilbao al presidente de la Diputación
vizcaína, Araluce, y a los policías de su escolta. Tejero, al frente de una
compañía de miembros de la benemérita, provistos con material antidisturbios,
impidió que la manifestación se realizase, y se dirigió a los participantes
diciendo: "Hoy es un día de luto en España y aquí no se manifiesta nadie".
A requerimiento del ministerio del lnterior,la autoridad militar separó del
mando y arrestó en su domicilio a! teniente coronel Tejero. Menos de un año
después, nuevamente volvió a ser noticia, al publicar, a través de El Imparcíaí,
una carta abierta al rey Juan Carlos en la que se mostraba abiertamente
disconforme con la Constitución que poco después sería mayoritariamente aprobada
por los españoles en referéndum. La carta costó un nuevo expediente al teniente
coronel.
Pero, sin duda, el antecedente más directo de las actitudes golpistas de Antonio
Tejero fue lo que luego se conocería como Operación Galaxia. Tejero, con la
colaboración del entonces capitán de Infantería Ricardo Sáenz de Ynestrillas,
preparó entre octubre y noviembre de 1978 un golpe de mano cuyo objetivo era
ocupar el palacio de la Moncloa en el momento en que estuviera reunido el
Consejo de Ministros y, luego, someter la nueva situación al Rey.
El día fijado para la rebelión, 17 de noviembre, debían estar fuera de Madrid
don Juan Carlos, el ministro de Defensa, los jefes de Estado Mayor de los tres
ejércitos, y los principales jefes de las brigadas paracaidista, motorizada y
acorazada. Tejero ocuparía la Moncloa con cien guardias civiles e Ynestrillas
desplegaría por Madrid 1.200 hombres de la Policía Nacional. Secuestrado el
presidente, se impondría la formación de un Gobierno de salvación nacional,
opuesto al proceso democratizador.
La operación se vino abajo al desistir de participar en ella otros mandos
militares convocados para sumarse a la rebelión, que dieron cuenta a sus
superiores. Tejero e Ynestrillas fueron juzgados en consejo de guerra por un
delito de conspiración y proposición para la rebelión. La sentencia condenó a
Tejero a siete meses de prisión y a Ynestrillas a seis meses y un día.
El capitán general de Madrid disintió de la sentencia, pero ei Consejo Supremo
de Justicia Militar la ratificó a primeros de julio de 1980.
Desde el principio hasta el final
El teniente coronel Antonio Tejero aparece implicado en la operación golpista
del 23 de febrero de 1981 desde el principio hasta el final, según las
estimaciones del fiscal togado de la causa correspondiente.
Ya en una fecha indeterminada, entre los últimos meses de 1979 y la Semana Santa
de 1980, Tejero participa, a instancias de Juan García Carrés, en una comida en
la que transmiten al ayudante del teniente general Miláns, Pedro Más Oliver, sus
impresiones sobre la necesidad de tomar alguna decisión para resolver la grave
situación española y manifiestan su creencia de que es el teniente general
Miláns la persona más indicada para dirigir ese movimiento.
Tejero se encargó, por deseo expreso de! capitán general de Valencia, de
preparar los detalles de la operación, decidiendo que era más viable la
ocupación del Congreso que la del Palacio de la Moncloa.
El teniente coronel estudió los accesos al Parlamento, medidas de seguridad,...
y compró seis autobuses de cincuenta plazas cada uno para trasladar la fuerza al
Congreso.
El 18 de enero de 1981, por encargo del teniente general Miláns, el coronel
Ibáñez Inglés, segundo jefe de EM de la capitanía general de Valencia, pregunta
a Tejero si la operación podía realizarse el 20 de febrero, a lo que el teniente
coronel se opone por considerar que ese día, viernes, y a causa de los permisos
de fin de semana, no habría suficientes oficiales disponibles.
El día 21 se entrevista Tejero con el comandante Cortina, del CESID, quien
explica que el general Armada, su jefe, es mando importante en la operación, y
que, producida la ocupación del Congreso, entraría en el mismo una autoridad
militar que hablaría a los diputados.
Cortina pidió a Tejero, igualmente, que se pusiera en contacto inmediato con el
general Armada y que se había fijado definitivamente la fecha del 23 de febrero
para la operación. El mismo día, Tejero se comunica con Miláns, quien confirma
todo lo expuesto por Cortina.
El teniente coronel tuvo un encuentro con el general Armada el día 21 de enero,
en un estudio jurídico de la calle Pintor Juan Gris, de Madrid, El general
preguntó si la operación estaba dispuesta y le dio las instrucciones precisas:
en la toma del Congreso no debía producirse derramamiento de sangre.
El 23 por la mañana, Tejero se traladó al parque de automovilismo de la Guardia
Civil para que le facilitaran conductores y fuerza para la operación señalada.
Previamente, el teniente coronel había contactado con el capitán Abad, al que
puso al tanto de la operación, con objeto de que le consiguiese oficiales.
Decidido a ayudar a Tejero, e! capitán Abad convoca a sus oficiales, quienes,
tras resolver algunas dudas, deciden sumarse al compló.
A las cinco y media de la tarde del dia 23, y tras arengar a la tropa, se
dirigió Tejero con sus hombres al Congreso. A las 18,32, cuando se estaba
celebrando la votación de investidura de Leopoldo Calvo Sotelo, el teniente
coronel, pistola en mano, entra en el hemiciclo. Allí se producen las escenas
que son del dominio público gracias a la grabación realizada por TVE.
El teniente coronel golpista habla poco después con el teniente general Miláns,
y le comunica que la ocupación se ha realizado sin novedad.
Cuando el general Aramburu •trata de disuadir al teniente coronel Tejero, éste,
pistola en mano, le responde: "Mi general, estoy dispuesto a todo y, antes de
entregarme, primero le mato y después me pego un tiro".
Poco después, a las ocho de la tarde, el secretario general de la casa del Rey,
general Fernández Campo, habla por teléfono con Tejero, al que pregunta qué
pretende y le ordena que deponga su actitud; el teniente coronel contesta que
solamente recibe órdenes del teniente general Miláns. Fernández Campo insiste en
que ha invocado falsamente el nombre del Rey, tras lo cual cuelga Tejero el
teléfono.
En ese momento, y por órdenes del teniente coronel, ya habían sido sacados del
hemiciclo, y aislados en diversas dependencias del Congreso, los principales
líderes políticos.
A las diez y media de !a noche, Tejero vuelve a entrar en !a sala de sesiones y
comunica a su tropa que la II, III, IV y V regiones militares "han dicho sí a
Miláns del Bosch como presidente del Gobierno".
Tejero recibe luego las visitas del coronel Alcalá Galiano, a los tenientes
coroneles Aguilar y Monzón, al general Prieto, de la Guardia Civil, y al
teniente coronel Baquera, sin que ningunoa consiga que el teniente coronel
deponga su actitud.
Luego lo intenta el general Sáenz de Santamaría, con idéntico resultado
negativo. Juan Pla, amigo personal de Tejero, le llama igualmente por teléfono,
a instancias de Francisco Laína.
Cuando el general Armada llega al Congreso, y cuenta a Tejero sus propósitos de
proponerse como presidente de un Gobierno en el que formarían personalidades de
UCD, del PSOE y del PC, en teniente coronel contesta que eso no era lo convenido
y conmina aJ general Armada a abandonar el hemiciclo.
Al teniente general Miláns, que, telefónicamente le insta a aceptar la solución,
propuesta por Armada, Tejero responde que se trata de "una chapuza".
Cerca de las once de la noche, Tejero y Pardo Zancada parecen darse cuenta de
que la .prevista operación está a punto de francasar, por lo que piden conversar
nuevamente con el general Armada.
Antes de redactar las condiciones, se vuelve a producir una conversación
telefónica entre el jefe de las fuerzas opcupantes del Congreso y Miláns del
Bosch, quien le pide que consiga lo máximo posible para las fuerzas a su mando.
Poco anter, Tejero había redactado un manifiesto en el que-justificaba su
actitud, que iba a ser reproducido en El Alcázar y difundido a través de La Voz
de Madrid. También habló en esas horas el teniente coronel con Juan García
Carrés.
Es el comandante Pardo Zancada quien, después de hablar con el coronel San
Martín, trata de convencer a Tejero para que acepte una salida digna a Ja
situación.
Tras nuevas intervenciones externas, y tras consultar a sus oficiales, Tejero
expresa las condiciones de su rendición.
Cerca de las once de la mañana, el teniente coronel recibe comunicación de que
las condiciones han sido aceptadas.
Al mediodía comienzan a abandonar el Congreso los diputados y los miembros del
Gobierno.
Poco después, y tras saludar con un apretón de manos a cada uno de ¡os guardias
civiles participantes en la ocupación, se entrega el teniente coronel Tejero.