ABC. MIÉRCOLES, 1 DE JUNIO DE 1977.
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TORCUATO LUCA DE TENA, EN EL CLUB SIGLO XXI
«NO SABEMOS DONDE ESTAMOS, ADONDE VAMOS O ADONDE PRETENDEN LLEVARNOS»
El conferenciante hizo un análisis de las causas, individuales o provocadas, de confusión preelectoral
Madrid. (De nuestra Redacción.) «La radical transformación del panorama político español desde la
muerte de Francisco Franco; la, para mí, excesiva velocidad impuesta por el Gobierno al viraje político; la
brusquedad misma de este viraje y la tendencia innata de los españoles —y muy especialmente de sus
clases políticas y dirigentes— a la disgregación, a la atomización y a los personalismos, nos han llevado a
un punto en el que no sabemos dónde estamos, ni adonde vamos, ni quiénes son con exactitud los otros,
ni adonde van, o, con mayor precisión, adonde pretenden llevarnos.»
Con estas palabras comenzó don Torcuato Luca de Tena su conferencia: "Ante las próximas elecciones:
frente a la confusión, claridad», pronunciada en el Club Siglo XXI dentro del ciclo «La Corona y la nueva
sociedad española ante un año histórico», en la que alertó sobre la desorientación electoral de la gran
mayoría del pueblo español, que aún ignora a quién otorgará su voto.
CONFUSIONISMO. Para él conferenciante son perceptibles dos tipos de confusionismo ante las
próximas elecciones: el involuntario y el provocado. En el primero incluye actitudes individuales, la
publicidad de algunos partidos, los medios de comunicación, las coaliciones que él denomina «ajenas a la
lógica». En el capítulo del confusionismo «provocado» contempló la dialéctica marxista y la deformación
que de la verdadera imagen de algunos partidos realizan quienes pretenden zancadillearlos.
Sin rodeos, el señor Luca de Tena concretó actitudes individuales que oscurecen las posibilidades de
inteligencia del momento: desde la militancia comunista de sacerdotes católicos, en abierta desobediencia
a su credo y jerarquías, hasta la inelegibilidad de los alcaldes y la elegibilidad del presidente del
Gobierno. En el punto de la «ferocísima flora política, con más de ciento noventa partidos legalizados», el
conferenciante retó al más agudo observador a que le explicase «las matizaciones que distinguen, por
ejemplo, a la Unión de Juventudes Maoístas del Partido Comunista Español... Y sus diferentes
denominaciones de unificado, renovado, histórico..., «al que precisamente hemos conocido en nuestras
propias carnes y en nuestros propios lutos». Pero como connotación de mayor gravedad en el confuso
momento, señaló el brusco y veloz viraje político impuesto por el Gobierno, y en su análisis se detuvo
con acierto y nitidez.
NECESIDAD DE LA REFORMA.—Tras afirmar la necesidad de una reforma de los esquemas y modos
anteriores, denunció la falta de prudencia y energía en los cirujanos de la transición. Enumeró episodios
como la disolución de la Brigada Social, especializada en terrorismo, cuando este tipo de violencia más
fuertemente azotaba nuestra sociedad; la amnistía «bis»; la legalización del P. C. E. sin deliberación
previa en Consejo de Ministros: el uso y abuso de la palabra democracia; la tergiversada interpretación de
las posturas y programas de los partidos y alianzas.
A la hora de las definiciones dijo que Alianza Popular no reconoce otra autoridad que la emanada de las
leyes, ni otras leyes que las promulgadas en las Cortes, ni otras Cortes que las emanadas de la voluntad
del pueblo." «Si Alianza estuviese en la oposición —agregó— defendería la autoridad del Gobierno,
aunque éste le fuese hostil, y si estuviera en el Gobierno, defendería con la Ley en la mano la autoridad
que el pueblo le hubiese concedido, porque sin autoridad no hay orden, sin orden no hay justicia, sin
justicia no hay paz y sin paz la convivencia y el desarrollo se hacen imposibles. Este es nuestro
autoritarismo; señores.»
LAS ACUSACIONES A ALIANZA POPULAR.—Rebatió a continuación, con buenos argumentos, las
acusaciones que sobre Alianza Popular se arrojan a diario: nostalgia del pasado, utilizar la palabra
«nacional», ser centralistas por contradecir las tendencias federalistas, ser partido clasista y burgués... y
querer incitar al Ejército de impedir el proceso constituyente. Y sólo aceptó una: la fobia antimarxista.
Refiriéndose al comunismo, le calificó de «pavorosa utopía económica», y acerca de la guerra civil
española dijo, casi al término de su alocución, «no fue contra unos hermanos nuestros, cuya
reconciliación sinceramente deseamos, salvo al precio de la claudicación, sino contra unas ideas
aberrantes y. nefastas, obedientes a la consigna de Lenin: «Contra los cuerpos, la violencia. Contra las
almas, la mentira.» El marqués de Luca de Tena puso punto de término a su conferencia recomendando la
prudencia en el voto que, en definitiva, entronca con el instinto de conservación y la voluntad de
supervivencia, que nos evite exclamar, cuando ya sea tarde: «¡No es ésto! ¡No es ésto! ¡No es ésto!»