TRAS EL VIAJE DEL PRINCIPE A EL AAIUN
DELICADA SITUACIÓN DE HASSAN, SEGÚN LA PRENSA FRANCESA
Por Rafael CONTE
PARÍS, 4.
EL tema del Sáhara bajo Administración española está haciendo correr ríos de tinta en la Prensa francesa.
El gesto del Príncipe Juan Carlos, su repentino e inesperado viaje a El Aaiún, suscita múltiples
comentarios y reacciones. Pero el tono general de los mismos se dirige sobre todo a estimar como
delicada la situación del Rey Hassan II, cogido en la trampa de su propia iniciativa: «Era una idea a
primera vista mágica —se dice en el diario conservador "L´Aurore"— la de la "marcha verde".»
«LE MONDE»: «LA AVENTURA PUEDE VOLVERSE CONTRA EL REY»
«El Rey de Marruecos parecía haber elegido un momento oportuno, pues no podía imaginar la menor
resistencia de parte de una España paralizada por la enfermedad de su Caudillo. Pero en eso Hassan ha
cometido un imperdonable error de cálculo. En el lugar de Franco, se erige de repente un Príncipe que, si
no reina por el momento, entiende al menos gobernar. Juan Carlos ha actuado no en pretendiente, ni en
tímido "interino", sino en auténtico Jefe de Estado, cuya juventud y dinamismo subrayan todavía más su
sentido de las responsabilidades.» «La estatura de Juan Carlos erigiéndose en el cielo sahariano recubre
repentinamente de una sombra inmensa la silueta de Hassan II. ¿Cómo podrá éste enviar mañana sus
350.000 manifestantes desarmados hacia este territorio que el Ejército español ha recibido como misión
defender con todos sus medios? ¿Pero, cómo podría por otra parte renunciar sin perder la cara a una
empresa tan espectacular como imprudente? Sólo una decisión de las Naciones Unidas sería capaz de
sacar al soberano marroquí "del cruel dilema en el que se ha encerrado.»
UN CONFLICTO NO DESEADO
«Madrid ha comprendido muy bien —dice el diario conservador "Le Fígaro"— que arriesgaba
comprometerse, a pesar suyo, en un conflicto que no desea. Esto explica su advertencia a Hassan II. Sin
embargo, pueden plantearse preguntas sobre la manera cómo las unidades del Tercio podrán contener una
muchedumbre de civiles sin defensa. Tanto más, que sobre el terreno, los elementos del Frente Polisario,
cuyos hombres de mano son teleguiados desde Argel, están en medida de crear graves incidentes,
atacando, según los acontecimientos, a las tropas españolas o a la manifestación marroquí.»
«En las actuales circunstancias —prosigue este diario— el arreglo del problema del Sahara escapa a sus
"partenaires". Las llaves del problema, de hecho, ya no se encuentran entre las manos de los Gobiernos de
Madrid, Argel o Rabat, ni en las Naciones Unidas, sino, una vez más, en Washington y Moscú. Estados
Unidos, sosteniendo al Rey Hassan II, Moscú, en una medida que hay que determinar, al naciente
imperialismo argelino. Aceptar la solución de la autodeterminación sería para el soberano marroquí un
auténtico "sedan" diplomático, al cual su Corona, verosímilmente, no resistiría. Tras el Líbano, Italia y
Portugal, Moscú multiplica los incidentes en el seno del mundo mediterráneo. Es una singular
interpretación de la "detente".»
"Le Monde» por su parte, es más cauto, y centra su comentario en la crítica situación de Hassan II:
«Durante años, el Rey de Marruecos se había atenido firmemente a la vía diplomática, y eso a pesar de las
críticas de su oposición —sobre todo el Istiqlal—, que le acusaba de dejarse encerrar en una trampa por
Argel. Asegurado de la, voluntad de conciliación de Madrid, organizó finalmente, en su opinión sin
riesgos, esta "marcha verde": fortificar el trono, desarmar a la oposición, recuperar "un trozo de la Patria,
gracias a una conquista ´pacífica´», se Juzgó en su tiempo que la iniciativa de Hassan II mostraba una gran
habilidad en los momentos
mismos en que la grave enfermedad del Caudillo hacía más vulnerable la diplomacia española.»
«La aventura puede volverse contra él. El Rey puede difícilmente enviar sus súbditos desarmados ante los
carros españoles. Y al contrario, se concibe que le sea difícil volverse atrás, devolviendo a sus casas a
millares de hombres y de mujeres animados de un espíritu de conquista y hasta exaltados. El riesgo sería
el de ver a la oposición explotar "la humillación nacional".
Lo paradójico es que, en este escenario, dos interlocutores que debían entenderse, como Madrid y Rabat,
se enfrentan, mientras que la postura más radical viene de Argelia. Y sin duda alguna, la iniciativa de
Hassan II es responsable de esta situación, que él mismo ha creado. La negociación se impone, pero,
¿cómo puede volver el Monarca marroquí a negociar? No se negocia bajo la presión de 350.000
invasores, por pacíficos que sean.
DIPLOMACIA DE ARGEL
Esa es la lógica posición española. Pero, mientras tanto, Argel, que ha endurecido su posición. hasta el
extremo, multiplica su diplomacia y sus gestiones internacionales. Su influencia en el tercer mundo, y en
el seno de las Naciones unidas es mucho mayor que la de Marruecos, y el Presidente Bumedian está
enviando a sus nombres a informar en todos los puntos claves del Globo, mientras tropas argelinas
seleccionadas —y Argelia cuenta con un Ejército potente, joven, bien armado, formado en ocho años de
guerra de independencia—, se estacionan ya en la frontera con Marruecos y el Sahara occidental.
Y mientras tanto, Francia se encuentra también en una situación embarazosa, sin atreverse a tomar partido
oficialmente: sus relaciones con Argelia, su antigua colonia, oscilan entre la cordialidad y la crispación.
Con Madrid. París entiende conservar relaciones privi1egiadas, de puente hacia Europa. Con Rabat,
Francia también desea mantener un «status» de amistad. Giscard viajó recientemente por Marruecos y
Argelia, y sus buenas relaciones con el mundo árabe son una constante de su política exterior. El diálogo
euroárabe. la Conferencia Norte-Sur, su política africana, son otros tantos datos a tener en cuenta, y que
explican el vacilante silencio francés Ayer, un enviado especial del Presidente Bumedian —el embajador
en París— visitó al Presidente Giscard para informarle de la posición de su país, que —subrayó—
«coincide con la resolución de las Naciones Unidas». El Príncipe Juan Carlos recibiendo al primer
ministro marroquí; Kurt Waldheim anunciando un nuevo viaje a Marruecos; Hassan II enviando un
emisario al Presidente Bumedian. ¿Dará resultado todo este rompecabezas diplomático?
INFORMACIONES
4 de noviembre de 1975