A B C. JUEVES 31 DE DICIEMBRE DE 1959. EDICIÓN DE LA MAÑANA. PAG. 59
CRECIENTE ACERCAMIENTO ENTRE WASHINGTON Y MADRID
SE DA LA MÁXIMA SIGNIFICACIÓN AL ANUNCIADO VIAJE DE CASTIELLA A ESTADOS
UNIDOS
ESPAÑA PUEDE SERVIR DE PUENTE ENTRE EL CONTINENTE AMERICANO Y EL MUNDO
NACIENTE DE ÁFRICA Y ASIA
Washington 30. (Crónica telefónica de nuestro corresponsal.) "La próxima visita a Estados Unidos del
ministro español de Asuntos Exteriores, D. Fernando María Castiella, anunciada para el mes de marzo, y
la visita reciente del presidente Eisenhower a Madrid, subrayan la continuada mejora de las relaciones
hispanó-norteamericanas", telegrafía hoy a su periódico el corresponsal del "New York Times" en la
capital de España.
En los círculos diplomáticos washingtonianos—que coinciden en general con el comentario del "New
York Times"—, la próxima visita de Castiella ha despertado mucho interés, porque consideran que, en
efecto, la cordialidad de relaciones entre esta capital y Madrid constituye, en el presente momento, uno de
los grandes factores favorables en el conjuntó de las relaciones de Estados Unidos en dos grandes áreas de
la política exterior: una, Europa occidental, dominada en este momento, desde el punto de vista
estratégico, por la disidencia francesa dentro del O. T. A. N.; otra, Iberoamérica.
En cuanto a la primera—que puede extenderse, en cierto sentido, al norte de África—, aquí se considera
que la cooperación estratégica de España hace posible un gran margen de acción en los problemas
defensivos del núcleo occidental. En este problema ha habido una marcada evolución en los dos o tres
últimos años, con dos factores de la máxima importancia para el Pentágono. El primero es, como digo, la
disidencia francesa en la delicada cuestión de un mecanismo defensivo totalmente integrado, es decir, a
disposición de un mando supremo que en estos momentos, por razones obvias, ejerce Estados Unidos
dentro del O. T. A. N. El segundo, la desaparición de las bases aéreas americanas en Marruecos. En
ambos casos, el mecanismo estratégico del área occidental del Continente europeo, además de la cuenca
occidental mediterránea, se desplaza desde Francia y Marruecos a la Península Ibérica. En realidad,
cuando el difunto almirante Sherman gestionó por primera vez en 1951 el establecimiento de bases
defensivas hispano-norteamericanas en la Península, pensaba en ambas posibilidades: la de una Francia
difícil y la de un norte dé África—Marruecos, Túnez y Argelia—independentista» inclinada al
neutralismo.
En cuanto a la segunda—Iberoamérica—, la diplomacia norteamericana cree que España puede, si se, lo
propone, llevar a cabo un papel decisivo en la realización de lo que es hoy una de las máximas
preocupaciones de Washington: entender y entenderse con las Américas al sur de Río Bravo. Estados
Unidos necesita con urgencia un elemento catalizador en sus veinte diferentes problemas
Iberoaméricanos; algo, alguien que acierte a dar sentido y trayectoria a las relaciones entre
el norte y el sur del Continente. Un alto funcionario del Secretariado de las Naciones Unidas me decía el
otro día:
—El gran papel político internacional de España en la O. N. U. tendría que ser servir de puente, y de base
de entendimiento no sólo entre Estados Unidos e Hispanoamérica, sino entre ésta y el nuevo mundo
naciente de África y Asia. Me lo decía un español que ha recorrido veinte veces e1 Continente, desde
cabo de Hornos al océano Ártico, que ha vivido en su existencia muchas tragedias que tiene una gran
conciencia de la sangre que lleva en sus venas.
Estas son cosas que se han dicho muchas veces. Pero el Caso es que la España de hoy, situada en las
Naciones Unidas y con una creciente y positiva relación de amistad con Estados Unidos y con todo el
complejo internacional, se encuentra en una posición única para unir, para mediar y para interpretar. ¡Qué
más quisiera Washington en estos momentos que una gran influencia coordinadora como un puente sobre
el abismo de desconocimiento y reservas mentales, todavía abierto, entre Estados Unidos y ese inquieto y
desconcertante mundo que es la América del Sur y las Repúblicas del Caribe!
Como he dicho en alguna otra ocasión, me parece que la consolidación de las relaciones entre Estados
Unidos y España se encuentra ya más allá de determinados tipos de regímenes y de administraciones.
Empiezan a ser un hecho independiente de posiciones políticas determinadas, algo que se está
estableciendo en la historia de ambos pueblos como un factor de interés común y definitivo. A condición
de que en un próximo futuro este interés cuente con un mínimo de buena voluntad y de comprensión
mutua, de concesiones y cooperación, aquí, en Washington, lo mismo que en Madrid, la situación
persistirá con una tendencia irrevocable a consolidarse.
Como dice el corresponsal del "New York Times" en Madrid en el despacho que cito al principio, "la
máxima significación del viaje del Sr. Castiella es el creciente acercamiento entre Washington y Madrid".
A este acercamiento hay que darle en el futuro inmediato cauces inteligentes, flexibles y constructivos por
ambas partes.— José María MASSIP.