IV.-EL DESENGANCHE DE FRANCIA
Por Manuel CHAMORRO MARTÍNEZ
Podemos por menos de considerar que el alejamiento de la OTAN por parte del país galo, planteó —y
sigue planteando en la actualidad— a la Organización serios problemas como son, entre otros, el
debilitamiento que, como es natural, implica la no participación francesa en la infraestructura defensiva
europea, el "status" de las tropas francesas de ocupación en Alemania y, por último, la operación de
adaptación a toda prisa de la estrategia a seguir ante la nueva situación creada por la retirada de Francia,
todo lo cual supuso esfuerzo, tiempo, peligro y dinero.
Pero, en el fondo de la cuestión, ¿cómo fue juzgada por la NATO la decisión francesa? No hay que ser
muy avispado para pensar —aun sin estar dentro de la Organización— que, por fuerza, tenía que
considerarse inoportuna y peligrosa, especialmente por los alemanes; y esto, no sólo debido a la especial
situación geográfica de Alemania, sino a una realidad viva que tiene vigencia desde la creación de la
OTAN, como la que supone que el dispositivo militar de los Ejércitos soviéticos y de sus satélites frente a
Occidente siga manteniéndose en potencia y calidad, sin que se observen indicios por parte de
de palabras usado simultánea o alternativamente, sin comprometerse, entra dentro de la estrategia
comunista.
Nótese que, desde hace tiempo, la URSS pretende hacerse la víctima de Europa lanzando en la prensa de
todos los países artículos dogmáticos, en los que se afirma que Rusia no pensó nunca en invadir Europa
Occidental y de que "la NATO no fue más que un montaje de la política agresiva y re-armamentista de los
mercaderes occidentales de la guerra". No obstante, nosotros — lo mismo que los dirigentes políticos de
la URSS de hoy— sabemos perfectamente que esto es una verdadera patraña y que el Kremlin, en
tiempos de Stalin, estuvo varias veces dispuesto a lanzar sus hordas contra Occidente. Por contra, los
dirigentes occidentales de la OTAN se dedicaban a contemplar pacientemente las masacres de Hungría, la
admirable operación militar soviética contra Checoslovaquia en agosto de 1968, lo mismo que con-
templan hoy, sin saber exactamente qué pensar, la espectacular operación naval de las Escuadras
soviéticas por el Bosforo y Gibraltar y su despliegue en el Mediterráneo, asunto éste del que nos
ocuparemos más adelante.