Conferencia de Prensa de Martín Villa Ambiente de decepción en el Palacio de Congresos El Alcázar. 07/12/1978. Pág. 6. Párrafos 22. Conferencia de Prensa de Martín Villa Ambiente de decepción en el Palacio de Congresos Cuando un Martin Villa demasiado sonriente hizo acto de presencia, veinticinco minutos después de lo prometido, en el auditorium del Palacio de Congresos, el ambiente de frialdad, de «serena preocupación» ante la realidad de los datos recogidos hasta el momento, dos de, la madrugada, era prácticamente general en los escasos representantes de la Administración y de los diversos partidos presentes en el recinto. Por la Unión del Centro Democrático sólo registramos la presencia del diputado por Avila, señor Martín Oviedo, y el de Cuenca, Martínez Villaseñor, en todo momento con gesto grave, el alcalde de Madrid, José Luis Alvarez, Gervasio Galavis, miembro de la ejecutiva, el secretario de Estado para la Educación, Luis González Seara, y Rafael Arias Salgado, que secundaron al señor Martin Villa en su entrada al gran salón, aunque, desde luego, no sonreían como el ministro. Un panel imperturbable La causa de esta tensión cabe, presumiblemente, achacarla al 34.18 por ciento de abstenciones que el panel ofrecía, imperturbable una y otra vez a quien quisiera verlo. Lo vieron el diputado del PSOE, Enrique Múgica, Luis Gómez Llórente y los también diputados, Luis Yáñez y Alfonso Guerra, asi como el candidato a la alcaldía de la capital por el Partido Comunista. Ramón Tamames. Los periodistas no fueron ajenos a este clima de desaliento y hasta de sorpresa y, en las breves declaraciones que los representantes socialistas concedieron en los pasillos, les fueron formuladas preguntas relacionadas con la cuestión. El jefe de informativos de la Secretaria de Estado para la Información -cuyo titular, por cierto, estuvo de convidado de piedra en la intervención del ministro del interior el señor Barriga y antes. Gonzalo Rodríguez del Castillo, desmentian el rumor que se había propagado unos minutos antes: tres guardias civiles habían sido asesinados en Bilbao. La decepción resultaba patente en todos ¡os rostros, en los comentarios que se escuchaban en los pasillos y en los dos bares del Palacio. «Esto lo vamos a levantar», «aún queda mucho para el final», eran sólo frases para introducir ánimo a quienes se acercaban a los portavoces oficíales con una interrogación en el gesto. Incluso un periodista, a la vista del sorprendente incremento de «síes» en provincias que, a las tres de la tarde, no habían obtenido una participación superior al quince por ciento, comentó: «Aquí pasa algo raro.» Sin embargo, para Martín Villa no ocurría nada anómalo, pese a la evidente falta de entusiasmo de los grupos políticos parlamentarios, cuyas escasas representaciones en nada parangonaban las idas y venidas triunfalistas, es este mismo escenario, de los líderes, en la madrugada del dieciséis de junio de 1977. El ministro del Interior ofreció, marcando con un puntero las cifras, los siguientes resultados a las dos y doce minutos: Habían sido contabilizados los votos del 43,14 por ciento de las mesas que suponía el 38,63 por ciento del total del censo electoral. Votos afirmativos (de los emitidos, no del conjunto teórico de votantes)´. 87,16 por ciento; negativos; 8,58; en blanco 3,52 y nulos, el 0,72. La participación, de acuerdo con el ministro del Interior, era del 66,55 por ciento y la abstención de un 33,44. El señor Martín Villa, instantes antes, puesto de pie, había afirmado que los españoles «habíamos refrendado la Constitución por un muy importante número de votos, un porcentaje mucho más alto del que [as leyes requieren para su aprobación». Y recalcó, en medio de un impresionante silencio: «Podemos afirmar que hemos votado afirmativamente una abrumadora mayoría.» A continuación resaltó la normalidad con que había transcurrido la jornada. «Los incidentes, yo diría que han sido nulos», y felicitó a las Fuerzas de Seguridad del Estado y a los miembros de tas Fuerzas Armadas de haber comenzado a acatar ya los principios del texto aprobado al haber defendido el orden constitucional. Se disculpa la abstención Mientras en la sala corría el rumor de que en varios Gobiernos Civiles existia preocupación pues las cifras computadas no cuadraban, el señor Martin Villa disculpaba la enorme abstención de Guipúzcoa -solo el cuarenta por ciento de electores- y Vizcaya uno o dos puntos más que la anterior- señalando que gran parte de esa abstención no tenía significado político. Y añadió que también en el anterior referéndum se habían producido cotas elevadas de abstención en dos provincias gallegas, Orense (más del 47 por ciento), y Lugo (casi el 45 por ciento). «El resultado, pese a todo, yo creo que es enormemente positivo», apostilló el ministro del Interior, quien desmintió definitivamente el asesinato de los guardias civiles y rogó a los periodistas que se informasen mejor en la oficina de información habilitada en el propio Palacio de Congresos. Entre los más diversos comentarios, el señor Martin Villa negó, asimismo, que (a propaganda oficial del referéndum hubiera resultado contraproducente y que las emisiones de RTVE hubieran resultado claramente partidistas a favor del voto afirmativo. «El que determinadas personas respondan a las preguntas que se les plantean no invalida en absoluto el referéndum. Es como si los periódicos (y aqui el señor Martín Villa se olvidó de precisar que RTVE no es una empresa privada sino que constituye patrimonio de todos los españoles, por ser de propiedad estatal), quisieran sacar entrevistas con las más diversas personalidades opinando sobre la cuestión.» El señor Sancho Rof asintió una y otra vez a las explicaciones que daba su ministro. Respecto a la presumible invalidez del Gobierno y de la UCD para negociar con el Consejo General Vasco y, en general con el pueblo de aquellas provincias, una vez vista su escasa implantación en la región, Rodolfo Martin Villa acusó al periodista de hacer «juegos malabares» con las cifras computadas. Y añadió que la Constitución aprobada abrumadoramente (repitió la frase cinco veces en la conferencia de Prensa), era de todo el pueblo español. Y que había obtenido una mayoría genérica en casi todos los distritos electorales. Acerca de la presunta presión ejercida en algunos colegios por miembros del PNV, el señor Martín Villa no se atrevió a confirmarla. Negó igualmente la implantación de un estado de excepción en las Vascongadas por considerarlo poco eficaz, si bien pensaba que, en caso de necesidad, la Ley antiterrorista cumplía sobradamente los objetivos de aquélla. «El marco en que se quiere mover el Gobierno en este aspecto es el de la Ley restrictiva para los grupos y bandas armadas y no el de coartar la libertad de expresión, por ejemplo.» Desmintió categóricamente, por otro lado, la existencia de un comando de la ETA en Madrid. A la pregunta de la posible influencia de la carta del cardenal primado sobre los electores de Toledo y en general de España, el ministro, aunque señaló que «en cierto modo puede haber modificado en algún grado los resultados, hay que esperar a los resultados definitivos». Asimismo, aseguró que el elevado índice de abstenciones registrado en las islas Canarias hasta las tres de la tarde de ayer se iba recuperando. Sobre la convocatoria de eleciones generales, a la vista de los resultados del referéndum, el señor Martin Villa -cuyas respuestas cada vez eran menos convincentes-, fue tajante: «Esa decisión no la tengo que tomar yo ni nadie va a decidir hoy sobre el tema.» Criticó la actitud de algunos informadores por «sacar conclusiones demasiado apresuradas» de esta consulta (la pregunta se había referido a ese tercio de ciudadanos que habían vuelto la espalda al texto constitucional y a ese casi nueve por ciento que había votado en contra) y recalcó por toda respuesta que «la Constitución la dan ya por aprobada los españoles». Finalmente, a esos que votaron «NO» que deberán «entrar a partir de ahora por la Constitución, porque de lo contrario seria hacer trampas al sistema establecido, el señor Martín Villa les concedió el honor de haber sabido acatar democráticamente el «SI» mayoritario. El ministro del Interior afirmó también, mientras algunos periodistas abandonaban el auditorio, que no pensaba dimitir. «He tenido cantidad de ocasiones más propicias para hacerlo que en estos momentos», dijo sonriendo. Tras el anuncio de una nueva conferencia de Prensa que tendría lugar sobre las siete y media de la madrugada, el señor Martin Villa, acompañado por el ministro de Transportes, un Sánchez Terán con cara de circunstancias, al igual que su colega Rodríguez Sahagún y su propio hermano, Emilio Martín Villa abandonó el local. Al cuarto de hora eran escasos los informadores que hablan decidido acudir la nueva cita.