Manuel Conde Bandrés, presidente del C.N.E. El momento actual no permite indecisiones Pueblo. 31/01/1977. Pág. 10. Párrafos 51. 31 de enero 1977 Manuel, Conde Bandrés, presidente del C.N.E. Hay que saber conjugar el camino hacia una sociedad políticamente pluralista con la eliminación de estragamientos económicos Mi dimisión es posible que la quieran quienes precisen ia abstención o ía atadura de manas de sus posibles competidores El actual Gobierno, en sus declaraciones oficiales, pone en su sitio al empresario, pero en la práctica lo desconoce SOBRE (a mesa del presidente del Consejo Nacional de Empresarios están varios informes, entre •líos «no que será presentado casi inmediatamente al presidente Suárez. Y detrás de Sos informes, los problemas, porque en los últimos tiempos no se puede decir que el mundo empresarial haya sido precisamente, una balsa de aceite. «No sé si habrán sido la» circunstancias o yo mismo el que ha cambiado, ^borjme siento muy agresivo.» Pero en e! rostro de £onae Bandrés no ha desaparecido esa sonrisa car oMa de ironía que tanto le caracteriza. Pero, tanta por parte del periodista como por la suya, hay deseos o> saber y comunicar muchas cosas de este agitado mundo «n crisis, el de la empresa. Y sin apenas preámbulos, nos sumergimos en el diálogo. —¿Cómo va el movimiento empresarial actualmente? —Serenándose y decantándose a medida que se extiende la conciencia de la necesidad de la unión y solidaridad empresarial, que es perfectamente compatible con la pluralidad de asociaciones de base, pero contraría a los personalismos y capillita. —¿No cree que están surgiendo demasiados grupos ? —La libertad de asociación, federación y confederación consiste, precisamente, en la posibilidad de que •surjan cuantos grupos quieran los interesados o estimen convenientes a sil de. tensa profesional. Luego irá ^urgiendo la conciencia de que, por encima de atomizaciones, lo importante es llegar a «na coherencia y eficacia de la acción empresarial, cuyo mejor camino es la unidad confederativa, partiendo de la libertad. —¿A qué es debida tanta capíUita como usted ha dicho? ¿Tai vez tenga que ver que ocurre es ifot ne responde a una auténtica información. Porque ven-sro diciendo desde hace meses, en auditorios que >a alcamxan cinco dígitos, que el Consejo Nacional de Empresario», en cuanto estructura de encuadramiento, es totalmente ajeno al movimiento de asociación de base que ahora surge, y que cuando se haga la reforma sindical definitiva serán las asociaciones «rué ahora se constituyan las que determinen libremente la persistencia o los cambios de las actuales estructuras de participación empresarial. No hay incompatibilidad entre el Consejo y el nuevo asfieiaeiontsmo. ni son competidores en una carrera de atraerse a los empresarios. Dentro de esa línea, !o* consejos actuales están dispuestos a abrir sus orara ñas de Gobierno a ese nuevo asociacionismo, para que pueda participar, aun antes de la culminación de la reforma sindical. En cuanto al presidente, iambién claramente he dicho, y con favorable acogida, que en cuanto exista un asociacionismo responsable representativo y suficiente, pondrá a disposición del mismo la presidencia para que «MS pueda proceder a nuevas elecciones. Lo que no está dispuesto a hacer, porque tiene un mandato ratificario hace un año, es dejar el puesto abandonado en la calle, como si fuera un bien mostrenco, para que se apodere de él el más audaz. Me habla usted de continuidad. Si llama usted continuidad a defender la libre emnresft, la propiedad ¡n-i- vaicla. la economía de mer-i´ado, la rentabilidad de Ins empresas, etc., que veninio* haciendo destile hace años. aprovechando el cauce disponible que es el de la Organización Sindical, v «dis puesto* a utilizar las posibilidades de cualquier sistema político que surja en el futuro, esa continuidad es la que precisamente quiere el empresariado en su inmensa mayoría. DIMITIR O NO DIMITIR -No cabe duda que todas esas divisiones perjudican el movimiento empresarial. ¿Dimitiría, de facilitar cor. ello el camino d» la unión? —Respetuoso como soy con la verdadera liberíatt, vejiga repitiendo a Jos empresarios que deben ntílrzwr-la con la amplitud que. quieran, pero que eviten atomizaciones, porque sólo los reinos divididos en sí mismos son los que más pront» caen. La dimisión i-n que tanto insiste usted es posi-bie que la quieran quienes para asegurarse un evito, precisen la abstención o la atadura de manos de los posibles competidores. Pero no es ése mi cago, y me remito a lo que tengo dicho sol»™ 1» puesta de mi cargo a disposición flrt wripresariaíl" organizado en la pregunta anterior. —Se na diciio también que usted es enemigo de la libertad sindical. —Como decir, se puede decir lo que se quiera, aunque sea sin fundamento, como en este caso. Desde hace años y con fuertes manifestaciones pirWwiis, últimamente, vengo deieiwlieiul» la libertad de asociación, tan amplia, que he puesto ejemplos de posibilidades, a base de dos o tres empresarios, lo que es perfectamente compatible con llegar a una acción unitaria mediante un organismo cúspide, fisto lo he dicho no sólo en España, sino fuera, y hay constancia documental suficiente. —Pero usted es partidario del asociacionismo de rama — Ciertamente, siempre que el número de ramas no sea limitado por decisión gubernativa, »e perrada textos de la Comisión de Expertos d*´ I;i Oficina internacional del Trabajo, ijae nn es enemiga do las ramas, hasta el punto de ijoe tiene alguna recomendación sobre colaboración de empresarios y trabajadores poi ramas de actividad. Lo que ocurre e* que. MI momentos de «"difusión como los actuales, hay quien gusta de aumentarla. comenzando por no enterarse de in que dicen los demás NO HAY CRISIS -Puro la cus:» empresarial no está sólo en el ám bito de su «sírueHu-a oorpo-i-aüva, sino en si misma. ;, DP cuándo .arTE.ncan.fl? —Permítame reeha/ar I;1 existencia de la crisis ur -.<• refiere a la propia mipTe-su. mantenerla eii caii´bio prr-nuinente de iW´Uf-n´i» fon las iie« necesidades de cada hora, de suerte que- la participación empresarial fn I«is avances es|>crtacüi!íires de los úlíinjus años espaíinles, tanto en el orden eetmómU´O eomo e» el social, sólo puede ser negada por lus que tenga los «jos cerrados por los prejuicios. ¿Qué apoyo leí iifi pi1*´?-!¡ido fl Gfthierno? — Afeiiws del que debiera haber prestado. — No cabe duda que la pequeña y mediana empresa ri-.cn sido las más perjudicada,-. ¿Está en manos de jas guindes empresas respaldar ,i ¡;>? pequeñas, o deben sei "í\ti-, mismas las que busquen sus propias soluciones? —Í/e agredezco reconozca el perjuicio que todas las empresas españolas grandes, medianas y pequeñas, han te-jii!Í!> líltimamente. La baja rentabilidad empresarial, la menor participación de las empresas en la renta iia-eio-nnl, la falta de auto-íinaucia-ríóB, los efectos negativos de todo e!1» en las cotizaciones. bursatiles, creo auc no precisa sev demostrado, puesto que, los datos técnicos y estadísticos son indiscutibles. Dentro de esa tónica de debüitiad. la peqiseña y rtiertia-na fiairire^a, acusa más et (tolpe. V pienso que no IIKJ incompatibilidad entre los diferentes tipus de empresas, lo que no es «hice yara que asegure que \» pequeña y mediana empresa tiene que buscar sus propias sohicjoües, ron solidaridad, y esfuerzo. -¿En qué medida afectan a la vida del pois les quiebras cíe la.s grandes empresas y en que medida les ríe las pequeñas y medianas? —Oíanti tfitív» mente, > cumo es natura!, e/i función b-sidiario a las privadus, lo que hace falta es que «¡vista ^ieiKitire u n a igualdad tle oportunidades eníre x,mbo* Sipos de empresas, sin iíis-torsiones coinpotitivnn por motivos fiscales* o de otra ííuíolc y sin prc´Ocupsicíí´íie;´ sociales, cuya «rentabilidad negativas su cargue Iiie^o ti erario púliíico, es dccii1, lo tengan qtie pagrar todos los españ«ies. -Hay pt´rsontt;- fjue di´,.´>-n oiíe de re^.olveí´.^e *?j prí?b!^ ->na cié la enersM iodo se st>-lucionavia. ¿T\´o cree usiyo • ii;e la crisis está, ai mc-no^ -n Empaña, más aJlá ite uní ninro probiemf! di´ (-(´.crgia´ — Creo f¡ue e! prohlctiia iiílo trast roí-íír 1^; relación tradicional n1"´ <-´V«s-Í!» entre el ritmo de rfi´í-i-!nie.nto y el déficit evSei´íoi´. *íi oíros países lia-n snaviva-(1o el pe«K> «e este ¡actor ,\ «´n España no, es debido ;t t|iic en nuestro caso existen ntros tactores, que seria lar ifo explicar PM psfa putit-vista. EL GOBIERNO Y SU POLITICA — ¿ t,] -í o tu al Gobierno íi;. puesto en su sitio al empresario? ~- Kn sus declaraciones oficiales, creo que si; en la práctica, lo ha desconocido en grau parte. -Tengo entendido quo fl Consejo Nacional de Empre->yi´ios prepara luí jnforme para aconsejar ai Gobierno. ¿Podría usted adelantar algo del mismo? -- ÍJ( í í rír rjíii- ¡U-1 ••- «;i •´ prepare, siru» que el Cornil´1 Kjecuího, en *,u reuíiiti ii;¡a ocaíión cc-f preíerJ5i yue su solución definitiva ¡jife(ia*e para Coíiff-rjtn- pi>s-tpriores. Creo que en pwa idea todavía c.usitiníiíi y mr-iiirtaria, cipriamente, estar equivocado ai poder contemplar una at- ríñn giifieroa-irientai coherente, decidida > eficaz para dar solución a Ins actuales problemas ecoMÓmi- t-os. El momento aetvtal un permito indecisiones y ¡lüy f¡ne saber conjueai´ «•! caraí-ries ^xtraniero^ ,:.<´."i´f´>Lií´ÍO^´.´ — Mejor df lo tfiip piensan nuestros propios coinnatrii->a*t, \ íitufí» d*1 eieiiüjlo le diré ffiic liací´ tiu par efe nv-si>s, en una conversación i¡fic KJHirhUT. con alfós ffiri^cn tes de in Cnimtnktari Eco-««única Kurnpea. tuve oca-•iioii de cfímpt-ohar los tenio-¡•es qoí suscitaba imestrii •fimpeütividad industria]. Di» nivel de iiwílro empresa rindo clan idea !os ¡(j^arep. pre- • ´ni.inentes que en i>r<;:iniüit-í´ínneíi interii»ciannlei> a di ´•lio*, empresarios, «r ¡es rp .-•f-rva. •- ,-,Ks tí\"i\ í¡coK¡í¡a id ¡rus-_itii t´Xtorioi nu.e p|-f-senr:i ••ste Ooíúernu, ¡unto en lo Político como en lo er-rjtinn!^ .•o? De io que oye dentiv V lo que escucha fVf.-v;!, ;qiu´ opinión persona] UPHP formada si respecto´•* — Orco que la política exterior 1 í.(ihicri\o está ac«-Siílii COK respeto K Ínteres. con HIJ .imiiíiu margen d< ronliaití.a, que sumos los españoles Jos oiie tenemos qi)´ llenar, ctin moílcrucióu y stts Iriiint´alisJnos. LAS S-ULIXTONFS •-¿Donde «lana Is :r,o"u; •íión at probioma dfj Is ¡^ nresa españolr p;u-l;enfio i: i*) (-xuerif.-sic;;! nuf- i" ff-:´ii !´•- contactos cíe í^s q...´: ?.´-´•´> •-hablado? — Kn cop.iprendei´. respetar ,v í´avorcccr ei papel d" la empresa <;oiuo creado!;• de riqueza, üsmnislora d´ riesgíjs, crriiimdora (1i recursos intf!l´>f<.iiates. ÍIH manos, materiales v Unan cleros, JUSÍsr estincíal t¡<´¡ • i- -T´i i - i -" .n:;´;,i-:.!,t´üi::i ,J>¡niciilii i!´; I u r>-i!l;i naciyfi»! con uiiu rentabilidad sul´i cíente en ía economía f\n<~ \rnga p«si!)!c (a ronfabüidarí so<´iai, corno campo fle convivencia entiv los que tra bajan eu ella, listo parctf abstracto, u f r « i vüleníp-nieiíte no lo es. Q if i ´ nt ,i i ! ¡mica? I •• »(í t que ´-u fraii-ÍM flnsí iii s i!< ru iu>> aiios tíiílixii* qtií fia dli,U´t ítsocia-< ii>msivio einpTesantl ai ttrdr gen de la Asociación Natío nal del Patronato Fritneév I"or el contrario, en España tenemos esa conl´pderariói einpri´sui´iai única, que no ha sidn impuesta por el G*i-biecno, sino propiciada por ios f.iftjjri´Kíi.rios i! c abajf nri-iija. C-ouviene recordar. purtlfK1 iii* olio sji ia cifra de varia» centenas Pero no íialVta igiíitluil e-ntrc <>iías y ine cu el año I9fil cuaiiíii) unos empresa r i o > propicitiron ia creación de •••onlc.rteracJones interproíe- sionales, como eran !fls C] r:onifvr iu ;¡fior;i i´-íA cnsiforio p¿^r,í)i-i ido? Si cr´i´yi-a ia segundo. l*> liitliría lucho j no estarin «lotide estoy, rengo, pues, op timisuso. .v al^-o más <¡tie afí~ im. como ustetl dice, poi-¡ue creo Que si k«s españo-<´>, en lugar de rnfrentarnns. iliviil3rn. organizar jornad» de lucha, de liuelgas,