Elecciones en Madrid El antichollo Ya. 12/06/1987. Pág. 45. Párrafos 4. El antichollo ÁNGEL DEL RIO LA noche del miércoles, los madrileños se acostaron con un gobierno mayoritario en el Ayuntamiento y se despertaron ayer con la puerta abierta a cualquier posibilidad, incluso a la de que Madrid deje de tener un alcalde socialista. Las caras de Leguina y Barranco eran, en la noche-madrugada electoral, un poema de amor frustrado. Reflejaban la amargura de los gladiadores que, pese a vencer, llevan sobre su cuerpo el duro castigo que les ha infligido el enemigo. Tenían pómulos de boxeador martilleado y ojos hundidos por la resistencia a no besar la lona, que no la besaron, pero sus labios quedaron cerca. La artillería propagandística desplegada no había sido suficiente para vencer en todos los frentes a la legión de descontentos que avanzaba inflexible hacia las urnas. Tina Turner, no había conseguido aclarar el voto de los jóvenes en el rockódromo; el Planetario no servía para alcanzar a ver la últimas estrellas de la mayoría absoluta; navegar por el río Manzanares no conducía al buen puerto de la gobernabilidad; el apretón de manos que Barranco dio a Chirac en París no le dio ningún voto conservador; los besos de los ancianos no han sido papeletas y la presencia de Encarnita, la viuda de Tierno, en el campo del Rayo Vallecano no fue suficiente para rebasar el listón de los 27 escaños que hubieran dado la mayoría absoluta al PSOE. Se ha perdido esa mayoría absoluta también en la Comunidad Autónoma y en importantes municipios del cinturón industrial, y ha perdido la Federación Socialista Madrileña la batalla particular que libraba dentro del propio partido. Es posible que Barranco y Leguina sigan gobernando, pero en minoría, con la espada de Damocles erguida por la oposición sobre sus cabezas. No podrán ir con el rodillo por delante, a la apisonadora se le han vuelto las ruedas de goma y puede pinchar en cualquier momento. A partir de ahora, tanto en la Comunidad como en el Ayuntamiento, con la oposición se instala el antichollo, porque esa oposición no va a permitir, y va a poder impedir, que se hagan contrataciones a dedo, se vulneren las normas de adjudicaciones y funcione el enchufismo. Quienes soñaran con ser amiguetes, afines, lamescaños o favoritos ya pueden ir despertando a la desagradable realidad del antichollo.