Felipe está dispuesto a dialogar con todas las fuerzas económicas La economía que hereda el PSOE Diario 16. 31/10/1982. Pág. 14. Párrafos 15. 31-octubre-82/D¡ario 16 14 ECONOMÍA/TRABAJO El balance económico que Felipe González reclamaba para empezar su gestión ha llegado. El verdadero informe del Banco de España —filtrado a la prensa en versión deformada— realiza una buena descripción de la crisis. La base sobre la que el nuevo Gobierno socialista quiere negociar con los empresarios la salida del pozo. Felipe está dispuesto a dialogar con todas las fuerzas económicas______ La economía que hereda el PSOE Alberto ANAUT Madrid — En más de una ocasión Felipe González lo ha comentado con ironía. «Vamos a poner un lumi- noso en la Gran Vía para que vayan reflejándose los pufos que encontramos. Hoy, dos mil millones más... Hoy, cuatro mil... Ya van...» Lo dice riéndose, pero sabe que hay algo serio en el fondo. «Tenemos cada día un balance más aproximado de la economía española; sabemos que la crisis es seria, pero no tendremos todos los datos hasta que no lleguemos a la Moncha y levantemos la alfombra.» El estallido de crisis empresariales de los últimos meses no ha pillado a los socialistas desprevenidos. Un destacado hombre del staff había avisado «que algo hay que hacer» con Explosivos hace año y medio. El ministro correspondiente contestó que estaba en ello. En cualquier caso, Felipe González es partidario de encontrar la situación lo más saneada posible. O, al menos, lo más clara: no quiere que le estallen las crisis industriales en las manos. Y hay varias más. En los últimos días, incluso en el fragor de la campaña, Felipe González y Miguel Bo- yer yer se han reunido para estudiar la situación de algunas empresas, algunos sectores..., «incluso algu- nos holdings» con problemas. No se ha querido dar nombres, pero sí se desea que salgan a la luz lo antes posible. Naturalmente, durante el mes de transición. La bomba________ «Yo quiero que las cosas estén claras», confesaba Felipe. «Y se to he dicho a banqueros y empresarios. Se lo he dicho al propio Ruiz Mateos: «No estoy en contra de que haya Rockefellers en España, al contrarío. Pero quiero Rockefellers fuertes, no que se caigan sobre nuestras espaldas.» Dos dias antes de la cita con las urnas, el 26 de octubre, el diario «El País» conmovía tos cimientos del mundo económico con un titular y una información duramente críticas para la situación de la economía española: «El Banco de España reconoce el fracaso de la política económica en 1982 y propone un programa de estabilización para 1983.» En el Ministerio de Economía y e! propio Banco de España la información cayó como una bomba. El informe, realizado por el servicio de estudios del Banco de España, dirigido por Luis Ángel Rojo —uno de los economistas más respetados del país—, habla sido terminado el 15 de octubre, aprobado por el comité ejecutivo del banco emisor y pasado al ministro de Economía, Juan Antonio García Diez, el día 20. Hasta aquí ningún problema. La clave del tema está en la filtración deformada de su contenido. Porque el Banco de España, a lo largo de sus 43 folios mecanografiados, «ni critica la política económica, ni propone un plan de estabilización... a dos días de las urnas». «Ha dado la impresión de que algunos funcionarios del Banco o de Economía estábamos poniendo ya la alfombra roja para recibir al PSOE. Y eso no es verdad.» Lo cierto es que en su informe el Banco de España realiza el balance que Felipe González ha estado pidiendo con poco éxito a las autoridades económicas. «En conjunto —dice literalmente—, la economía española ha mostrado, en 1982, una baja tasa de crecimiento real (1,5 por 100 para el conjunto del año, si bien se acaba a un ritmo de avance real no superior al 1 por 100). Una detención del proceso de desaceleración de la inflación, que venía observándose en los años anteriores (14,5-15 por 100 de aumento de los precios en el año}, con un primer semestre muy fuerte como consecuencia de la sequía y el Mundial de Fútbol y una desaceleración el segundo semestre, con una "inflación básica" que apunta, una vez eliminados los elementos irregulares, a una tasa del orden del 13 por 100.» «Una considerable aminoración del movimiento de reducción del empleo.» Diálogo__________ «Y una tendencia a la mejora en el déficit de la balanza de pagos por cuenta comente» (con un déficit previsto de 3.782 millones de dólares, frente a más de 5.000 en 1981). Para enfrentarse a esta situación, Felipe González asegura que no tiene varitas mágicas. Los socialistas han elaborado un programa económico que los más moderados (como Boyer o Solchaga) califican sinceramente como «viable». El nuevo presidente del Gobierno ha aprovechado la campaña electoral para deshacer los últimos tópicos y desvanecer los últimos temores. Felipe ha confesado frecuentemente que, pese a las evidentes tensiones con CEDE, cuenta con los empresarios para intentar sacar el país adelante. «Además —ha dicho—, los enfren-lamientos no se tenían que haber producido, sobre todo cuando al día siguiente de entrar en la Moncloa vamos a tener que sentarnos juntos a negociar.» Esta política de diálogo se centrará también con el mundo bancario, donde las primeras declaraciones (Aguirre, Botín, Termes) son claramente significativas. Como lo es el hecho de que un personaje importante de uno de los siete grandes bancos viajara con Felipe González uno de los últimos días de la campaña, a bordo de su autobús electoral, donde tuvieron ocasión de charlar largo y tendido acerca de posturas comunes y enfrentadas. «En cualquier caso —ha confesado Felipe a este periódico—, yo le voy a pedir a la Banca un sacrificio, que reduzca una pane de sus beneficios y, desde luego, le voy a quitar cualquier cuota de poder político que tenga ahora.» Tal vez demasiado para ser realidad. Y todo, con una fórmula sencilla: «Hablando con completa sinceridad. Porque tanto la Banca como el Gobierno debemos ser conscientes de nuestra mutua debilidad.» El test___________ La sorpresa para el mundo empresarial va a tardar poco. Solamente unas semanas después de constituirse el Gobierno socialista —en el que pueden estar hombres como Boyer, Solchaga, Barón, Lluch y algún independiente dentro del área económica — , en España vamos a asistir al espectáculo de que los «terríblesn» empezarán a ofrecer dinero público para reflotar las empresas privadas en crisis. Solamente una condición doble: «Que presne-ten —dice Felipe González— un plan de viabilidad a medio plazo realizable y que si hay responsables de mala gestión empresarial los cambien. Pero que los cambien ellos, no yo.»