Más de cincuenta obras de teatro y películas de destape Madrid ( cartelera), pecado mortal Informaciones. 18/11/1977. Párrafos 9. MAS DE CINCUENTA OBRAS DE TEATRO Y PELÍCULAS DE DESTAPE Madrid (cartelera), pecado mortal MADRID, 18 (INFORMACIONES, por Juan P. Mencía). EL periodista Antonio D. Olano tiene en cartel un espectaculo musical que se llama «Madrid, pecado mortal». El espectáculo, de «despezóte» integral, anda ya por el sexto mes de abundante taquilla, con casi cuatrocientas representaciones, y hay que sacar las entradas con cuatro días de antelación.. Pero el desnudo total no es, ni mucho menos, una exclusiva del musical de Olano, cuyo título imita este reportaje, porque la cartelera de Madrid, tanto en teatros como en cafés-teatro y cines de estreno, de sesiones numeradas o continuas, salas especiales y Filmoteca Nacional incluida, se ha convertido en un pecaso sexual —si el pecado sexual existiera todavía a la antigua usanza—, con aproximadamente unas ciento setenta obras en escena, de las cuales más de sesenta llevan título sugestivo del sexo, escenas cameras y «destape» a todo pasto. La profusión de películas eróticas es sólo comparable al atiborramiento de política en los periódicos o a la pornografía de ciertas revistas que se venden —desde hace, unos días más recatadamente— en los quioscos de Prensa. De patas en el infierno estaríamos todos si el ciudadano normal no viera con bastante tranquilidad y hasta casi con indiferencia la publicidad de cines y teatros —aunque algunos diarios incluyan esa publicidad en sus páginas colocando taparrabos o sujetadores de lápiz negro a cualquier tío o tía en porreta—, y si aquello de la draconiana clasificación moral de espectáculos no estuviera pasando & la historia, de forma que ya no quedan, en la consideración de la gente corrompida, películas toleradas ni gravemente peligrosas. Hasta los niños, de la mano de sus abuelos o de sus padres, andan por la calle y soportan —¿se les ha preguntado cómo?— los cartelones pornográficos de las puertas y fachadas de los cines o en las vallas publicitarias. ¡Ay, si a los grandes consiliarios de la Acción Católica de los años cuarenta y tantos se les ocurriera levantar la cabeza! Lo primero que harían, quizá, fuera canonizar a Rita Hayworth por aquello de «Gilda», y arrojar huevos podridos sobre las pantallas que hoy se llenan de las más audaces protuberancias torácicas femeninas y de otras regiones del cuerpo vetadas a las cámaras hasta hace cuatro días. Los huevos podridos se suplen ahora, en ciertos casos, por barras de hierro de los Guerrilleros de Cristo Rey y de la extrema derecha. SOLO UN REPORTAJE Naturalmente, este reportaje no es una crítica de cine o de teatro, que para esos menesteres hay en este periódico especialistas tan indiscutidos como Alfonso Sánchez, César Santos Fontenla y Pablo Corbalán. Estamos haciendo simplemente un reportaje, todo lo descriptivo y aséptico que sea posible. He aquí una lista, no exhaustiva, de películas y obras de teatro que, por su título sugestivo o por su contenido, han reducido la emigración privilegiada y ocasional de españoles que ya no van ni a Perpignan, ni a París, ni a Londres, para ver últimos tangos ni decamerones, aunque, según los exhibidores y productores de cine, el número de espectadores no ha crecido en las salas. «Enséñame tu... piscina». "Mi marido no funciona». "Viernes, día de libertad». «Una vez a la semana..., ¡sin fallar!». «Achúchame». "Sexorama». «Madrid, pecado mortal». "Cuarenta grados a la sombra de una sábana». «Una vez no basta». «Corrupción en el internado». «Homo Eroticus». "Zorrita Martínez». "La lozana andaluza». «El mirón». «Escándalo en la residencia». "El Eroticón». «Doctor, me gustan las mujeres, ¿es grave?». «Call-Girl». «La mujer es un "buen negocio». «Las primeras experiencias». «Erotika, exotika y psicopatika». «El adúltero». "Noches de cabaret». «¡Dios mío, cómo he caído tan bajo !». «El transexual». «El erotismo y la informática». «Camas blandas, batallas duras». «La mujer es cosa de hombres». «Cuando el amor es sólo sexo». «La carrera de una doncella». «¡Papá, ya no soy virgen!». «Corrupción de menores». «La mujer del cura». "Juicio de faldas». «Secretos, de un matrimonio». «La religiosa». "Delicias turcas». «El Decameron». «Verónica o el verano de mis trece años». «Historias verdísimas». «La noche de los maridos infieles». «Hair». "Idilio en la arena». «Casanova». «Clara es el precio». «Cuentos de las sábanas blancas». «Los ídolos también aman». «Madame Claude». «Mi hija Hildegart». "La nueva Marilyn». "Tres mujeres». «Una gota de sangre para morir amando». "Virgo, Tauro y Capricornio». Y más, quedan más películas. Pero quizá baste con esta muestra. La represión del sexo entre los individuos y la familia, en los libros y en los escenarios, ha ocasionado este desmadre de hoy, como ha traído películas del aire de «Caudillo», «Raza, el espíritu de Franco», «Canciones para después de una guerra», etc., en el cine político. GATO POR LIEBRE Otra nota que hemos de subrayar es la localización de los cines. En las grandes ciudades del mundo hay salas de cine pornográfico, pero la gente sabe a qué atenerse, sabe a qué va a esa sala y qué mercancía se exhibe en ella, sin que le den gato por liebre. Pero aquí no hay diferenciaciones, no hay enclaves portuarios para marineros recién arribados ni zonas barriobajeras para habituales de las «malas costumbres». La pornografía entra en los paquetes normales de las distribuidoras de películas y llegan indiferentemente a cualquier cine, a pesar de que ya no quedan aquellas hermosas salas con palcos, donde millares de parejas españolas ejercieron todas las artes del «masaje». Algo así como pasa con la prostitución, aunque ésta tenga barrios más localizados, como el de las callejeras por la plaza del Carmen; de sala, «chic», por Doctor Fleming; de sala barata, en la calle de la Ballesta; de jovencitas de postín y desengañadas maduras, en los apartamentos de la calle de Orense o en varios «meublées» y moteles de las afueras de Madrid, aparte de las «masajistas» que anuncian algunos diarios matutinos o ciertas revistas semanales del ocio, señalando precios y demás. COMERCIO SUBTERRÁNEO Otra via nueva del cine pornográfico y erótico se encuentra en un comercio subterráneo de películas de exhibición privada, exclusiva de reunionés «progrès» de amigos, con alcoba cercana. Antes, cuando alguien salía al extranjero, se le encargaba un ejemplar de «Play Boy», de «Luí» o de otras revistas de las que ahora, en castellano, estamos bien abastecidos; pero hoy se encargan películas super 8 color, de las que se venden en las «sexy shops», que de esas tiendas todavía no tenemos aquí. La cartelera de espectáculos de Madrid, en estos días en los que parece que la Iglesia ha bajado la guardia o ha montado dispositivos menos anatematizantes, brinda ocasiones para el pecado sexual a diestro y siniestro, al menos para los que algún día nos dijeron que era pecado. Los meteos de besos ya ni los miraria la censura, si la hubiera. Eso de los besos, por lo que se está viendo, son pecados veniales o menores de la fiesta, valores de cotización baja en la bolsa alcista de la desatada pornografía española.