El presidente no está solo ABC. 14/06/1975. Pág. 3. Párrafos 7. ABC. SÁBADO 14 DE JUNIO DE 1975. PAG. 3. EL PRESIDENTE NO ESTA SOLO La patética soledad en la que reza en nuestra foto de portada el presidente Carlos Arias refleja el testimonio de un emocionante momento de tristeza, de humana reflexión quizá ante la muerte. Únicamente a esto se limita el_ testimonio, porque en la realidad política que cuenta, el presidente Arias no está solo. Ni siquiera estaba solo en su rezo porque, en espíritu, se agrupaban en torno suyo, (...) nmovidos con él, muchos españoles. (...) la confusión política que enturbia el panorama actual, que desvía la rectitud de algunos criterios normalmente ecuánimes y que resulta fertilísimo campo para el florecimiento, de los rumores más alucinantes y de las elucubraciones más disparatadas, solamente empieza a quedar claro un dato esencial: la opinión pública en su absoluta mayoría está con el presidente Arias. Con él y con sus propósitos, tan claramente anunciados como convenientemente repetidos, que dan sentido y proyección de futuro a su política. Vivimos la impensable paradoja, de un tiempo a esta parte, de ver colmado de auténtica representatividad al Gobierno, al Poder ejecutivo, precisamente porque ha captado las aspiraciones populares y trata de servirlas. Y mientras esto sucede en el área donde la representatividad ni juega ni es convocada, en el ámbito del Poder o función legislativa, en las Cámaras donde algún asiento tiene la representatividad, ésta se deteriora, se achica, merma, porque en ellas apenas encuentran espejo donde contemplarse los auténticos y legítimos —legítimos según los textos fundamentales— deseos del pueblo. El imperativo político más urgente de esta hora es reavivar el espíritu del 12 de febrero. Es continuar con tesón —que el respaldo popular existe— la apertura, la evolución dentro del sistema. Es caminar, sin perder paso, hacia el cambio con continuidad; nunca hacia la continuidad sin cambio. Y mucho menos permitir posibilidades favorables a la tragedia que sería para España un cambio sin continuidad; es decir, con ruptura y con trauma. O con locura y sin salida. El presidente Arias no está solo en este momento difícil. La mayoría se agrupa a su espalda, con clara conciencia de que a las espaldas de todos alcanzan el peso y la responsabilidad de seguir haciendo una digna historia de España.