Especial: Elecciones 82. Sección Nacional. Reporteros/La opinión de los corresponsales extranjeros. La situación española ante la OTAN y el Mercado Común no sufrirá variaciones El posible signo de una nueva mayoría no crea inquietud en Europa ABC. 14/10/1982. Pág. 34-35. Párrafos 14. Reporteros/ La opinión de los corresponsales extranjeros La situación española ante la OTAN y el Mercado Común no sufrirá variaciones El posible signo de una nueva mayoría no crea inquietud en Europa Europa mira a España en estas fechas con Interés redoblado ante la posibilidad det cambio político. Pero nadie cree, sinceramente, que la situación Interior española y, por extensión, sus relaciones con la CEE vayan a dar un giro espectacular. Al menos ésa es la idea que nos trasmitieron los corresponsales en Madrid de los principales periódicos europeos. En Estados Unidos estas elecciones generales pasan desapercibidas como otros tantos temas de política internacional. Tan sólo el descubrimiento de la intentona golpista o los atentados terroristas encuentran algún eco en los medios informativos norteamericanos. Sin embargo, allí parece notarse, en las instancias gubernamentales, una cierta preocupación ante tas consecuencias que pudiera traer para la situación militar occidental el posible cambio político español. Y en espera del 28 de octubre, tos periódicos y agencias de noticias extranjeros refuerzan sus medios por si saltara la sorpresa. Una constante en los periodistas consultados es que la situación general española no va a cambiar sensiblemente. «Los dos partidos a mi juicio en pugna, AP y PSOE, no darían sobresaltos en ningún país europeo: son absolutamente homologables con sus homónimos de Francia, Inglaterra y Alemania», comentaba Harry Debelius, corresponsal del «Herald Tribune» y del «USS Today». Incluso en el campo económico, termómetro especialmente sensible, los síntomas de alarma han sido tan escasos como poco significativos. «Sabemos que empresarios alemanes —decía Walter Haubrich, corresponsal del "Frankfurter Allgemeine"— han tratado el tema en algunas de sus reuniones. La Cámara de Comercio Hispano-Alemana invitó a unos coloquios a representantes del PSOE, con los que estudiaron, a grandes líneas, la política económica del programa socialista. Evidentemente preferirían una victoria conservadora, pero no les alarma la otra posibilidad. España tiene fama de ser un país que hace frente a sus compromisos económicos y goza de la confianza de tos inversores.» CAPITALIZAR EL CAMBIO Es probablemente en Alemania donde se sigue con mayor interés la campaña electoral. «Las razones son varias —apunta Haubrich—; los partidos políticos germanos apostaron desde un principio por la democracia española y de alguna manera se sienten un poco responsables de su marcha. Entre la opinión pública los líderes españoles son muy conocidos y algunos de ellos, como Suárez, González o Carrillo, han sido nombres de "primera página" durante largos períodos. Pero es que, además, un cambio de Gobierno en España podría ser capitalizado por las formaciones políticas de mi país. Para los socialdemócratas del SPD, que acaban de ser eliminados del Gobierno, la victoria del PSOE serviría como refuerzo de moral. Los cristíanodemócratas tienen dos alternativas: se beneficiarían de un triunfo conservador o, en caso contrario, deberán esperar un fracaso de la política económica del PSOE —como ha ocurrido en Francia— para demostrar la bondad de su opción.» En Francia, según la opinión del corresponsal de «Le Monde», Thierry Maliniak, el Gobierno Mitterrand espera que un triunfo socialista les aliviará «la presión conservadora». En estos momentos, el Ejecutivo galo se encuentra solo frente a los Gobiernos derechistas de Inglaterra, Alemania e Italia. «A pesar de que España no es miembro del Mercado Común y de que, por lo tanto, su apoyo tendría menos fuerza, la victoria del partido de Felipe González cubriría el vacío dejado por el SPD alemán. Pero fuera de la colaboración política, Thierry Maliniak no espera grandes variaciones en las relaciones bilaterales hispano-francesas. «De cara a la entrada de España en el Mercado Común —dice—, el Gobierno de Mitterrand mantendría su postura de oposición. Al fin y al cabo, esta postura viene dada por una serie de intereses económicos claramente definidos, a los que no afecta un cambio de Gobierno en cualquiera de los dos países. Tal vez se produciría una mayor fluidez en las negociaciones comunitarias, pero poco más.» CORRELIGIONARIOS, PERO MENOS Paolo Bugailli, corresponsal del «Corriere della Sera» de Milán, tampoco espera un cambio en la actitud francesa. «Los gatos tienen que proteger como sea su producción agrícola, especialmente en unos momentos en que los reveses económicos se ceban en ´su economía. Los italianos piensan que las relaciones de España con el resto de Europa no van a variar. Tampoco hay un temor respecto a la situación interior. La democracia en este país es ya irreversible por mucho que se polaricen las posturas. Además, los italianos no se impresionan por un cambio de Gobierno más o menos. Piense usted que allí se produce uno cada seis meses desde hace treinta años y no pasa absolutamente nada. España e Italia tienen muchas líneas de coincidencia y, en cierto modo, sus vidas discurren por caminos páratelos, aunque, eso sí, con diez años de diferencia. El único problema que yo veo es una agudización de la crisis económica causada por un reflejo de miedo al cambio. La fuga de capitales y la baja productividad hicieron estragos en mi país. Creo que aquí ocurrirá lo mismo, con el agravante de que nos hallamos en una época de ´Vacas flacas".» Paoto Bugialli cree que ese «miedo al cambio» de algunos sectores está totalmente injustificado. «El programa electoral del PSOE no puede ser más moderado. Temas claramente conflictivos como el de la nacionalización de las redes eléctricas se afrontaron en Italia hace años y con un partido demócrata- cristiano en el Poder. Incluso las nacionalizaciones anunciadas son más «suaves» que las que nosotros llevamos a cabo ¡y sin socialistas!» Thierry Maliniak opina que el cambio que pudiera traer el PSOE no tendría, ni mucho menos, el alcance del efectuado en Francia. «Su programa es socialdemócrata con el agravante de que el margen de maniobra económica es menor. La situación financiera española no tes va a permitir grandes experi- mentos.» En este sentido, Paolo Bugialli explicaba que lo «ideal» sería una victoria sin mayoría absoluta para el PSOE. «De esta forma se vería obligado a gobernar en coalición con partidos más hacia el centro y evitarían las presiones de unas "bases" que, en caso de triunfo absoluto, podrían exigir un auténtico plan de Gobierno socialista. Por otra parte, quedaría demostrado que en España puede existir una alternancia de poder sin traumas y se acabaría con el mito de que una "pasada por la izquierda" es la panacea.» Harry Debelius insistía también en el hecho de que un cambio de Gobierno —«a derecha o a izquierda»— no representa ningún trauma. «Yo me he encontrado con muchas personas asustadas por la polarización del voto. Pienso que es normal en un primer momento, pero, en realidad, to que es absolutamente normal es que se produzca esta polarización. Tras el cambio de régimen los españoles no quisieron alejarse de las posturas de centro y ello es, a mi juicio, la mayor lección de democracia que podían dar al resto del mundo libre. Pero ahora el sistema de libertades está garantizado y no hay peligro de enfrentamientos. Además, la polarización no es "extrema". ES DIFÍCIL SALIR DE LA OTAN El tema de un cambio de la postura española frente a la OTAN reunía la misma coincidencia de opiniones. Para Walter Haubrich «los partidos políticos alemanes creen que la adhesión de España al Tratado del Atlántico Norte es irreversible. Incluso sería mal visto que un nuevo Gobierno quisiera replantear el tema. Las obligaciones españolas con respecto a la defensa común de Europa occidental deben ser las mismas que las de tos demás países. Sin embargo, no se ve que vaya a haber grandes diferencias en las principales líneas de la política exterior». Thiérry Maliniak recordó que en un principio el ministro francés de Relaciones Exterio- Al Gobierno francés le interesa una victoria socialista para aliviar la presión conservadora de Inglaterra, Alemania e Italia res, Cheysson, expresó su opinión de que una España totalmente integrada en Europa beneficiaría a ambas. «Luego no ha vuelto a tocar el tema en un intento de no interferir en la política doméstica española. Lo que se ve claro es que la opción alternativa posible a un "sí", o un "no" a la OTAN, que fue la que siguió Francia, no tiene viabilidad. A nosotros nos obligó a dotarnos de una fuerza disuasiva nuclear para la que España no está capacitada ni económica ni industrialmente.» En Estados Unidos el Gobierno federal ya ha salido al paso ante los avisos de que el PSOE pudiera tratar de renegociar el tema de las bases americanas. «El Gobierno de mi país, dice Harry Debelius, no está dispuesto a renegociar otra vez las bases. Para ellos los acuerdos han sido firmados y piensan que si un nuevo Gobierno no quisiera respetarlos obraría de "mala fe" y en contra de los usos internacionales.» Thierry Maliniak indicó, finalmente, que es en las relaciones bilaterales con Estados Unidos donde pueden producirse los cambios más espectaculares. «En Europa los problemas que enfrentan a España con otros países, por ejemplo Francia, son de carácter económico y sus condicionantes sobreviven a los distintos partidos. El caso de Inglaterra, con Gibraltar, tampoco sufrirá variaciones. Pero con Estados Unidos hay unas relaciones políticas que sí son suscepti bles de transformación. Puede que se pro duzcan algunas tensiones porque, además de las bases y de la OTAN, los norteamericanos mantienen una estrategia global de enfrenta-miento con la Unión Soviética. Si España con un Gobierno de corte socialdemócrata, se acerca a países alejados de la órbita USA la tirantez serán inevitables.»— A. SEMPRUN GUILLEN. Fotos: Sánchez Martínez