Elecciones 82. Cansado, sin voz y pasado por agua, dice que los socialistas también ganarán en Galicia Felipe, en el imperio de Fraga Diario 16. 14/10/1982. Pág. 7. Párrafos 10. Cansado, sin voz y pasado por agua, dice que los socialistas también ganarán en Galicia Felipe, en el imperio de Fraga Se ha venido al país de los caciques, donde Fraga, Pío y Gómez Franqueira aposentan sus reales. Le han recibido con chaparrones y una meiga le ha robado la voz. Dice que esta vez Galicia también va a cambiar, pero no las tiene todas consigo. «David» Felipe se enfrenta, a cara de perro, con «Goliat» Fraga en su terreno. Donde la derecha pura manda más que nadie. Viga (Pontevedra): Alberto ANAUT, enviado especial Hotel Bahía de Vigo. Primer piso. Felipe come con los periodistas que le acompañan en su campaña elec- toral. Son las cuatro y media. Ana, su secretaria, entra en la sala y le dice algo en el oído al gobernador de la campaña. Julio Feo pide silencio: «Me acaban de decir que en la radio aseguran que Felipe no hablará esta tarde.» Felipe González, sentado en el extremo de la mesa, deja su mirada perdida y se le escapa una frase rotunda: «Esto es la leche.» Pacto único «Me gusta este hombre. No miente.» «De momento.» La conversación literal de dos gallegos a la salida del mitin de Orense deja las cosas en su sitio. El viaje de Felipe González al imperio de la derecha es una dura batalla. La bandera, en tos mítines; pero no hay que fiarse. «No todos los que estaban a/tí — me dice la señora que nos da de cenar a tos periodistas pasada (a medianoche— son socialistas. Ni mucho menos. No se fíe.» Se ha armado de valor. Ha tomado fuerzas, se lo ha pensado dos veces y aquí está. Felipe ha pasado he- roicamente por Galicia predicando una victoria socialista que aquí es casi imposible. «También vamos a ganar aquí.» El delirio de sus seguidores tiene más de fe ciega que de una fundada esperanza. «Esta es la tierra de Fra´ga.» La gente lo sabe. Será por eso, pero a Felipe su osadía de querer ganar hasta en Galicia se le va a poner cuesta arriba. Primero, las «meigas» de la derecha le han dejado sin voz. Le dio un chasquido la garganta en Toledo y aquí amenaza con terminar en un susurro. Moneo, el médico, está al borde del infarto. Se pasa los mítines lívido y haciéndole señas al líder para que corte. Y Carmen, su mujer, harta a reír y a decir: «Déjale, que te pones más nervioso.» Segundo obstáculo: la lluvia. Desde que aterrizó en Santiago de Compostela, Felipe ha tenido más nubes que claros. Debe haber sido cosa de Pío Cabanillas (o tal vez de Gómez Franqueira, que en esta campaña por el voto es aquí Dios y don Pío su profeta) en consenso con el ex ministro de Agricultura José Luis Alvarez. U otra cosa. El caso es que ha caído de lo lindo. Síndrome Pío Tercera jugada: la desmoralización. Sin la menor consideración al sueño del candidato, Manuel Fraga mandó ayer por la mañana a sus chicos con megáfonos desde las nueve de la mañana a dar la lata. María Ostiz se ha hinchado a cantar las venturas derechistas en los alrededores del hotel donde dormía Felipe, lo que sin duda ha obligado al líder socialista a meter, como buenamente ha podido, la cabeza debajo de la almohada. Felipe está obsesionado con Pío. «Es incombustible. Ha sido ministro de todo: Cultura, Presidencia, Justi- cia... Se lo digo de verdad —confesaba en un mitin —: si ganamos los socialistas, tengo mis dudas de si nos lo podremos quitar de encima. Es muy pequeñito, pero está en todas partes.» Los primeros rumores apuntan, tras esta confesión de Felipe, a que tal vez Pío tenga esperanzas de ser ministro sin cartera con Felipe, tras una sorprendente pirueta y un cursillo acelerado en Suresnes. Este ga- llego es capaz de todo. «David» Felipe sabe que enmedio de los montes de Galicia «Goliat» Fraga acecha. Se ha traído la coraza preparada, pero con tanto cacique como anda suelto no está claro el resultado. Tiene que luchar contra el aparato de control. «Para acabar con esto hay que saltarse a los intermediarios, que lo controlan todo, y llevar la Administración a todas partes. Porque aquí, hasta para cobrar una pensión hay alguien que se mete en medio y la controla.» Y es que aquí las cosas, naturalmente, están atadas y bien atadas. Gobierno Fraga «Estoy aterrado.» Felipe lo dice con humor, pero yo creo que es verdad. «¿Se imaginan ustedes un Gobierno Fraga con Carro Martínez en Presidencia? /Como en mil novecientos setenta y tres, con Carrero Blanco! Y Otero, en Educación. Y Alvarez, en Agricultura. Y Oscar Alzaga, y Herrero de Miñón...» Una especie de UCD bis, que, a fuerza de pensarlo, a Felipe le pone los pelos de punta. «Pero no van 3 ganar.»