ESCENAS POLÍTICAS
Radiografía del paciente
AHORA -ustedes ya lo verán, ya lo están viendo- los doctores de la política van
a coger el cuerpo electoral y le van a sacar radiografías decúbíto supino o
decúbito prono, o sea, panza arriba y panza abajo por el costado izquícrdo y por
el costado derecho, en la región brumosa de la Galicia emigrante y en la zona
gangrenosa de la Vasconia herida. Las muestras clínicas del «sí», del «no», del
voto en blanco. de la abstención técnica y del corta de mangas activó van a ser
colocadas bajo el microscopio de los jóvenes ramonesycajales de la sociología
política. A la fauna electoral ibérica se nos va a someter a observación, a
vivisección, a reconocimiento y a biopsia. Van a contar los glóbulos rojos de
nuestra sangre democrática, los glóbulos blancos de nuestras infecciones
extremistas, y van a diagnosticar las causas de este inesperado estreñimiento
votante del pueblo soberano.
Lo normal en estos casos es que los doctores no se pongan de acuerdo. Hay
síntomas que serán manipulados para justificar todos los pronosticos
posibles y para extender las recetas y las terapéuticas más diversas. desde la
homeopatía hasta la Intervención quirúrgica. Ya ha empezado la rueda, rueda, de
las afirmaciones de la propaganda y de los temas publicitarios. «Abrumadora
mayoría del SI». "El Sí gana al NO por 11 a 1». (Casi la mitad de los españoles
no aprobó la Constitución», «La Constitución, salvada por la Izquierda». "Lluvia
de síes sobre la Constitución". Y asi sucesivamente. Uno de los entretenimientos
más divertidos de la democracia es éste de los Juegos malabares que todos
hacen con los resultados electorales. Se les oye a esos doctores politicos y
todos han ganado: en cifras absolutas, en cifras relativas, en cifras
proporcionales, en cifras comparativas: o en cifras cabalísticas. En el trance
electoral de las democracias, las matemáticas dejan de ser una ciencia exacta
para convertirse en una ciencia mágica y oculta, en una múltiple sesión de
espiritismo donde los números cuentan su vida de manera diferente, con una
fantástica desfachatez. Una cosa, al menos, está clara. Que los españoles del
"sí" han aplastado electoralmente a los españoles del «no». La ultradererha que
no Quiere Constitución, la ultraizquierda que quiere Revolución y 1os
separatistas que quieren la desintegración, no suman todos ellos una cifra
electoralmente relevante. Y oirá: que más de la mitad de los españoles
con derecho a votó han aprobado expresamente la Constitución, Y la
tercera: que es inevitable en este país la existencia de un cierto número de
españoles cachondos o despistados, o sea. esos del voto nulo: esos, que ponen en
la papeleta el «que te zurzan», «yo voto por la Nadiuska", «digo que sí porque
mi suegra dice que no». «Felipe, capullo, quiero un hijo tuyo». «lo
que haya votado Pirri». y algunas referencias a la buena marcha del vientre del
votante. a la retambufa de algún politico en candelero y a los cuernos del
alcalde o de don Perengano. Los votos nulos de los españoles no deberían ser
quemadas, Habría que enviarlos al archivo de Simancas. Son como los vestigios
eternos de la España que está en los relieves de la silleria de los trascoros,
en los anónimos de todos los siglos, en los cuentos atribuidos a Quevedo. en
las guasas de Goya, en las burlas de Solana, en los personajes de Cela y en
las paredes de los retretes del pueblo.
Aqui el pastel al que van a acudir todas las moscas politicas está en ese 33 por
100 de abstenciones y en esos desconcertantes votos en blanco, casi la mitad de
los votos expresamente negativos. Tengo para mí que entre esos misteriosos votos
en blanco habrá muchos que sean «votos devotos», algo asi como «votos de
religión". Son votos de los católicos con 1a empanada mental sobre si la
Constitución es atea, divorcista y abortista, o es todo lo contrario. Son votos
que están a medío camino entre el tirón de don Marcelo y sus ocho obispos y la
Conferencia episcopal. En la duda abstente, dice la moral. Y el pobre creyente,
acostumbrado al dogma y a la palabra única de la Iglesia, se ha abstenido,
aunque cumpliendo el deber democrático de votar. Y también entre ellos habrá
votos que no vayan contra la Constitución, sino contra la inseguridad de que la
Constitución vaya a arreglar lo que ellos quieren que se arregle. «Pero la
Constitución ¿va a servir para que no maten más guardias o para remediar lo del
paro?». (Pues, hombre, eso. asi...» «Bueno, pues yo no digo ni que si ni que
no.» Son votos como de Tona y Mihura, del «todo lo contrario». Son votos de las
condenados por desconfiados o de las virgenes tontas.
La madre del Cordero está en las abstenciones. En esto tampoco hay que exagerar.
En las dictaduras votan hasta los muertos. Y en las democracias se deja en
libertad de votar, y hay que contar con un tanto por ciento de noctívagos, de
Indispuestos, de perezosos, de despistados, de Indiferentes y de pasotas. A esos
hay que añadir los que estan Inscritos en el censo, pero andan per ahí, por Dios
sabe dónde. Y los que dicen «que vote su padre», que no se sabe bien si quieren
decir el padre de ellos a el padre de nosotros o el padre de la criatura. Hay
otras, como esos que na han Ido a votar en el País Vasco, porque votar allí
requiere muchos, demasiados, requisitos: no ser del P. N. V, que te dejen votar,
ser maketo, o ser héroe, o seru nn ciudadano como una catedral. Y aun hay que
agregar a los que dicen que eso de la Constitución ya lo ha hecho el consenso y
que ya se lo han amasado entre don Fernando Abril y don Alfonso Guerra, y que,
como todo el mundo va a decir que sí, que lo digan los otros. Y que además está
lloviendo, Llueve sobre la ciudad como llueve sobre la Constitución. También es
casualidad, hombre, que se haya acabado, precisamente en el día de la
Constitucion. «1a pertinaz sequía".
Y luego ¡qué cosas han dicho de la Constitución! Nunca llueve a gusto de todos,
pero en Una Constitución, para que dure, tiene que llover a gusto de nadie. Y
siempre hay algo que a uno no le gusta en la Constitución. A mí tampoco. Y
siempre hay algo que uno quiere que diga la Constitución. y la Constitución no
lo dice, Y el «sí. pero...» de la derecha. Y ese "sí" de parte de la izquierda.
que no era un si de esperanza, sino un "sí" de revancha, de desquite. de borrón.
Hay gentes sencillas que cuando le dicen que se va a echar un borrón sobre algo,
lo primero que piensa es que se va a acabar lo bueno y que va a empeorar lo
malo. Habíamos quedado en que ésta era una Constitución contra nadie, y algunos
han querido hacer de ella una Constitución contra los muertos. Era mejor decir
que es para los vivos y para los que vivirán después de que nosotros hayamos
marchado para siempre del censo electoral. Y habrían dicho algunos: "Pues sí no
es verdad que es de todos. si es sólo de ellos, que la voten ellos» Y
efectivamente, ahora éstos dirán que sólo la hemos votado nosotros".-Jaime CAMP
MANY