13 enero
jueves
Cuanto se haga por conocer la estructura económica regional de España será poco para planteamientos
realistas de nuestro porvenir como nación. Juan Plaza Prieto elaboró para 1960 un Intento de clasificación
titulado .Regiones socioeconómicas españolas», que editó el Instituto Nacional de Industria. Se refería a
datos de 1960. Ahora, el «Boletín de Estadística Comercial e Industrial», que edita la Cámara Oficial de
Comercio e Industria de Madrid, ha seguido sus pasos y sucesivamente en los números 67-68, 69-70, y
ahora en el 71-72, correspondiente a enero-abril de 1978. que acaba de llegar a mis manos, actualiza todo
este viejo esfuerzo. El título es un tanto engañoso, porque el epígrafe «Evolución económica de la Región
Centro en el período 1960-1973» no se reduce sólo a ésta, sino que abarca toda España.
Antes de ios elogios, las críticas. En primer término, las reglones se separan en demasía de los sustratos
históricos y culturales, y tales consolidaciones van, por ello, a ser de poca utilidad para la dirección de
nuestra política económica. Con todos los respetos, no me convence que se elimine Almería de Andalucía
y pase a una rara región de Levante que abarca, además, él Reino de Valencia íntegro, y la -provincia de
Murcia. Esto nos plantea la secesión de Albacete de Murcia y su inclusión, supongo que a través de la
Mancha, en la Región Centro, que engloba también a Soria. Puestos a construir estructuras no históricas,
deberíamos incluir a Soria en Aragón. Claro que esto se explica en la página 6 que no se debe a criterio
científico alguno, sino a una asociación voluntaria de las Cámaras Oficiales de Comercio e Industria de
Castilla la Nueva, Albacete. Avila, Segovia y Soria. Esto, naturalmente, repercute también en la Reglón
del Duero.
Otra extraña Región es la denominada Cantábrica. Comienza en Asturias, segregada de León que pasa al
Duero, con lo que estoy poco conforme, y estarían aún menos los que, como señaló Sánchez Albornoz,
discrepaban por decir «Castilla» y «portilla», en vez dé «Castiella» y «portiella». Además de Asturias,
engloba a Santander, .toda Euskalerría, Navarra incluida, y entra en la Rioja, con Logroño. Demasiado
confuso todo.
Jaime el Conquistador se habrá alegrado ai ver dentro de Cataluña a Baleares. Claro es que la dinastía de
los Reyes de Mallorca con lo que relacionaba a esta isla era con Montpeller y Carlades, y en más escasa
medida con Barcelona, a la que reconocía el título, sin embargo, de «Cap I Casal». Existen tesis claras
como las de Porcel o Meliá, pero en Palma de Mallorca yo roe he encontrado con «turmedistas» feroces
qué no quieren saber nada de esta vinculación. Por otro lado, no tiene mucho sentido si hemos unido el
Reino de Valencia con dos provincias de fuerte raigambre castellana: Almería y Murcia.
Exclusivamente no critico el caso de Extremadura. Canarias, Galicia y Aragón.
Otra cuestión que no me convence es el cálculo de los índices de potencial provincial. Si le llamamos a
este PP2
ID id 1+ id 2 + id 3 ....+ id n
Pp=-------:------------n------------------------------- X 100
ID
siendo lo el índice de desarrollo de la provincia cuyo índice de potencial se trata de
calcular e id1, id2, id3.....idn, los índices de desarrollo de las provincias limítrofes se trata de una simple
trasposición del «índice de potencial regional», pero esto es erróneo. El .límite entre las regiones es claro
y tiene sentido, salvo en el caso de Canarias, donde ignoro qué «regiones colindantes» (página 4) se
incluyeron para calcular el «Potencial regional de desarrollo» de la página 25. Si fueron todas las regiones
españolas, todas entonces deberían entrar en «todos» los cálculos. Y si vuelvo a ios límites provinciales,
¿se incluye o no Badajoz como limítrofe de Toledo, o a Granada y Albacete.
En todo caso, no veo claro que Canarias y Cataluña registren una evolución positiva en el tiempo de sus
índices de potencial regional. El tratamiento estadístico que se ofrece me parece muy tosco. No quiero
decir con esto que no sea cierto lo que se dice; sí, que no tiene sentido el afirmarlo con el fundamento con
que se efectúa. Si todo lo que se hace es comparar 1960 con 1973, como parece en la página 17, la
estadística alza su critica clamorosamente en contra.
Finalmente, en tos índices de desarrollo sorprende la discrepancia de los de Canarias respecto a los
restantes de España. Creo se debe a que se definen tales índices de desarrollo (pág. 4) como «la media
geométrica de los niveles de renta personal y territorial».Pero bien sabemos los economistas que uno de
los defectos de la media geométrica es la enorme influencia que en ella suponen los números muy
pequeños. Si observamos los datos de regiones y provincias en las páginas. .77-90, se observa el fuerte
contraste que tienen los ingresos por habitante y por kilómetro cuadrado. Todo cuidado con te
interpretación de estos índices será, pues, pequeño.
Dejemos ya estas observaciones y vayamos a una serie de datos.
En indices de desarrollo van por encima de la media nacional y para el periodo 1960-73 las regiones
Centro —desde 1962—, Canarias, Cantabria, Cataluña y Levante.
Muy interesante es saber también la relación de las provincias con índice de desarrollo superior a la media
nacional, y años en que sucede; se presenta por orden regional (1):
De aquí se desprenden las que podríamos llamar islas sistemáticas del desarrollo». Aparte de Canarias, lo
son Madrid, Pontevedra, Vizcaya, Guipúzcoa, Santander, Oviedo, Barcelona, Tarragona, Gerona,
Baleares, Valencia y Alicante. Todas costeras, salvo el caso de Madrid.
He aquí, pues, un discutible pero necesarísimo trabajo, que señala una senda a seguir por muchas otras
entidades.