El termómetro de Jordi Pujol
«SI en Santa Coloma subimos tres puntos, aunque quedemos más bien abajo, me puedo ir a la cama
tranquilo», me dijo el otro día Jordi Pujol.
Para tener una idea un poco exacta, un poco cuantif¡cable, de por dónde iban las cosas, apenas he visto
resultados de Santa Coloma he buscado los del año pasado.
Una comparación, muy ar-tesana y a ojo buen cubero —o de cubero mediano- me da en las municipales
Convergencia i Unió sacó como un 7 por ciento; ahora va por el 12,7.
Los tres puntos necesarios para irse a la cama satisfecho han quedado ampliamente rebasados. Con cinco
o seis puntos más que la otra vez, imagino que la euforia del triunfo no permite dormir.
A la hora en que escribo, con la subida de Convergencia, el victorioso codo a codo con los socialistas que
bajan, y la subida de Esquerra, parece claro que el electorado catalán apunta al centro-izquierda. Puede
haber fácilmente mayoría para una política entre nacionalista y socialde-mócrata: una política muy
catalana.
Siguiendo con el termómetro de Santa Coloma, veo que la otra vez los comunistas fueron en cabeza y
ahora los socialistas, y que Ceñírteles sigue igual o más bien baja. Parece que donde ha obtenido mejores
resultados ha sido en Tarragona y Llelda, seguramente influidas por el toque Suárez.
Han sido, como decía no hace muchos días en esta columna, unas elecciones a la catalana, esto es, unas
elecciones para el pacto. Era previsible y es estimulante que se busquen, encuentren y arbitren desde
ahora soluciones pactadas. La subida nacionalista y socialdemócrata puede vertebrar tales soluciones y
animar a los socialistas a proseguir -entren o no en el pacto- la evolución hacia un socialismo a la
europea, especialmente a esa parte de Europea en que precisamente se llaman socialdemócratas.
La Impresión que he tenido enseguida ha sido que Jordi Pujol, decididamente, no se iría a la cama.
La tarea de «aixecar Catalunya» ha empezado ya. Esperemos que encuentre en ella todas las asistencias
necesarias.
Lorenzo Gomls