URGE REGULAR LA CAMPAÑA ELECTORAL EN TELEVISIÓN
El próximo 8 de mayo finaliza el plazo para la presentación de candidaturas. A partir de esa fecha, la
campaña electoral, ya ahora iniciada, entrará en su fase de mayor intensidad, de ritmo más rápido.
Urge, por la cercanía del 8 de mayo, la definición y publicación de las normas que regularán la
comparecencia de los partidos políticos en los medios públicos de comunicación social —televisión y
radio—, y en el especial sector periodístico de la Prensa «institucional» (periódicos que eran del
Movimiento).
Debemos suponer que se tiene en estudio este importante aspecto de la concurrencial electoral; que la
Comisión interministerial te habrá atribuido la trascendencia que merece.
Pero insistimos en la urgencia con la que deben publicarse las normas, no sólo por el derecho ciudadano a
conocer esta regulación cuanto antes, sino también para evitar la sensación de la sorpresa; sensación que,
por cierto; han provocado últimamente otras muy comentadas decisiones.
Por supuesto, esperemos que estas normas no encierren discriminación ni privilegio. Y que su claridad no
abra camino alguno a interpretaciones conducentes a tales resultados. Deberán ser, en suma, equitativas.
Preferimos esta calificación a la igualitaria porque a la vista de la gran multiplicación de partidos, grupos
y subgrupos quizás resulte imposible, en la práctica, una simple igualación de todos.
Ahora bien, nuestra matízación —recordando que la equidad atribuye a cada uno lo suyo— no abona, en
supuesto alguno, ni directa ni indirectamente, que nadie tenga particular y diferente acogida en los medios
públicos de comunicación social. Sin simple tratamiento igualitario, también se puede regular con
objetividad y con justicia.
En cualquier caso, las diferencias normales, legítimas, democráticas, se establecerán en la campaña
electoral por las posiciones distintas de los medios de comunicación social privados. En este aspecto, no
se puede discutir la particular opción partidista de cada uno, de cada periódico. De otro modo,
regresaríamos a la dictatorial uniformidad de las peculiarísimas elecciones de antes.
Normas, pues, resumiendo, claras y equitativas, justas. Y urgencia, urgencia impulsando su publicación.
Cuanto antes sé definan todas las reglas del juego, mejor. Más aún si se considera que el calendario de la
campaña electoral no peca de largo, precisamente;