Cristianos por la escuela pública
Las comunidades, cristianas populares de Madrid consideran que quienes apoyan con más fuerza la
coexistencia de escuelas públicas y privadas son los grupos que representan los intereses del capital,
según publica el órgano de dichas comunidades en el número de este mes.
Las comunidades, que manifestaron recientemente su discrepancia con los planteamientos de la
Federación Católica de Asociaciones de Padres de Familia y. Padres de Alumnos sobre la libertad de
enseñanza y reivindicaron otros enfoques desde una perspectiva cristiana, creen que los defensores de la
escuela privada "entienden la enseñanza como un producto venal" y que "hoy están empeñados en
mantener a toda costa su parcela de poder ideológico como forma As reproducción clasista".
Respecto al derecho de los padres de familia a elegir la educación de sus hijos, derecho en 61 que
insistieron los padres de familia católicos, así como otras asociaciones, durante la concentración que tuvo
lugar en el Palacio de Deportes de Madrid, en la primera semana de diciembre, el editorial del boletín
"Comunidades cristianas populares" se pregunta: "¿El espacio de libertad de los padres no quedaría
cubierto con la participación de los mismos en la gestión democrática dé los centros donde estudian sus
hijos?"
Las comunidades cristianas expresan en su publicación el temor de que los centros de enseñanza "se
conviertan en reinos de taifas, con propiedad ideológica de cada grupo", lo que, según ellas, supondría
regresar a épocas de totalitarismo y empobrecimiento cultural.
La participación Asi Estado en la definición del modelo educativo debe ser fijada tras un debate público.
En cualquier caso, las competencias del Estado deben dirigirse hacia un servicio mejor y universal al
pueblo, según las comunidades cristianas populares de Madrid.
"Al poner toda la carne en el asador en la defensa de .la escuela confesional que transmita una concepción
cristiana de la vida, en muchas ocasiones la Iglesia ha descuidado los cauces catequéticos que le brindaba
como propios la comunidad cristiana", continúa el editorial del órgano de" las comunidades. "Porque la
experiencia ha demostrado que cuando se ha defendido institucionalmente la concepción cristiana de la
vida y el derecho a educar de acuerdo con esa forma de ver la vida, se ha ofrecido con frecuencia una
educación alejada de la realidad, recortada, en pugna con los valores de la modernidad y como freno a las
transformaciones científicas, políticas, culturales, económicas y sociales."
Las comunidades cristianas se preguntan, por último, hasta qué punto los centros confesionales están
dispuestos a aceptar la gestión democrática de padres, profesores y alumnos y apoyar el pluralismo
ideológico en su seno.